La Argentina es uno de los países con mejor status sanitario en producción porcina del mundo, según un análisis realizado por Juan Uccelli, consultor del sector porcino, que concluye que el proyecto de inversión china en la cadena del cerdo nacional podría ser una oportunidad para cambiar la matriz productiva histórica del país.
El informe responde a varios de los comentarios expresados en redes sociales, donde muchos mostraron su sospecha por el impacto sanitario y ambiental que podría tener el proyecto, de llevarse a cabo. Si el proyecto se materializara, se espera que la cantidad de madres aumente de 395.000 (el número aproximado actual) a casi 700.000, mediante la instalación de 300.000 madres a lo largo de seis años. Esto supondría una inversión china de hasta 4800 millones de dólares en ese mismo lapso.
Las preocupaciones que surgieron fueron alrededor de la idea de que, si se realiza en malas condiciones sanitarias, la producción de carne puede aumentar el riesgo del surgimiento de enfermedades zoonóticas. En ese sentido, a la afirmación sobre la excelencia de la normativa sanitaria del país, conseguida por el trabajo conjunto entre el Senasa y el sector privado, Uccelli agregó que el uso de antibióticos es eventual y se realiza bajo las normativas del Senasa y con prescripción del médico veterinario de la granja.
Asimismo, el consultor explicó que el sector está trabajando con la entidad sanitaria nacional para adecuarse a las normativas de "One Health" (una salud), propuestas por la Organización Mundial de la Salud y la Food and Agriculture Organization (FAO). También se asegura que los animales que sea necesario incorporar desde terceros países no vendrán de China (ni de ningún país con casos de peste porcina africana o peste porcina clásica) y realizarán una cuarentena controlada por el Senasa para garantizar que no sean portadores de ninguna enfermedad.
Respecto del impacto ambiental y social del aumento de la producción de carne porcina, Uccelli señaló que "los efluentes de la producción son tratados de acuerdo a las normas nacionales y provinciales y utilizados en su mayoría como fertirriego, disminuyendo la necesidad del agregado de fertilizante a los suelos y en algunos casos la producción de biogás para la generación de energía eléctrica".
Además, Uccelli aseguró que el aumento en la producción implicaría un consumo del 6% del maíz y el 2% de la soja que ya se produce en el país y que "en ningún momento se pretende deforestar absolutamente nada, sino darle valor a lo que ya producimos".
El consultor indicó también que el proyecto contempla la federalización de la cadena, mediante la instalación de los 20 núcleos necesarios "en zonas no tradicionales y aptas para tal fin" y que los mismos interactúen con los productores locales para mejorar la genética y facilitar la faena.
Otra preocupación evidenciada en redes sociales por el proyecto era la cuestión del bienestar animal. Según Uccelli, el bienestar de los cerdos no es una imposición sino un medio necesario para los productores que buscan los mejores resultados posibles. Con esto en mente, las instalaciones están diseñadas para evitar el hacinamiento, permitir el fácil acceso al agua y el alimento, y la separación de "zonas limpias" para el descanso de los animales.
LA NACIONTemas
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