Nuestro primer deber como ganaderos es comprender las razones que han provocado tan mala prensa en gran parte del mundo, respecto al rol de la ganadería bovina y su contribución al calentamiento global.
Deben respetarse todas las posiciones, y reconocer que las emisiones -particularmente de metano generado en la fermentación entérica- agregan gases de efecto invernadero a la atmósfera.
Sin embargo al analizar con detenimiento las mediciones llevadas a cabo por organismos internacionales, se advierten errores metodológicos y al menos una lectura prejuiciosa desde los países más desarrollados del hemisferio norte.
En términos cuantitativos, la emisión de carbono de la ganadería bovina es mínima en comparación con las emisiones industriales y todo lo relacionado a la utilización de los combustibles fósiles. La mejor prueba es la disminución de la polución producto de la obligada parálisis que provoca la pandemia actual en muchos países, mientras la ganadería continúa su evolución normal.
La ganadería genera millones de puestos de trabajo en todo el mundo, es creadora de riqueza y arraigo en zonas rurales, además de proveer un alimento de altísima calidad biológica aprovechando pastizales fibrosos, que no tendrían otro uso.
Hoy disponemos de herramientas como la medición de consumo residual que permiten seleccionar animales más eficientes.
Es indispensable que el sector, vital para nuestro país, genere información e investigación científica que permita modificar esa percepción por parte de reguladores gubernamentales, medios de comunicación y opinión pública en general.
Varios análisis preliminares permiten inferir que la actividad agrícola ganadera y la silvicultura en su conjunto, tal como se realiza aquí, es en realidad un aporte positivo al cambio climático, secuestrando más carbono que lo emitido. Demostrar este balance favorable en forma objetiva es el desafío.
Debemos promover más estudios integrales de largo plazo, para hacer valer la información científica en los paneles internacionales sobre cambio climático.
Sabemos hoy que en el balance de carbono los organismos internacionales solo contabilizan las emisiones de los bovinos, pero omiten la fijación que realizan los pastizales, base central de la alimentación de los bovinos en toda América Latina.
Con foco en esta agenda, el Foro Argentino de Genética Bovina (FAGB), realizará tres jornadas virtuales consecutivas, los viernes 12, 19 y 26 de junio, convocando a prestigiosos especialistas e Instituciones a presentar y debatir herramientas para demostrar que la ganadería bovina es en realidad un aporte a la solución del problema.
Expertos como el Dr. Ernesto Viglizzo, consultor del Conicet, el Dr. Aníbal Pordomigo, del INTA, el PhD. Gabriel Vázquez y José Lizzi, de Aacrea, Andrés Costamagna, del FAGB, Pablo Borrelli de Ovis 21, y Pablo Grilli, de Alianza del Pastizal, darán a conocer estudios y experiencias concretas de producción sustentable y amigable con el ambiente.
Además de los especialistas locales, se contará con la visión de otros países, como de la Federación de Ganaderos de Colombia (Fedegan), e incluso experiencias concretas en programas de carne carbono cero llevados adelante por el Embrapa en Brasil.
El autor es ingeniero agrónomo y presidente del FAGB
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