Mientras en el sector azucarero están conformes con la norma porque dicen contempla sus pedidos, desde la producción de biodiésel y de etanol de maíz temen por la continuidad de la actividad
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CÓRDOBA.- Hace ya varios días que los empresarios del sector de biocombustibles habían abandonado las expectativas de lograr cambios en el nuevo régimen para el sector que el Senado convirtió esta madrugada en ley. La norma, que reemplaza la que rigió durante 15 años, establece una baja de la mezcla del 10 al 5% del biodiésel de soja en el gasoil. El uso de etanol en la nafta queda en 12% pero con la posibilidad de una merma a 9%. Las proyecciones de la industria para el nuevo escenario son que habrá plantas que operan con maíz y soja que dejarán de funcionar y se acelerará la concentración.
La producción que más sufrirá es la de etanol en base a maíz, ya que la ley indica que el abastecimiento de los volúmenes de bioetanol mensuales para el cumplimiento de la mezcla mínima obligatoria con nafta será bajo los parámetros de un 6% para caña de azúcar y un 6% para el maíz, que no obstante podría reducirse hasta el 3% si la Secretaría de Energía lo resuelve.
El representante de la Cámara Argentina de Biocombustibles (Carbio), Luis Zubizarreta, planteó a LA NACION que la ley “no surgió de un diálogo con los actores del sector, sino que salió de otro ámbito”. Recordó que se había trabajado durante dos años en una iniciativa que presentó el diputado cordobés Carlos Gutiérrez (”Hacemos por Córdoba) y que apuntaba, entre otros ingredientes, a mantener los cortes.
“Reducir la participación de los biocombustibles va en contra del medio ambiente”, agregó y subrayó que la propuesta de la industria también era “corregir” la intervención del Estado en la asignación de cupos y precios. “En todos los mercados del mundo manda la oferta y demanda, menos en la Argentina, donde hay una repartición del Estado que actúa de manera discrecional”, dijo.
Zubizarreta añadió que mantienen “la esperanza” de poder reabrir el debate “para que contaminemos menos y para que se compita”. Su expectativa sigue estando en el Congreso, aunque la ley sancionada hoy llega al 2030 con posibilidad de una prórroga de cinco años.
En diálogo con este medio, Jorge Feijoo, presidente del Centro Azucarero, se refirió “exclusivamente” al etanol de caña de azúcar. “Desde que se empezó a debatir el tema en marzo planteamos nueve puntos, cinco generales y cuatro directamente vinculados al etanol. Todos fueron contemplados en la ley, por lo que estamos conformes”, indicó.
Detalló que entre los aspectos generales insistieron en la necesidad de contar con un programa de sustitución de importaciones ya que hay una posibilidad de crecimiento del 50% para el bioetanol tanto de caña como de maíz (en 2019, prepandemia, entre ambos entregaron 1,06 millones de metros cúbicos y se importaron 500.000 metros cúbicos de fósiles).
En los puntos específicos, pidieron que se mantuviera que la mitad del corte con bioetanol corresponda a caña (6 puntos porcentuales), que si hubiere una escasez de producción se pueda reducir “de manera transitoria” el corte; que volumen y precio sigan regulados (Feijoo explicó que es porque la demanda está altamente concentrada en tres empresas mientras que las proveedoras son 20) y que se sostuvieran los cupos actuales, “ya que las inversiones de las empresas son en función de esas expectativas de continuidad”.
Discrecionalidad
Claudio Molina, director de la Asociación Argentina de Biocombustibles e Hidrógeno, advirtió por el alto nivel de “discrecionalidad” que se deja a la Secretaría de Energía para actuar y sostuvo que habrá empresas que no serán viables con una baja del corte.
Desde el arranque de las discusiones dos empresarios avalaron la posición del oficialismo: Juan Carlos Bojanich, el CEO del Grupo Bahía Energía, quien insistió en que ahora habrá “previsibilidad” y Federico Pucciarello, de la Cámara Santafesina de Energías Renovables, que en el debate en comisión de Diputados aseguró que ninguna pyme del país, “todas a máxima capacidad, jamás entregamos un 10% del corte”. Dijo: “Esta ley nos da previsibilidad y un espacio para construir desde adentro y no desde afuera tirando piedras”.
La Cámara de Empresas Pymes Regionales Elaboradoras de Biocombustibles (Cepreb), cuyo presidente es Alejandro Abad, advirtió que la baja del corte complica y deja al borde de la “desaparición” a las plantas que producen entre 15.000 y 20.000 toneladas. Lo dijo ante los legisladores.
Axel Boerr, presidente de la Cámara Panamericana de Biocombustibles Avanzados, y Molina firmaron un comunicado en el que indican que “la grandeza política se muestra cuando, en momentos difíciles, se obra por grandes principios y pensando en el bien común a largo plazo”. Dijeron que la baja del corte -que pidieron insistentemente que fuera corregida- implica “la quiebra de un número importante de empresas productoras pymes y la consecuente pérdida de empleos”.
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