Las caídas en el porcentaje de preñez van del 4% al 8%, según las regiones; en Corrientes, afectada por los incendios, van del 15 al 20%
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Los primeros tactos rectales luego del servicio de 2021 muestran resultados negativos comparados con los del año anterior. Las causas son conocidas: la sequía primaveral y los muy fuertes calores de diciembre-enero, que pulverizaron la oferta de forraje durante el periodo de entore.
Según cuenta Ignacio Iriarte, director de Informe Ganadero, en la provincia de Corrientes se observan caídas del 15-20% luego de dos años de sequía y de incendios, que han obligado a reducir drásticamente la carga animal por hectárea para adaptarse a la nueva receptividad de los campos de pastoreo.
En Concordia se están midiendo porcentajes de preñez del 81 versus 93 del ejercicio anterior. En Gral. Madariaga y Maipú han medido caídas del 8% respecto del año pasado, mientras que en otras áreas de la cuenca del Salado se redujo alrededor del 4% el porcentaje de preñez. En tanto, las vacas vacías flacas se están vendiendo fluidamente a 180-200$/kg.
Iriarte observa que “en muchos campos de cría había una carga muy alta por las menores necesidades de vender en un contexto de altos precios; por esa causa, las empresas están siendo más vulnerables a sequías o inundaciones”.
Mientras tanto, la zafra de terneros viene escalonada. “Es menos fluida que otros años por la incertidumbre macro reinante; muchos terneros van a recría en los propios campos, en vez de venderse recién destetados”, afirma el consultor. “Se carga lo necesario como para pagar cuentas y el resto queda para cubrirse de la inflación, porque se ve que el precio del ternero sube permanentemente: a comienzos de febrero el macho liviano cotizaba a 330$/kg y a principios de abril no baja de 380$/kg”, compara.
Estos precios son los más altos, en moneda constante, desde 1960 y determinan que el ternero tenga importante participación en el valor final del novillo. En los remates se ve que “en general, los terneros en venta son más livianos que los del año pasado, como consecuencia de la menor producción de forraje por la seca”, añade.
Iriarte, además, vaticina que la oferta de terneros y novillos gordos seguirá escaseando en 2022 y se enfrentará con una demanda firme de la exportación, cuyos precios aumentaron 35-40% respecto del año pasado, y con un consumo interno que no está dispuesto a reducir más la ingesta de carne vacuna.
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