Como una burla del azar, fue una jornada demasiado oportuna para hablar de riesgo climático. Fuera de la Secretaría de Gobierno de Agroindustria de la Nación, el asfalto ardía en la avenida Paseo Colón. Según reportaba un televisor dentro de la dependencia, la placa roja anunciaba cerca de la 14, una sensación térmica de 45 grados. Fue uno de los días más agobiantes que se vivió en la Ciudad de Buenos Aires desde comienzos de año.
Dentro, en el microcine de la cartera, el Secretario de Agroindustria, Luis Miguel Etchevehere, presentó los resultados del trabajo sobre mapas de riesgo de déficit y excesos hídricos en los cultivos según escenarios de cambio climático". Lo hizo acompañado por su par de Ambiente y Desarrollo Sustentable de la Nación, Sergio Bergman.
"El cambio climático es una realidad: ante él contamos con acciones de mitigación y adaptación. Este tipo de análisis permite prever el impacto de políticas públicas tanto a nivel del país como a nivel regional. Es fundamental fortalecer los sistemas de información para que el productor pueda mejorar la gestión de los riesgos climáticos y que las empresas desarrollen instrumentos tecnológicos más útiles ante los nuevos escenarios", dijo Etchevehere.
Como adelantó LA NACION en el suplemento Campo semanas atrás, estos mapas permiten comparar niveles de riesgo en relación a la disponibilidad de agua para los cultivos de secano para el período 1980/2010 con los previstos para el futuro cercano (2015/2039), según dos escenarios de cambio climático, uno de emisiones moderadas de gases de efecto invernadero (RCP 4.5) y otro más extremo (RCP 8.5), con la tendencia actual de emisiones.
Inundaciones, sequías; inundaciones, sequías. El clima incierto marca la agenda de la actividad agropecuaria, cada vez con eventos más intensos. "Queremos producir de una manera amigable con el medio ambiente", recalcó Etchevehere.
"Hay diferentes caminos como el desarrollo de infraestructura, logística, estrategias de rotación de cultivos y anticipar desarrollos tecnológicos más útiles ante nuevos escenarios", señaló. El funcionario agregó que a partir de este lunes la cartera comenzó a publicar un inventario de gases invernaderos agropecuarios.
En tanto, Bergman recalcó: "tenemos que empezar certificar nuestra agricultura", y agregó: "hay una primera prioridad que es el desarrollo económico de nuestro país", pero recordó que "no puede ser a expensas de dañar el ambiente ni la salud de la gente por lo que necesitamos validar las buenas prácticas".
Por su parte, el subsecretario de Agricultura, Luis Urriza, explicó que "a partir de esta herramienta se podrán llevar a cabo políticas orientadas a la intensificación de las rotaciones y al empleo de cultivos de cobertura y de servicios, teniendo en cuenta los períodos de exceso de agua que son esperables en la pampa húmeda".
Algunos periodistas se abanicaban con papeles en la sala. "Esta es la realidad. Sabemos lo que está sucediendo: lluvias, inundaciones y sequías que no estaban previstas en ningún manual. Esto es importantísimo que llegue a la mayor cantidad de productores posibles para que puedan planificar", concluyó Etchevehere.
El ministro de Agroindustria de la provincia de Buenos Aires, Leonardo Sarquís, participó del encuentro en primera fila. En diálogo con LA NACION, explicó: "Me parece un excelente trabajo. Cualquier herramienta que sirva para disminuir la incertidumbre suma muchísimo. Las provincias tenemos una posibilidad muy buena de utilizarlo para sugerir y recomendar a nuestros productores y a toda la cadena agroindustrial lo que conviene hacer contra el cambio climático, que ninguno de nosotros puede manejar. Hay lugares que dentro de no mucho tiempo se va a tener que producir de una manera distinta".
En tanto, el Jefe de Gabinete de Agroindustria, Santiago del Solar, afirmó: "El objetivo fundamental es trabajar en una visión de Agroindustria en conjunto con Ambiente. Después, empezar a salir de ese escenario de incertidumbre a un escenario de riesgo en donde uno puede medir la probabilidades de lo que puede llegar a suceder. Es un trabajo muy largo pero hay muy buena información y el puntapié inicial está dado".
El trabajo
La Oficina de Riesgo Agropecuario, dependiente de la subsecretaría de Agricultura, monitorea desde hace varios años las reservas de agua en el suelo, mediante un modelo de balance hídrico (que incluye características de los suelos, las diferentes fechas de siembra de los cultivos y los requerimientos en cada fase productiva), con el cual se realizaron mapas de riesgo de déficit y excesos hídricos, que afectan a los principales cultivos (maíz, soja, trigo, girasol y algodón).
En la cartera informaron que el análisis de los cambios en el riesgo de cada cultivo permite establecer políticas de planificación territorial tendientes a aprovechar nuevas áreas con disminución de riesgos previstas e identificar otras prioritarias para promover técnicas de manejo de cultivos o variedades adaptadas a las condiciones futuras en aquellas donde el riesgo se prevé en aumento.
Para acceder a los mapas se puede ingresar al siguiente link.
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