La ley sancionada en 2006 vence el 12 de mayo próximo. Días atrás, el oficialismo presentó un proyecto que busca reemplazar la normativa vigente
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A semanas del vencimiento de la ley de biocombustibles, el grupo de exsecretarios de Energía conformado por Emilio Apud, Julio César Aráoz, Alberto Devoto, Alieto Guadagni, Jorge Lapeña, Daniel Montamat y Raúl Olocco, se pronunció al respecto y sugirió prorrogarla por un año más.
En un contexto electoral, pidieron tener un lapso de tiempo, “para desarrollar una discusión amplia y madura sobre las directrices estratégicas que gobernarán a los biocombustibles en el futuro”, a la vez que recomendaron “una amplia consulta a especialistas, además de los sectores interesados, por parte de las respectivas Comisiones del Congreso involucradas en el tratamiento del nuevo proyecto de ley”.
Días atrás se conoció un nuevo proyecto de ley oficialista que busca reemplazar a la legislación actual que vence el 12 de mayo próximo. Diputados del bloque del Frente de Todos presentaron en el Congreso una iniciativa en donde se establece que para el gasoil el corte mínimo de biodiésel debe ser del cinco por ciento (hoy es el 10%), aunque la Secretaría de Energía de la Nación podrá elevarlo o reducirlo hasta un piso del 3%. En el caso de las naftas, indica que deberá contener un porcentaje mínimo obligatorio de bioetanol de 12% (queda igual que ahora). Este último podría bajar al 9% si se decidiera una reducción.
“Las ventajas ambientales de la huella de carbono de estos productos respecto de los combustibles fósiles están probadas. A su vez, la mezcla del bioetanol con la nafta favorece el octanaje del derivado petrolero, y la del biodiésel con el gasoil reduce el porcentaje de azufre del producto final”, describieron en una declaración.
En este sentido, dijeron que luego de más de una década de vigencia de la ley, “la Argentina se encuentra en un selecto grupo de países, junto con Brasil e Indonesia, donde las mezclas de ambos biocombustibles (biodiésel con gasoil y bioetanol con naftas) superan al dígito. Entre aceites y alcoholes vegetales los biocombustibles aportan un 4% a la oferta interna de energía primaria”.
En tanto, señalaron: “Las exportaciones de biodiésel de algo más de un millón de toneladas en 2019 aportaron 775 millones de dólares y promediaron más de 1100 millones de dólares los años anteriores. El acuerdo Mercosur-UE ofrece una gran oportunidad de aumentar exportaciones (liberación de restricciones) a ese mercado, principal destino de estos productos”.
Asimismo, detallaron algunos de los datos del Balance Energético Nacional. En primer lugar, dijeron que “los biocombustibles debieran desarrollarse en un ambiente de mercado donde se contabilicen sus externalidades positivas, especialmente las medioambientales”.
“Este primer punto es perfectamente cuantificable, ya que el dióxido de carbono está impositivamente gravado y se puede determinar que las emisiones relativas de los biocombustibles respecto de sus sustitutos son menores. Debe analizarse la conveniencia de recalibrar el impuesto al CO2 y su peso relativo en el precio final de los combustibles líquidos para que el mismo esté más en línea con las recomendaciones de la Comisión de Alto Nivel sobre los precios del Carbono”, apuntaron.
Por otra parte, aclararon que “dado que los biocombustibles presentan una realidad heterogénea (grandes plantas integradas de biodiésel y plantas pymes y regionales; bioetanol de maíz y bioetanol de caña de azúcar), resulta necesario incentivar mecanismos de mercado pero con un Estado que segmente parcialmente la competencia dentro de los diferentes estamentos de la industria de manera de asegurar un plazo razonable en la convergencia hacia una competencia más pura que resguarde la participación regional y de las pequeñas y medianas empresas”.
En cuanto a la participación de mercado e integración vertical de los productores de combustibles líquidos, indicaron que “resulta fundamental observar la ley y normativas de defensa de la competencia, para evitar las situaciones de posición dominante que puedan resultar en perjuicio para el interés económico general”.
Por último, explicaron que debiera analizarse el establecimiento de un Fondo Compensador de Carbono, “que permita atenuar los bruscos movimientos relativos de la materia prima de modo de permitir a los biocombustibles tener una mayor previsibilidad para competir en estado puro con sus sustitutos fósiles”.
“Ello resultará en un aporte fundamental para ampliar la oferta y competencia dentro del mercado de combustibles: naftas-GNC-bioetanol y gasoil-GNL-biodiésel”, concluyeron.
Por su parte, Juntos por el Cambio rechazó el proyecto presentado por el oficialismo porque “representa un claro retroceso a los avances logrados en materia de reemplazo de combustibles fósiles por biocombustibles que reducen sustancialmente los gases de efecto invernadero, en línea a los compromisos firmados por nuestro país por el cambio climático”.
Asimismo, la agrupación política señaló que la iniciativa del Frente de Todos limita la instalación o ampliación de empresas productoras de biocombustibles “afectando principalmente a las pequeñas empresas que no podrán crecer, impactando directamente en el desarrollo de las economías regionales”.
“Esta ley no piensa en el futuro, pone un corset al desarrollo de los biocombustibles y la posibilidad de que la Argentina se ponga a la par de los países que lideran la lucha contra el cambio climático”, señaló en un comunicado.
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