El Ministerio de Agricultura, junto a distintas organizaciones del campo, emitieron un documento de compromiso con el cuidado del medioambiente
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A días de la próxima cumbre sobre cambio climático en Glasgow, Escocia, en una declaración conjunta, el Ministerio de Agricultura y distintas entidades del agro reconocieron la importancia de un compromiso de todos los países, organismos internacionales, sector privado y sociedad civil para el logro de los objetivos plasmados en el Acuerdo de París, los Objetivos del Desarrollo Sostenible (ODS) de las Naciones Unidas y la Agenda 2030 por el cambio climático.
En este sentido, señalaron “que la agro-bio-industria es uno de los sectores productivos más afectados a nivel mundial por los efectos adversos del cambio climático, al tratarse de una industria a cielo abierto”.
Asimismo, dijeron: “Lejos de ser el problema, la agro-bio-industria es parte de la solución a los desafíos de sostenibilidad que nos presenta hoy la agenda internacional”.
“La Argentina es un actor profundamente comprometido en la lucha contra el cambio climático, siendo una parte activa de la Agenda 2030 así como del Acuerdo de París; se ha actualizado y presentado en diciembre de 2020 nuestra Segunda Contribución Nacionalmente Determinada (NDC). La misma, reduce un 26% el límite de las emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI) al 2030 en relación con la Comunicación de 2016 y establece el objetivo de neutralidad de carbono al 2050″, apuntaron.
En este contexto, explicaron que el sector no es ajeno a este proceso, ya que desde hace años viene implementando (tanto a nivel privado como oficial) iniciativas tendientes a fortalecer la adaptación del sistema productivo a los efectos del cambio climático así como a la intensificación sostenible de la producción.
“Reafirmamos nuestra visión de seguir fortaleciendo la sinergia público-privada así como continuar coordinando acciones con otros países y organismos internacionales con miradas afines”, sostuvieron.
Además de la cartera que conduce Julián Domínguez, participaron de la firma del documento el Consejo Federal Agropecuario (CFA), el Consejo Agroindustrial Argentino (CAA), Confederaciones Rurales Argentinas (CRA), Coninagro, la Sociedad Rural Argentina (SRA), Federación Agraria Argentina (FAA) y Aapresid, quienes consideraron de suma importancia “cristalizar en un instrumento común esta mirada compartida sobre los principios y valores que deben guiar en el accionar a nivel internacional”.
Entre los principios que acordaron está el compromiso con la sostenibilidad: “Reafirmamos nuestro compromiso de producir alimentos de forma sostenible, respetando el equilibrio entre los tres pilares: económico, social y ambiental”.
“Ninguno de ellos debe primar sobre el otro y deben sostenerse en el tiempo. El mundo necesita más y mejores alimentos, producidos de forma sostenible, y nuestro país y nuestra región pueden proveerlos de manera segura y sostenible”, dijeron.
Por otra parte, volvieron a recordar que los sistemas agro-bio-industriales son parte de la solución para el desafío de alimentar al mundo de forma sostenible y erradicar la pobreza.
“La Argentina viene trabajando de forma responsable en nuestra cadena desde hace varios años en pos de su sostenibilidad y estamos comprometidos por seguir trabajando activamente en este camino. Promovemos el uso de las bioenergías como parte de la solución”, detallaron.
En cuanto a la seguridad alimentaria, indicaron que nada de lo que hagan a futuro puede redundar en una menor producción de alimentos, “ya que la seguridad alimentaria es la prioridad y la producción sostenible se basa en la no afectación de los recursos futuros”.
Asimismo, reconocieron que el cambio climático “debe ser abordado de forma responsable y colaborativa”. Sin embargo, plantearon que no todos los países están en la misma situación ni tienen los mismos antecedentes.
“La Argentina es un país acreedor en términos ambientales. Existen países que tienen una responsabilidad histórica y actual por la degradación ambiental y, por ende, son esos los que deben liderar el proceso de mitigación, así como proveer los medios económicos para que otros se adapten”, aseguraron.
Como dato, dijeron que en el último inventario global del Banco Mundial (2018), “casi el 60% de los gases de efecto invernadero son emitidos por tan solo cinco países, mientras que la Argentina solo emitió el 0,7% del total”.
“La agro-bio-industria se ve fuertemente afectada por el cambio climático. Por eso, para países como Argentina, que tienen una baja participación en las emisiones globales, la prioridad pasa por la adaptación”, indicaron.
“Si bien nuestro país viene trabajando en la eficiencia de su sistema productivo para llegar a carbono neutro en el 2050, su baja incidencia global en este tema no modifica los efectos adversos del cambio climático y su afectación a los productores. Por esta razón en materia de agro-bio-industria nuestra prioridad es adaptarnos a fin de quitar vulnerabilidad a nuestro sistema productivo, solo de esta manera podremos seguir suministrando los alimentos que se necesitan”, añadieron.
Otro de los postulados fue que debe haber una transición justa. Indicaron que cualquier mejora que se tenga que implementar en nuestros sistemas productivos no debe dejar a nadie atrás, debe ser con todos adentro, sin exclusión social.
Medios de implementación
En el estudio se sostiene que países como la Argentina “deben contar con acceso efectivo a medios de financiamiento internacional, así como también a tecnologías adecuadas y accesibles, en el marco de las responsabilidades comunes pero diferenciadas (tal como fue previsto en Cumbres anteriores)”.
En cuanto a la innovación y nuevas tecnologías, graficaron que el sistema científico-tecnológico público y privado del país (junto con la región) “debe seguir demostrando de forma consistente que ofrece soluciones eficientes (adaptadas localmente) a los desafíos que presenta la sostenibilidad y los escenarios de vulnerabilidad productiva frente al flagelo del cambio climático, las cuales han sido adoptadas por el sector productivo”.
“No hay modelos únicos. Las soluciones deben adaptarse a las realidades locales, no deben ser impuestas, respetando el principio de universalidad de las diferencias”, aseguraron en el documento.
En relación con una ganadería sostenible, afirmaron que al ser extensiva “es altamente segura en términos sanitarios, eficiente en materia de bienestar animal y en términos ambientales”.
“Existe evidencia científica que demuestra que la captura y secuestro de carbono de nuestro sistema productivo de naturaleza extensivo-pastoril, compensa largamente las emisiones”, dijeron en el estudio.
En rigor, señalaron que además del “aporte del sector ganadero a la seguridad alimentaria, un consumo balanceado de proteína animal es bueno para la salud como fuente de nutrientes esenciales, que no pueden obtenerse fácilmente de las proteínas de origen vegetal”.
Comercio internacional
Para los firmantes de la declaración, “las distorsiones existentes en el sistema de comercio internacional (elevados aranceles de importación, subsidios y medidas para-arancelarias sin base científica que obstaculizan el desarrollo de la innovación y nuevas tecnologías aplicadas al sector) afectan la seguridad alimentaria, incrementan emisiones menos eficientes e impiden el normal desarrollo de nuestros países”.
“Debemos seguir trabajando junto a otros países afines en pos de una reforma que profundice el camino iniciado con la Ronda Uruguay del GATT, incorporando definitivamente a la agricultura en la OMC, sin discriminación respecto a otros sectores”, indicaron.
Pago por servicios ecosistémicos
Por último, coincidieron que la comunidad internacional, en el momento de discutir la implementación del artículo 6 del Acuerdo de París, “se debe un debate franco y profundo para concretar de forma urgente sistemas eficientes de cuantificación y capitalización de las externalidades positivas globales resultantes de los servicios ecosistémicos que se generan en los sistemas agropecuarios o forestales”.
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