En un campo de Santa Eleodora, en el partido de General Villegas, se registraron 200 mm en ese tiempo; salían burbujas de una tierra que venía de tres años de sequía
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“Rebalsaron todos los medidores. Llovió más de 200 milímetros en tres horas”. Estas palabras pertenecen a Juan Balbin, quien relató lo ocurrido el pasado domingo en el campo que produce al norte del partido bonaerense de General Villegas, cerca de la localidad de Santa Eleodora. Según Balbin, después de una sequía extrema de tres años, en solo tres días pasaron de la aridez a estar completamente inundados.
En rigor, además de los 200 milímetros registrados la madrugada del domingo, entre el jueves y el viernes anterior también se registraron 90 milímetros. Allí gran parte de sus cultivos de girasol, sorgo, maíz y soja, así como las áreas dedicadas a la ganadería, situadas en las partes más bajas del campo quedaron anegados. Incluso se inundó la casa del establecimiento.
“Fue como un baldazo de agua”, expresó el productor, impactado por la magnitud del aguacero. Allí, en todo el año pasado llovió cerca de 700 mm y en un febrero relativamente normal suelen caer entre 120 y 150 milímetros. “La intensidad fue increíble”, comentó. Según indicó el productor, esta fuerte tormenta, que también estuvo acompañada de vientos que tumbaron girasoles, estuvo concentrada en una zona puntual, ya que a solo 10 kilómetros hubo solo 70 mm.
Este fenómeno se desarrolló en el contexto de una campaña agrícola que, en los últimos 20 días, se tornó dramática debido a la falta de lluvias en varias zonas, agravada por las altas temperaturas. Todo esto generó preocupación por las pérdidas de rendimiento sufridas por los cultivos de soja y maíz.
Como se cortó la luz, solo se pudieron registrar hasta 124 milímetros, “pero la lluvia continuó durante dos horas más”, agregó el productor, que cuenta con una central meteorológica. A las tres de la mañana pudo capturar una imagen en donde se ve la intensidad de la lluvia.
Fenómeno con las burbujas
Explicó que ahora esperan que el agua empiece a drenar. “Arriba parece estar todo mojado, pero debajo la tierra sigue estando seca. Veníamos de tres años de sequía”, dijo. Por esa razón, la expectativa es que no vuelva a llover hasta el fin de semana para que el agua pueda escurrir de los lotes. “Si sigue lloviendo, el agua que ahora se está infiltrando debido a la sequía dejará de hacerlo”, advirtió. Señaló que impactó ver las burbujas que emergían del suelo, señal de lo seca que estaba antes la tierra: “Todavía el agua no se terminó de infiltrar completamente en el suelo”.
Por otro lado, destacó la importancia de monitorear como van a seguir las lluvias con los efectos del fenómeno El Niño. “Si el otoño continúa siendo lluvioso, podría ser complicado. Ahora mismo estamos experimentando una infiltración de agua, pero si persisten las lluvias, la situación podría empeorar. Es como si llenaras un tanque”, comparó.
Por eso, señaló que lo que ocurra entre marzo y abril será crucial, ya que en esa etapa los días son más cortos y los cultivos necesitan menos agua. “Ahora están en pleno llenado de granos, que es un periodo en donde [se necesita] mucha agua”, subrayó. “Aún es un final abierto. Todo está por definirse”, concluyó Balbin sobre la situación actual.
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