Aapresid y Syngenta dieron a conocer los primeros resultados de un relevamiento que indica que las tierras agricolas se encuentran a solo el 46% de su capacidad de secuestro de carbono orgánico del suelo (COS)
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ROSARIO.- En medio de los desafíos que plantea el cambio climático y la creciente necesidad de adoptar prácticas sustentables, la capacidad de los suelos para capturar carbono puede desempeñar un papel crucial en la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero y en el mantenimiento del equilibrio ambiental. En este contexto, Aapresid y Syngenta presentaron los primeros resultados de un mapa de brechas que revela el potencial de captura de carbono en los suelos agrícolas argentinos.
Estos mapas ilustran las diferencias entre los niveles actuales de carbono orgánico que los suelos agrícolas retienen y los alcanzables y potenciales para cada región. Además, demuestran cómo la adopción generalizada de prácticas como la siembra directa, las rotaciones de cultivos y los cultivos de servicio podrían permitir el aumento de esa captura.
Uno de los hallazgos más significativos es que, en promedio, los suelos de las tierras agrícolas en todo el país solo alcanzan el 46% de su capacidad máxima de captura de carbono orgánico del suelo (COS).
“Una vez que estos mapas estén digitalizados, los productores podrán ubicarse en la región del país donde se encuentra su lote y conocer el promedio de reservas de carbono para esa zona. Esto les permitirá comparar esos datos con sus propias mediciones”, explicó Florencia Moresco, de la Asociación Argentina de Productores en Siembra Directa (Aapresid), al presentar los primeros resultados durante el XXXI Congreso de la institución.
Moresco explicó que el mapa de carbono alcanzable refleja lo que ocurriría si todos los productores de todas las regiones agrícolas argentinas llevaran adelante manejos orientados al incremento del aporte de carbono en el suelo. Estas son las prácticas de siembra directa, incorporación de cultivos de cobertura, incorporación de al menos el 50% de maíz en la rotación y estrategias de nutrición balanceada con criterios de reposición de nutrientes. “Este es un potencial alcanzable real y productivamente viable porque ya hay productores que están usando estas prácticas”, aclaró.
En tanto, el mapa potencial muestra el nivel máximo de carbono que puede almacenar el suelo, dependiendo de factores como tipo de suelo, textura, profundidad.
Los suelos de las tierras agrícolas en todo el país solo alcanzan el 46% de su capacidad máxima de captura de carbono orgánico del suelo (COS)
Por otro lado, a partir de estos tres mapas, se calcularon las brechas de mejora que existen entre las reservas actuales y alcanzables, entre niveles alcanzables y potenciales, y entre niveles actuales y potenciales.
Según se depende de los mapas de las reservas totales de carbono actuales, en tierras agrícolas en los primeros 30 centímetros son de aproximadamente 53,5 toneladas por hectárea, equivalente a un 13% de las reservas totales de carbono del país. “Este mapa nos permite visualizar zonas donde están muy bien en carbono, por ejemplo en el sudeste de Buenos Aires, donde tienen un promedio de 100 toneladas por hectárea, mientras que algunas áreas, como el este de San Luis y el norte de La Pampa, tienen un stock menor”, dijo.
En cuanto al mapa de carbono alcanzable, los niveles promedio son de aproximadamente 63,95 toneladas de carbono por hectárea, un 19% más que los valores actuales.
“Dicho de otra manera, los niveles de stock de carbono que hay hoy en los suelos están en alrededor del 80% de su capacidad máxima o de saturación”, explicó.
Respecto al mapa potencial, en la pampa húmeda (centro sur de Santa Fe, este de Córdoba, norte de Buenos Aires) se pueden visualizar los máximos potenciales de carbono en zonas húmedas con alto contenido de arcilla. Este mapa muestra que los niveles potenciales promedio en tierras agrícolas están cercanos a 144,5 toneladas de carbono por hectárea, un 54% más que los valores actuales. “Hoy nuestras reservas de carbono están en un 46% de su potencial”, alertó.
En esa línea, la especialista mostró un mapa donde se podía visualizar las reservas actuales de carbono en comparación con las potenciales. Allí se observaba que hay zonas, como en el sudeste de Buenos Aires, donde los niveles actuales de carbono son muy altos y la brecha del potencial es muy corta, cercana al 85% a 90%. Mientras que en otras zonas, como el centro sur de Santa Fe y el norte de Buenos Aires, están muy por debajo de su potencial, con una brecha que comienza en torno al 80%.
En términos de brechas absolutas, hay una brecha total de 60,9 toneladas por hectárea, la cual explicó que se puede dividir en dos partes: una brecha de 10,45 toneladas por hectárea entre los niveles actuales y alcanzables y una de mayor magnitud, de aproximadamente 50,35 toneladas por hectárea, entre los niveles alcanzables y potenciales.
En términos de brechas relativas, la brecha total equivale al 54%. “Si todos los productores implementaran las prácticas mejoradoras mencionadas, los niveles de las reservas actuales estarían incrementándose en un 10%, llegando al 56% del potencial. No obstante, la brecha mayor, que es del 44%, implica la necesidad de reducir esa brecha mediante estrategias a mediano y largo plazo. Suponen empezar a pensar en cambios en el uso del suelo que quizás no se puedan implementar en todo el establecimiento, pero sí se debería empezar a pensar en algunos lotes en particular”, indicó.
Por último, explicó que el proyecto busca hacer que estos mapas estén disponibles para los usuarios a través de dispositivos móviles o computadoras. “Lo que se busca es que se puedan saber cuánto tienen en promedio de carbono en sus establecimientos, cuál es la brecha de mejora. También se proponen identificar prácticas específicas con mayor capacidad de secuestro de carbono para poder hacer recomendaciones zonales y específicas para cada región”, dijo.
Aclaró que esta es una primera versión en la que trabajaron solo en tierras agrícolas, pero en una segunda versión la idea es incorporar sistemas ganaderos para evaluar qué pasa con las brechas allí.
Durante la presentación estuvo Marcos Bradley, director general de Protección de Cultivos de Syngenta para Latinoamérica Sur, que manifestó: “La adopción masiva de prácticas como la siembra directa continua, rotaciones con gramíneas, cultivos de servicios y manejo balanceado de nutrientes ayudarían a cerrar la brecha entre lo actual y lo alcanzable. Esto representaría un incremento de 15-20% de los niveles de COS actuales, y permitirá mitigar más de la mitad de las emisiones ligadas a la agricultura”.
Por su parte, Marcelo Torres, presidente Aapresid, señaló: “Este proyecto que lideramos con Syngenta es muy importante, ya que nos permitirá saber dónde estamos parados en niveles de COS y a qué valores podemos aspirar en cada región. Pero, por otro lado, es clave para saber cómo ajustar estrategias para maximizar el secuestro en cada ambiente”.
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