La marcada volatilidad de los mercados de granos aumenta la exposición al riesgo de las empresas y obliga a un manejo muy profesional de la comercialización; será imprescindible el empleo de herramientas que permiten captar niveles de precios que garanticen la rentabilidad buscada
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En pocos días más comienza la siembra de maíz, girasol y soja en la región pampeana con interrogantes clave en el plano comercial. ¿Cómo se podrían asegurar altos precios para el momento en que se entregue la cosecha? ¿Con qué herramientas se puede eludir el riesgo intervención oficial en los mercados de granos luego de las elecciones generales? Son temas que pueden incidir muchísimo en el resultado económico final de las empresas agrícolas, de acuerdo al acierto o error en las decisiones que se tomen. En los siguientes párrafos se tratará de aproximar respuestas a estos interrogantes.
En primer lugar, es imprescindible entender que la decisión de captar un determinado precio de venta no es subalterna a la decisión de sembrar un determinado cultivo, sino que deben ir en paralelo. Corresponde decidir el esquema de siembras a partir del análisis de rentabilidades futuras, además de los planteos técnicos que determinan las proporciones de cada cultivo en la rotación. Esa es la visión que debe tener el empresario agropecuario moderno, ya que resulta tan importante ser eficiente productivamente como comercialmente.
Una campaña agrícola, entonces, comienza en la cabeza del empresario, al momento de determinar qué rentabilidad espera de su negocio y, en consecuencia, cuál es su precio objetivo para cada cultivo. A partir de ahí, debe identificar las oportunidades que le ofrece el mercado de capturarla.
Una herramienta útil para tal efecto es la plataforma Agbi (www.agbi.com.ar), donde se pueden observar los resultados económicos proyectados por zona y por cultivo considerando los precios que ofrece el mercado para la campaña 2021/22.
Saber aprovechar las oportunidades significa actuar en los momentos en que el mercado permite captar esa rentabilidad esperada y así optimizar la eficiencia comercial. Eso se logra operando en los mercados de futuros y opciones, que son herramientas de suma utilidad y que nadie debería desconocer.
Hay que recordar que el riesgo precio está magnificado en nuestro país, ya que no solamente está determinado por las distintas variables relacionadas con la oferta y demanda que interactúan local o internacionalmente, sino también por los vaivenes políticos y las decisiones del Gobierno, que muchas veces actúa con intervenciones carentes de racionalidad, que generan distorsiones altamente perjudiciales.
Mucha volatilidad en la campaña 2020/21
Si se hace un repaso, se puede decir que la campaña 2020/21 estuvo fuertemente marcada por la volatilidad. El empresario agrícola comenzó planificando su ciclo con precios objetivo de US$250/t para soja y US$140/t para maíz en la primavera de 2020. A finales de agosto de este año, el mercado ofrecía US$335/US$340/t por la oleaginosa y US$195/t por el cereal, lo que evidencia la volatilidad presente.
En el transcurso de la campaña diversos factores fueron impactando en las cotizaciones de los granos. Aparecieron nuevos actores demandantes de mercadería, como China concretando grandes compras de cereales. El clima y los actores especulativos también hicieron lo suyo y determinaron que los valores de los principales granos en Chicago tocaran los máximos históricos de los últimos 10 años. Brasil sufrió un recorte significativo en la producción de maíz de safrinha por sequía y heladas. En lo que respecta a los próximos meses, para Sudamérica las previsiones preliminares indican que podría repetirse otro año con un evento La Niña, lo que acentúa la incertidumbre productiva.
Planificar temprano la estrategia comercial 2021/22
La campaña 2021/22 no estará exenta de oscilaciones significativas en los precios. A finales de agosto, Estados Unidos estaba transitando el final de la etapa crítica para la definición del rendimiento de la soja y del maíz, con proyecciones de stocks muy ajustados para ambos cultivos, y con una demanda que se espera que continúe mostrando firmeza.
