Brasil estableció una medida pararancelaria para la importación de harina de trigo que podría afectar un negocio de exportación por 150 millones de dólares anuales de la industria molinera argentina.
El viernes pasado, el Ministerio de Agricultura de Brasil dispuso que las importaciones de harina ingresan en el régimen de licencias no automáticas, es decir, que los molinos brasileños que quieran adquirir mercadería en el exterior deben solicitar autorización del gobierno.
El principal mercado afectado por esa decisión es la Argentina que exporta a Brasil unas 500.000 toneladas anuales de harina.
"La Cancillería y los ministerios de Producción y Agricultura están al tanto de la situación, confiamos en que puedan resolverla en la cumbre del Mercosur", dijo a LA NACION Diego Cifarelli, presidente de la Federación Argentina de la Industria Molinera (FAIM).
De no haber cambios en la medida, las exportaciones argentinas de harina a Brasil podrían comenzar a retrasarse entre 15 y 20 días.
Según Cifarelli, la harina argentina no pone en riesgo las ventas de los molinos brasileños. "Apenas representan el 4% de lo que producen", informó. El presidente de la FAIM tampoco atribuyó la decisión a una cuestión de precio. "Esperemos que sea una cuestión técnica que se pueda dilucidar en los próximos días porque no estábamos teniendo problemas para exportar antes de esta medida", añadió Cifarelli.
"Hace muchísimos años que no había una decisión de este tipo porque tenemos un buen entendimiento con la industria brasileña", dijo el presidente de la FAIM. Además del Ministerio de Producción, el tema está siendo evaluado por el agregado agrícola de la embajada argentina en Brasil, Javier Dafourquet, y por el Ministerio de Agricultura.
La situación de la harina se suma a las tensiones por el comercio de trigo en el Mercosur a raíz del reciente otorgamiento de Brasil a Estados Unidos de una cuota sin arancel por 750.000 toneladas y una posible baja del arancel extra- Mercosur del cereal.