Expertos advierten por un récord en la baja fijación de operaciones y presentan alternativas para quienes no tomaron posiciones comerciales
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La campaña agrícola del 2024 se encuentra cada vez más envuelta en un velo de incertidumbre. Durante los últimos dos meses, los precios de la soja y el maíz cayeron a nivel nacional e internacional, inicialmente impulsadas por la expectativa de grandes volúmenes de producción. Sin embargo, a finales de enero, se registra una leve recuperación debido a la disminución del optimismo en la cosecha nacional, impactada por altas temperaturas y bajas precipitaciones.
En este contexto, expertos consultados por LA NACION alertan sobre un récord histórico en la baja fijación de precios. La ampliación de la brecha, las expectativas a la baja, la débil demanda externa y las incertidumbres climáticas contribuyen a esta situación. Sumando trigo, maíz y soja, estiman que hasta mediados de la semana pasada aún estaban sin precio 19,8 millones de toneladas de la campaña 22/23 y 110,3 millones de toneladas de la campaña 2023/24. Frente a este panorama, los especialistas dieron recomendaciones y presentaron alternativas para los productores que aún no han tomado posiciones comerciales.
Según proyecta Carlos Pouiller, director de la consultora AZ-Group, el futuro presenta dos escenarios posibles: si la insuficiencia de lluvias persiste y los cultivos sufren recortes en el rendimiento, podría ser beneficioso esperar para comercializar la soja, ya que el mercado podría tomar una tendencia alcista. Por otro lado, si las precipitaciones se normalizan y las estimaciones de producción se mantienen en el orden de 48 a 50 millones de toneladas es “improbable” que los precios actuales se sostengan para la época de cosecha, alrededor de US$290 por tonelada.
En ese sentido, detalló que a fin de enero solo había 5,1 millones de toneladas comprometidos por parte de los productores de soja y a solo 610.000 toneladas (1,2% de la cosecha probable) se les ha puesto precio. Esta escasa comercialización de la producción 2023/24 es récord histórico en cuanto a la baja fijación de precios. Tiene mucho que ver con la tendencia bajista del mismo, que se fue alejando de los valores objetivos de las empresas, sumado a las incertidumbres macroeconómicas.
Hacia adelante, si el régimen hídrico estival se equilibra “es muy probable que se genere una concentración de oferta en abril-mayo y que el premio que hoy paga la demanda tienda a desaparecer”, advierte el profesional.
Mirando hacia el futuro, si el régimen hídrico estival se equilibra, Pouiller advierte que es probable que se genere una concentración de oferta en abril-mayo y que el premio actual pagado por la demanda tienda a desaparecer. En consecuencia, sugiere que los productores con cultivos en buenas condiciones podrían abandonar la actitud comercial conservadora y comenzar a “poner precio” a la soja futura, al menos, por una parte, de la cosecha esperada, siempre que el FAS teórico se mantenga por debajo del precio ofrecido por el mercado.
Además, se plantea otra opción estratégica de cobertura denominada “piso/techo” mediante el uso de dos opciones. Según Pouiller, esta combinación proporcionaría un piso seguro de venta y permitiría aprovechar posibles subidas.
Da como ejemplo que a principios de esta semana, se podía comprar un put de US$288 por tonelada pagando US$9 por tonelada de prima y lanzar un call de 316 cobrando US$4 por tonelada. Esta combinación, con un costo neto de US$5 por tonelada, asegura un piso de US$283 por tonelada, un valor a nivel del precio de paridad que podría pagar la industria, y también permitiría aprovechar un eventual rebote de precios hasta US$316 por tonelada.
La última alternativa sugerida por Pouiller para la soja que no es necesario vender a cosecha sería financiarse con la venta de otro grano y posicionarse en el mercado de futuros y opciones sobre la posición noviembre de 2024 del Matba, que actualmente muestra un pase positivo de aproximadamente US$14 la tonelada respecto del precio de mayo.
En línea con algunas de las indicaciones de Pouiller, Mónica Ortolani, de la consultora Tónica, destaca que, aunque el deterioro de los cultivos en la última semana es evidente y añade un matiz alcista al precio de los granos, sería recomendable para el productor, especialmente en el caso de la soja, tomar posición con los granos disponibles y convertirlos en otros activos para no perder poder de compra.
“Estimamos que la velocidad de la inflación superará a la velocidad de la devaluación y al aumento de precios de los granos, dado que los insumos y otros activos van a aumentar. Por lo tanto, la recomendación es que no se queden esperando un aumento de cotización. No hay que olvidar que, en la peor sequía, los granos no aumentaron todo lo que esperábamos”, explica.
Incluso señaló que el diferencial entre un maíz de cosecha abril y uno de julio es de 14 dólares menos en precio. “Por lo tanto, si el productor tiene maíz o soja, es recomendable que no demore las ventas esperando mayores aumentos de precio, ya que no creemos que aumenten mucho más o que sea un grano también precario, es decir, que se venda previamente para anticiparse a la próxima cosecha”.
En tanto, respecto a la producción de la próxima, recomienda cerrar precio en al menos un 20 o 30% de la cosecha. “Lo que está conteniendo la toma de posición es el diferencial entre el dólar exportador y el dólar oficial porque cuando hacen un forward y fijan precio, se liquida al tipo de cambio oficial, no es tipo de cambio exportador. Entonces el productor tiene miedo de cerrar posiciones”, expresó.
En rigor, aún tienen muy en la memoria lo que ocurrió con el trigo que cada 10.000 dólares perdió casi tres millones de pesos.
Las ventas están con “el freno de mano puesto”
Por otro lado, Javier Preciado Patiño, consultor y exsubsecretario de Mercados Agropecuarios, explicó las tres variables convergentes que mantienen actualmente al mercado “con el freno de mano puesto” en lo que venta.
Por un lado, la brecha cambiaria que se volvió a ampliar. “La brecha entre el dólar exportador (80% oficial/20% libre) vuelve a estar en el 30%, al igual que al momento del ballotage (mix 50/50)”, comenta.“Cuando la brecha se achicó a cerca de un 6%, las ventas se dispararon, pero ahora se volvieron a frenar”, agrega.
Además de que para el agro indica que la devaluación del 12 de diciembre “no fue del 118%, sino del 30%”.
“La expectativa del mercado, en principio, es de valores a la baja, con una demanda muy débil en el exterior, China comprando a un ritmo menor de lo que también se esperaba. Eso es un fundamento bajista para el mercado”, comenta.
También indica que influyó la intención del gobierno de elevar los derechos de exportación que afectaba porque “le quitaba previsibilidad a toda la cadena y ponía muy nervioso al productor”.
Además, sostiene que hay que evaluar qué pasará con el clima en Sudamérica y que se volvió a instalarse los cuestionamientos sobre si habrá alguna corrección en el tipo de cambio en el mes de marzo.
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