Las políticas de biocombustibles en esas naciones dejan mayores excedentes para que exporten harina de soja, rubro donde el país es un jugador decisivo y afronta más competencia
- 6 minutos de lectura'
La producción de soja en Sudamérica y Estados Unidos sigue creciendo a niveles récord, pero el aumento de la oferta no se traduce en mejores perspectivas para la Argentina. Expertos alertaron que las políticas de biocombustibles en Brasil y Estados Unidos están generando un excedente de harina de soja que amenaza el liderazgo argentino en este segmento, que para el país representaría ingresos por 10.496 millones de dólares en el cierre de 2024, y se estima que en 2025 podría ubicarse, en 9898 millones, aunque con desafíos crecientes.
”La política argentina debería comprender que nuestro principal clúster exportador, la soja, está bajo amenaza”, apuntó Javier Preciado Patiño, de RIA Consultores y exsubsecretario de Mercados Agropecuarios. En ese sentido, explicó que tanto Brasil como Estados Unidos, mediante sus políticas de biocombustibles, están impulsando una mayor demanda de aceite de soja, “lo que genera excedentes de harina que deben exportarse”. Destacó que “el mercado de harina de soja es relativamente pequeño en comparación con el de poroto, lo que facilita su saturación”. Ambos países están volcando cantidades cada vez mayores al mercado internacional, lo que plantea un problema estructural para la Argentina. Este desafío no solo impactará en la campaña actual, sino que también podría extenderse en el tiempo, afectando la competitividad del país en el segmento, advirtió.
A esta situación se agrega que este año, con el aumento de la producción, la demanda no acompañó el crecimiento de la oferta y esto ya se verá reflejado en la caída de los precios. En rigor, las proyecciones para la campaña 2024/25 apuntan a una producción récord de soja a nivel mundial. Según el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA), la producción global alcanzaría 427,1 millones de toneladas, un 8,2% más que en la campaña anterior. En Sudamérica, Brasil liderará con un crecimiento del 10,5%, alcanzando las 169 millones de toneladas, con un potencial de 180 millones si las condiciones climáticas son favorables. En tanto, para la Argentina proyecta un incremento del 7,9%, a 52 millones de toneladas.
Ante esta situación, Preciado Patiño destacó la necesidad de que la Argentina tome medidas para proteger el principal complejo exportador del país. “Para sostener nuestro liderazgo, necesitamos dos medidas clave: la baja de los derechos de exportación y el incremento del corte obligatorio con biodiésel”. Esto permitiría replicar la estrategia de Brasil y Estados Unidos, que incrementan el uso de biocombustibles, retiran oferta del mercado global y, de alguna manera, subsidian la exportación de harina de soja.
Actualmente, en la Argentina los cortes obligatorios son del 7,5% para el biodiésel que viene del aceite de soja y del 12% para el bioetanol de maíz. Estas cifras están lejos de las políticas más agresivas de otros países.
En Estados Unidos, actualmente, aproximadamente la mitad de los insumos para fabricar diésel renovable salen del aceite de cocina usado importado principalmente de China y otros países asiáticos. Existe una fuerte presión por parte de los gobernadores de la región del Midwest y legisladores estadounidenses para que la nueva administración prohíba la importación de este aceite reciclado y lo reemplace por aceite de soja y colza producidos localmente.
Dijo que la política de Trump podría alinearse con estas demandas. “Es probable que se restrinja la importación de estos materiales y se promueva el uso de aceites vegetales derivados de cultivos nacionales”, apuntó. Esto, comentó, podría dejar mayores excedentes exportables de harina de soja en el mercado global, afectando aún más a Argentina.
En esa línea, la Bolsa de Comercio de Rosario había advertido hace unos meses que para la Argentina “la principal amenaza es el crecimiento del procesamiento de soja en Brasil y Estados Unidos, que no absorben toda la harina producida en sus mercados domésticos”. Entre 2013/14 y 2023/24 ambos países aumentaron su producción en más de 12 millones de toneladas, destinando Brasil el 50% de ese incremento a la exportación y Estados Unidos el 30%. En ese sentido, la entidad advirtió: “Con las perspectivas de que ambos países sigan incrementando su corte para biocombustibles y demanden más aceite de soja, es factible que continúe aumentando el crush de soja y se incremente la competencia por colocar excedentes de harina de soja en el mercado internacional”.
Gustavo López, analista de mercados, remarcó que la industria aceitera argentina enfrenta dificultades debido a la falta de oferta, problemas de competitividad y la negativa de algunos productores a vender. Esto mientras Brasil y Estados Unidos avanzan a un ritmo mucho más acelerado con esta política de utilizar su aceite de soja para biocombustibles, algo que indicó, al igual que Patiño, puede “generar un excedente de harina de soja que, aunque no se nota de inmediato, terminará afectando el mercado global”.
López dijo que, a pesar de que la Argentina sigue siendo líder en la exportación de harina de soja, ha perdido algunos puntos en su participación global, pasando del 40% al 38%. Sin embargo sigue siendo un actor clave en este segmento. Según el analista, el problema radica en que los países competidores, especialmente Estados Unidos, están aumentando su capacidad de molienda con la construcción de nuevas plantas, lo que les permite generar más aceite para biodiésel y más harina que, eventualmente, será exportada.
“Los americanos tenían previsto 18 plantas nuevas; aunque no todas están habilitadas, algunas sí, lo que les permite moler más, generar más aceite para biodiésel y producir más harina que mandan al mercado”, explicó. López también mencionó que Brasil está siguiendo una estrategia similar, lo que podría complicar aún más la situación para Argentina en el futuro cercano.
Carlos Pouiller, analista de mercados de AZ-Group, señaló que los incentivos a la producción y molienda de oleaginosas, en este caso soja para biocombustibles, ya se vienen dando desde hace un tiempo, y destacó que esto podría ser un problema en el futuro. Sin embargo, resaltó que en estos momentos lo que “más perjudica” a la Argentina es la situación de bajos precios internacionales tanto para el grano de soja como para la harina y el aceite. “A nivel mundial, la oferta de grano ha aumentado en casi 30 millones de toneladas en comparación con el ciclo anterior, pero la demanda no es suficiente para absorber esta producción. Esto ha llevado a un incremento significativo en los stocks, lo que genera un mercado saturado. Esta situación se refleja claramente en la tendencia a la baja de los precios que hemos observado en las últimas semanas”.
En esta línea, Pouiller también indicó que, con la victoria de Trump, una de las posibilidades es que si Estados Unidos anula las políticas de estímulo a la producción de biocombustibles el precio del aceite de soja podría caer aún más.
Otras noticias de Actualidad
- 1
“A oscuras”. En pleno día se hizo de noche en una región por una impresionante tormenta de tierra
- 2
“Hay temas impositivos que afectan”: alertan por la presión tributaria en los distintos niveles del Estado
- 3
Fuerte retroceso: la soja en Chicago quedó en el nivel más bajo desde finales de agosto de 2020 y hay una tendencia que golpea a la Argentina
- 4
“A la vanguardia”: científicos argentinos lograron el nacimiento de los primeros cinco caballos editados genéticamente del mundo