La diputada por la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Mara Brawer (Frente de Todos) presentó un proyecto de ley para impulsar el cultivo y producción de cáñamo, una variedad de semilla que está prohibida en el país, ya que se la asocia con el cannabis. La iniciativa que, según mencionó la diputada, tiene el aval del Ministerio de Agricultura y del Instituto Nacional de Semillas (Inase) fue presentada ante la comisión de asesores de agricultura del recinto para análisis y evaluación.
"El cáñamo no tiene principios psicoactivos, no hay ningún punto en común con el cannabis. Es una subespecie que no produce THC (Tetrahidrocannabinol). Es muy bajo, de apenas 0,3% que se da por la radiación ultravioleta, por más que se use, no tiene ningún efecto psicotrópico en valores relativos al 1%", dijo la diputada. Según los especialistas, comentó, el THC es perceptible a partir 3% y es por ello que se necesitaría de la regulación de los entes nacionales para producirlo.
Según el documento que presentó en el recinto y que tiene el acompañamiento de varios bloques oficiales y de la oposición, la idea impulsar el desarrollo productivo del cáñamo, cáñamo industrial y hortícola y de sus producidos, en todo el país intentará darse en el marco de respeto por el "ambiente y con perspectiva inclusiva".
Esta variedad de semilla (cannabis sativa) recibe el nombre de cáñamo por la capacidad de su fibra, cuyos usos pueden ser diversos con destino a la industria nacional. Si bien en la Argentina está prohibida la producción y cultivo se importa desde Europa, Asia y Estados Unidos, y se la utiliza para potenciar la industria por su tejido fibroso.
"Toda la planta tiene distintas utilidades, desde los granos que se usan para disminuir el colesterol y sacar harinas que sirven como suplementos dietarios para personas mayores, a la cáscara de la semilla que es un abrasivo industrial y pasta ecológica de dientes, hasta el tallo y la raíz. Del tallo se puede hacer fibra textil, fibra larga para industrias y fibra de vidrio con el aserrín; también se pueden hacer proyectos de ladrillos para la construcción de vivienda y telas", enumeró la diputada.
El proyecto pretende que sean habilitadas todas las acciones tanto de sembrar, cultivar, cosechar, guardar, acopiar, almacenar, transportar, realizar extracciones, industrializar, comercializar, importar y exportar semillas y todas las partes de la planta de cáñamo, cáñamo industrial y hortícola, así como de sus extractos y producidos.
Una de las tareas que tendría que hacer tanto el Inase, el Ministerio de Agricultura y el Senasa es supervisar que la especie que se está plantando sea la autorizada por los organismos. "Todos los países que ya la producen tienen semillas certificadas con su propia regulación. En principio, se importarán las semillas desde Europa y el Inase regulará la importación de esta variedad y otras que tienen otra genética. Tendrá que supervisar la certificación de la semilla y la planta", señaló. A su vez, observó que sería el Ministerio de Agricultura que comanda Luis Basterra, quien supervisará la variación de los rayos ultravioletas y el clima en los sitios donde se vayan a autorizar estos cultivos.
"La idea es hacer la ley lo menos reglamentarista posible (en Diputados), para que ellos, (Inase, Senasa y Agricultura) se encarguen de hacer la regularización de la zona y todo lo que es el control de la producción. Eso se lo deja a los que saben", amplió. El viernes pasado se presentó el proyecto ante los asesores de la comisión de agricultura del recinto y, según adelantó la diputada, la iniciativa tiene el acompañamiento de bloques tanto oficialistas como opositores.
"La industria presentó interés por el proyecto, de hecho lo hice en diálogo con el Ministerio de Agricultura. Se usaría la variedad industrial y hortícola en esas especies", contó. "También me comuniqué con el Inase y me dijeron que están interesados en que salga está ley. La ley actual nuestra habla del cannabis, pero no diferencia a uno del otro", lanzó.
Según dijo la diputada, la iniciativa llegó a sus manos a partir de varias propuestas que le llegaron a su mesa, de alrededor de 20 productores que están interesados en la producción de esa variedad. "Se acercaron distintas personas a mi despacho y me enteré del enorme uso de esta planta. En una misma plantación tenés distintos agentes productivos, con la semilla, los tallos, las raíces por su gran poder de curación del suelo", detalló.
"De ninguna manera esta variedad puede ser considerada estupefaciente en los términos de la Ley Penal, ni del Sistema Internacional de Control y Fiscalización de dicha sustancia ya que el artículo 28, inciso 2°, de la Convención Única de 1961 sobre Estupefacientes de la ONU -que inaugura dicho sistema de fiscalización- excluye expresamente del control al uso industrial y no psicoactivo de la planta de cannabis", indica el proyecto de ley que tiene el aval de Carlos Selva (Frente de Todos), Daniela Vilar (Frente de Todos), Brenda Austin (UCR), Fabio Quetglas (UCR), entre otros.
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