Según la empresa, que viene enfrentando medidas de fuerza del sindicato Atilra, si no se reanudan las actividades solo se puede esperar “la cesación de la producción y que ya no haya trabajo”
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Luego de anunciar el cierre definitivo de su planta San Guillermo, en Santa Fe, debido a las medidas de fuerza que viene llevando el sindicato Atilra desde hace más de un mes y medio, la cooperativa láctea SanCor alertó que si no se vuelve al trabajo en la cooperativa el riesgo es “la cesación de la producción y que ya no haya trabajo”.
Ayer, como informó este medio, la firma discontinuó la producción en el establecimiento especializado en quesos de San Guillermo, planta que había sido reactivada en sociedad con Aristeo SA luego de un cierre de tres años. Allí venían trabajando con 26 personas con expectativa de crecimiento. Es una de las seis plantas con las cuales se quedó la cooperativa láctea tras una profunda reestructuración.
El conflicto con el sindicato Atilra, liderado por Héctor Ponce, un hombre que jugó a favor de Sergio Massa en la última campaña presidencial, empezó con una disputa por la falta de constitución de un fideicomiso para la operación de la empresa y se amplió a un reclamo salarial.
“La excusa esgrimida por el sindicato es la regularización de cuestiones salariales cuando, en realidad, es la no concreción del proyecto del fideicomiso de administración que el gremio impulsaba de la mano de empresarios, que no tenía ni la capacidad económica, ni de gestión, para un negocio de esta importancia, y en el cual el gremio aspiraba a participar en su dirección”, dijo SanCor.
Agregó: “De manera sistemática, durante todo el proceso de aprobación del Fideicomiso, el sindicato ejerció presión desmedida sobre SanCor, para forzar decisiones y acciones. Así lo hizo en diciembre de 2021, en enero de 2022, de octubre de 2022 a enero de 2023 y en marzo y abril de 2023. En cada una de esas oportunidades, realizó medidas de fuerza bajo la excusa salarial para avanzar sobre las legítimas decisiones de los cooperativistas”.
Y remarcó: “Lo que el sindicato no puede explicar es porqué avalaba el plan de los empresarios interesados, que dejaba de lado a cerca de 1000 empleados del total de la plantilla laboral de SanCor. La medida recrudeció a partir del vencimiento de todos los plazos acordados por las partes. Además de que las autoridades sindicales se negaron sistemáticamente a dialogar con las autoridades de SanCor (los pedidos de reunión, formales e informales, fueron varios), impidieron la gestión de los procesos industriales al personal no sindicalizado y fueron limitando de manera progresiva la presencia de productos en el mercado. Entre ellos, uno de los más sensibles por su importancia en la nutrición y por su prevalencia en la elección de los consumidores, las fórmulas infantiles”.
Según la firma, el plan del sindicato “atenta contra la libertad de la cooperativa y también de los mismos empleados que manifiestan su voluntad de trabajar”. Remarcó que oficializó ante el Ministerio de Trabajo un plan para la regularización salarial.
“La propuesta sigue abierta y a disposición de los empleados; sólo es necesario retomar la actividad para que haya producción, distribución y comercialización de productos. Hoy, la capacidad de pago de salarios por parte de la empresa se ve limitada, de manera creciente, como consecuencia de las medidas de fuerza gremiales”, precisó.
En este marco, la empresa indicó que “no atribuye responsabilidades” a los trabajadores, pero alertó: “Los empleados serán quienes tendrán que evaluar, sin presiones y en total libertad de decisión y acción, si vuelven a trabajar o esperar una solución que desde el sindicato no se exhibe y que no tiene plazos ni capacidad para pagar el sustento de los trabajadores. Lo único que pueden esperar, en caso de no reanudar las actividades, será la cesación de la producción y que ya no haya trabajo”.
Finalmente, remarcó que “existen pretensiones injustificadas sobre la legítima propiedad de la empresa cooperativa y sus bienes, y eso de ninguna manera puede ser aceptado”. Subrayó: “Vivimos tiempos de cambios. Y nadie puede forzar a cambiar lo que uno desea, sueña, proyecta y hace en libertad”.
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