Un nuevo default en el sector, con el caso de la firma BLD, no solo está generando cierto nerviosismo e incertidumbre, sino que, además, resalta lo importante que es diferenciar con mayor profundidad quién es quién en el mercado para minimizar los riesgos de quedar atrapado con otras empresas que puedan entrar en cesación de pagos.
A lo largo de la historia, muchas organizaciones que fueron líderes en sus mercados terminaron mal, como Kodak y Blockbuster, y otros cayeron en default, con escándalos y fraudes incluídos, como Baring Brothers, Lehman o Madoff, y empresas como Enron, Worldcom u Odebrecht, todos emblemas de negocios que el mismo mercado idolatraba. Si bien las alarmas sonaban, pocos se animaban a pinchar el globo, porque al hacerlo también perdían negocios.
En el agro, Andre & Cie, Marc Rich & Co, Parmalat a nivel global, y Oleaginosa Moreno, Buyatti y Productos Sudamericanos en la Argentina, fueron algunos de los que cayeron en los noventa.
Y ahora, en un mercado donde algunos se miran con cierta desconfianza, si bien priorizar a las multinacionales es una opción, no solo penalizaría a empresas locales con buena reputación y respaldo, sino que acentuaría aún más el poder de negociación de los grandes.
No es fácil descifrar los verdaderos riesgos de las empresas, y menos aún si suponemos que su trayectoria o posición en el mercado puede ser extrapolable a sostener un modelo de negocio exitoso. Porque con problemáticas cada vez más complejas, el análisis de información y proceso decisorio de las empresas debe ser más riguroso, ya que pocas podrían sobrevivir un cóctel de decisiones estratégicas equivocadas o irracionales.
Simplificando las diferentes teorías sobre el impacto de la psicología en las empresas, cuando algunas empresas son exitosas, caen en la trampa de confiarse demasiado, ignoran cuestionamientos internos y externos, priorizan el corto plazo, subestiman los riesgos y cometen errores estratégicos.
Un ejemplo fueron los pools de siembra, que fogoneados por un supuesto nuevo paradigma en el negocio agrícola tomaron decisiones irracionales que sacó fuera de pista a la mayoría.
Por otro lado, en empresas familiares con figuras hegemónicas que lideran el negocio, implementar gobiernos corporativos con planes sucesorios y directores externos que actúen como contrapeso en las decisiones es una manera de mitigar los riesgos.
Si bien cualquier empresa puede caer en un espiral descendente que la ahogue financieramente y la obligue a reestructurar sus deudas, esa negociación estará atada a que su modelo de negocios sea sostenible, su management idóneo, y sobre todo, sus accionistas quieran honrar sus deudas y preservar su reputación.
Sin embargo, en una sociedad que convive con valores a la baja, mínimas sanciones sociales y una justicia politizada y con jueces sospechados, las aguas se dividen entre quienes buscan renegociar sus deudas de manera razonable, y los que solo buscan su propio beneficio, dejando a sus acreedores rascando la olla.
El autor es socio de Grupo Agrarius (www.grupoagrarius.com)
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