Hace ya algunas décadas don Orlando Vera Cruz, guitarrero y cantor, gran compositor, fue molestado en alguna ciudad de Santa Fe por lucir sus prendas gauchas. Esto motivó seguramente su respuesta en su momento, pues ese paisano tiene su carácter, y además escribió el famoso tema musical de raíz folklórica "Pilchas Gauchas".
Siempre es bueno recordar que desde que se empezó a escribir sobre el gaucho, la palabra gaucho, paisano y criollo a pesar que sus significados son diferentes, se emplean como sinónimos y esto pasa también con las ropas que usa, por eso aparece la expresión traje gaucho, ropa criolla, vestido de paisano, etc.
El gaucho siempre se vistió como pudo, esta dura verdad tira por el suelo mucho de lo escrito al respecto. El viejo refrán: "No hay prenda que no se parezca al dueño" es perfecto para el gaucho.
Las joyas más importantes que la humanidad ha tenido probablemente sean las coronas que han usado y usan los reyes. Pues bien, para el gaucho es la rastra, la prenda más representativa y distinguida del atuendo gauchesco. Se llama rastra, a la rastra en sí y a su tirador. De los griegos, egipcios, romanos y otros pueblos de la antigüedad se pueden ver en museos prendas casi idénticas a muestras rastras, pero no tan grandes y bellas. Las monedas prendidas al tirador que rodea la cintura suelen ser abundantes, en algunos casos se le agrega más cuero al tirador para poner más monedas que le dan un aire de escamas o malla. La rastra en sí es la alegría de los orfebres, museólogos, plateros y amantes de las joyas.
La mayoría de los gauchos de ayer y de los que quedan siempre han sido pobres, por lo que la rastra ha sido para algunas familias campesinas casi una prenda de culto.
Cuanto más nos alejamos de las grandes ciudades y rutas asfaltadas, solemos encontrarnos con sorpresas con ciertos paisanos que tienen todavía algo de los caballeros de la Edad Media. La libertad del gaucho se reflejaba en su extravagante atuendo, y la rastra que tiene tanta abundancia metálica, tanto argento, tanta argentinidad, es acaso la prenda más informadora de la condición de caballero que el gaucho tuvo; el antiguo español, especialmente el conquistador, le dejó la herencia de aquellos caballeros de los tiempos de la Edad Media. El facón cruzado por detrás en la cintura completa esta imagen inigualable.
La unión faja-rastra con todos estos méritos expresados y dejamos muchos sin mencionar, debe ceñir holgadas telas, como el calzoncillo y el chiripá o bombachas como usaba don Jorge Cafrune. Lamentablemente hemos llegado al extremo de que las cañas de las botas suelen ser más anchas que las bombachas que se usan. Eso no puede ser, las antiguas casas históricas que todavía hacen bombachas, las hacen con los mismos moldes de ayer, ademas siempre ha habido modistas y gente que sabe hacerlas caseramente.
Así como un sacerdote es sacerdote y se viste en las misas con ropa tan singular, pues así debería hacerlo el auténtico paisano. Hay hombres muy criollos y camperos que jamás usaron el traje gaucho y viceversa, el viceversa es bastante abundante.
Un auténtico paisano de hoy, aunque se presente con un traje urbano por respeto a donde ha ido, no deja de ser criollo por eso, y si se presenta con pilchas gauchas sería mejor, pues son prendas formales. La naturaleza es formal y le enseña eso a todo ser humano que se forma en ella.
La dura realidad hizo que el gaucho se viera obligado a cubrirse y vestirse con un taparrabos; pero el gaucho, siempre libre, siempre digno, siempre "más que hombre" como dijo Don Segundo Sombra, lo convirtió en le taparrabos más grande del mundo, prenda bella que es el chiripá.
Cómo serían las pilchas gauchas que muchos caciques de las tribus libres las usaron. Y cuando viene cualquier personalidad del mundo en visita oficial, solemos ofrendarles alguna prenda del gaucho con las virtudes y cualidades de calidad, origen e identidad.
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