La gente de campo se caracteriza por la frontalidad en sus planteos. Es por eso que hoy, en un nuevo Día Nacional de la Avicultura, nuestro sector necesita volver a solicitar de cara a la opinión pública que el Estado tome de una vez y por siempre la decisión de promover las transformaciones necesarias para acompañar el crecimiento de nuestra pujante industria.
Estamos ante la oportunidad histórica de diversificar la matriz del agro nacional, hoy centrada exclusivamente en soja, trigo, maíz y carnes rojas. Para crecer y producir un mayor impacto en la vida económica de la Argentina, el sector avícola, tal vez uno de los que generan mayor valor agregado a la producción del campo, necesita de medidas concretas por parte del regulador en materia impositiva, de fomento de las exportaciones, de financiamiento productivo y de simplificación de los procesos administrativos.
La Argentina es el 8vo. consumidor mundial de huevos. En la actualidad, se consumen 270 unidades per cápita al año. Tenemos producción en 18 provincias de las 24 de nuestro vasto territorio. Junto con la industria del pollo, generamos trabajo para 100.000 personas, consumimos 6 millones de toneladas de maíz y 2,2 millones de toneladas de soja.
Somos el 50% de la proteína animal que consume nuestro país. Alrededor de 134 kilos de proteínas de animal per cápita que se consumen en la Argentina. Huevo y pollo representan 67 kilos dentro de ese conjunto.
Es a la luz de estos hechos que entendemos que tenemos una oportunidad. Y necesitamos que el Estado haga su aporte.
Necesitamos continuar con la apertura de nuevos mercados internacionales y diseñar un esquema de incentivos a las exportaciones.
Necesitamos la revisión del esquema actual en los tributos nacionales, provinciales y municipales que se solapan entre sí. Necesitamos que la banca pública facilite herramientas de financiamiento para continuar con la modernización, tecnificación y ampliación de nuestras plantas de producción y los sistemas de procesamiento.
Y necesitamos que se cumpla con la palabra empeñada. Con paciencia y compromiso, hemos acompañado el proceso de tres años que lleva ya la aún incumplida promesa de las autoridades nacionales, formulada el 2 de julio de 2016 por el entonces ministro de Agroindustria Ricardo Buryaile, de rebajar el IVA a los productos avícolas para nivelar su tributación a la de los demás productos proteicos de la mesa nacional.
Esa medida se aplicó para la producción y comercialización del pollos, pero no se implementó para el huevo y los ovoproductos.
La industria del huevo aún espera esa nivelación, y todavía confía en que las autoridades llevarán el criterio a buen puerto, logrando mejorar con esa rebaja el avance en la profesionalización, el mejoramiento de procesos y un punto fundamental para combatir la informalidad que cada día perjudica más a los que hacen las cosas bien y beneficia a los que están fuera de la ley.
Pese a estos contratiempos, aún tenemos la convicción de que trabajando en conjunto con las autoridades alcanzaremos las soluciones que necesita el sector.
Solo así podremos ser parte de las soluciones que la Argentina demanda, sumando nuestra experiencia, compromiso con el suelo, visión de empresarios generadores de empleo genuino y sustentable.
El autor es presidente de la Cámara Argentina de Productores Avícolas (Capia)