Por todo lo mencionado, se considera fundamental la planificación de una estrategia comercial de cara a la campaña 2021/22 acorde a esta situación en la que el mercado se encuentra tan volátil. Como se muestra en los gráficos, los valores futuros en el Matba-Rofex de la posición cosecha para la nueva campaña, tanto de soja como de maíz, se ubican dentro de los máximos históricos para esta fecha, y en muchos casos coinciden, o incluso superan, los precios objetivo de las empresas permitiendo capturar la rentabilidad esperada.
Claramente, este hecho debería servir como un disparador de ventas si se los compara con los valores registrados a igual momento de campañas anteriores. A partir de esta situación, muchas empresas locales ya comenzaron a realizar ventas y coberturas aprovechando los buenos precios futuros existentes.
Conceptualmente, es bueno recordar que aquellos productores que vayan a sembrar soja o maíz, en la medida en que se mantengan sin hacer nada -es decir sin vender ni cubrir la futura producción- consciente o inconscientemente mantienen una posición netamente alcista frente al mercado, pero totalmente expuestos al riesgo precio.
La pregunta que surge entonces es ¿por qué no sostener esa posición alcista, lo cual es absolutamente válido considerando que en un contexto tan volátil no hay que descartar futuras subas, pero reduciendo fuertemente el riesgo de un cambio de tendencia que lleve a caídas de precios?
En esa línea de ideas, resulta recomendable ir vendiendo a los precios que se ofrecen para las cotizaciones futuras -abril de 2022 para maíz o mayo de 2022 para soja- hasta alcanzar el 25/30% de la producción esperada y así cubrir todos los costos de la campaña. Para esto, la mejor alternativa resulta la venta forward, para asegurar un precio de venta que actuaría como piso si se acompañan esas ventas con la compra de opciones call.
La compra de call (otorga el derecho a comprar a un precio determinado) acompañando una venta ya realizada, tiene el objetivo de quedar abierto y tener la posibilidad de captar eventuales subas que se den en el mercado, para sumar esa ganancia a la venta previamente efectuada. Es decir que el precio de venta da cobertura, y el call comprado permite acompañar subas futuras.
Con la toda incertidumbre productiva por delante, más aún con pronósticos de La Niña, no sería conveniente avanzar mucho más allá de un 25/30% de ventas forward, que implican el compromiso de entrega física de mercadería.
Para cubrir el excedente de ese porcentaje de la producción esperada sin comprometer mercadería se puede recurrir a las opciones en el mercado de futuros. Puede ser con la compra de puts, que otorgan el derecho a vender a un precio determinado, lo que se constituye en un piso, pero sin tener techo si el mercado evoluciona en suba.
Otra posibilidad es el llamado “piso-techo”. Consiste en agregar, a la compra de puts, la venta de calls para que el costo de la cobertura resulte menor. Con esa combinación se genera una banda de valores dentro de la cual quedará el precio final de venta.
En todos los casos propuestos se asegura un precio mínimo y se permite captar todo precio superior a ese piso si el mercado evoluciona de manera alcista. Esto se logra cumpliendo con un único requisito: el pago de una prima. Por otro lado, todas estas herramientas de cobertura permiten eludir potenciales cierres de exportaciones o alguna otra intervención oficial en los mercados de granos.
Todo lo expresado puede resumirse dentro del concepto de ingeniería comercial, que se corresponde con la “construcción” inteligente del precio de venta, al aprovechar las oportunidades que ofrece un mercado volátil para capturar la rentabilidad objetivo, y al mismo tiempo, lograr altas coberturas que reduzcan el riesgo precio a su menor expresión.
El adecuado seguimiento de las cotizaciones y el conocimiento de las herramientas que emanan de los mercados de futuros y opciones, se corresponden con el manejo profesional de la comercialización al que todo empresario agropecuario moderno debería apuntar.
Los autores pertenecen a la consultora AZ-Group
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