SAN NICOLÁS.- La falta de una nueva ley de semillas que proteja la propiedad intelectual sigue generando malestar en la industria semillero argentina. Para Antonio Aracre, CEO de Syngenta Latinoamérica Sur (LAS), que no se haya logrado sacar una ley es "la gran desilusión" del Gobierno.
"Hoy siento desilusión, esperaba que sea una de las leyes del Gobierno. Es la gran desilusión", apuntó el ejecutivo de la empresa de semillas y agroquímicos.
El año pasado, luego de que se arribara a puntos de consenso entre diversos actores de la cadena, el oficialismo en el Congreso emitió dictamen para un proyecto que entre sus puntos principales pasó a gravar el uso propio. Con la ley de 1973, todavía vigente, el productor puede guardarse parte de su cosecha de soja para volver a usar como semilla en la siguiente campaña. No había restricciones. En el dictamen se gravó, salvo para pueblos originarios, agricultores familiares y pequeños productores con una facturación micropyme no mayor a $4,8 millones.
El Gobierno intentó llevar al recinto el proyecto, pero la disputa que se dio a fin de año porque la oposición le arrebató un lugar en el Concejo de la Magistratura hizo naufragar el intento. El oficialismo tiene 109 votos, pero necesita 20 para el quórum. Hace semanas comenzó a explorar la posibilidad de un respaldo político para avanzar. En Expoagro, en un encuentro con entidades, el presidente Mauricio Macri dijo que la ley de semillas "tiene que salir".
"Necesitamos una ley de semillas, pero se priorizaron otras batallas en el Congreso", afirmó el CEO de Syngenta LAS.
Aracre lamentó que no se sacó la ley pese a que en la cadena se avanzó en un consenso para una ley. "No era perfecta, pero estaba bien para empezar", indicó. Por ello, duda que se logre ahora en pleno año electoral. "No creo sea el período más propicio", indicó.
En la empresa enfatizan que no van a lanzar nuevas tecnologías hasta que haya un marco que las proteja. Hoy uno de los principales problemas agronómicos que enfrentan los productores son las malezas resistentes. La empresa tiene una soja tolerante a herbicidas de la familia HPPD, pero no se puede vender hasta que autorice China su importación. De todos modos, en la empresa tampoco quieren lanzar algo hasta que no haya un nuevo marco para semillas.
Tras la sequía del año pasado, que hizo perder 30 millones de toneladas de granos entre soja y maíz y al productor le significó un golpe económico, para Aracre este año hay una recuperación.
"Tenía menos dinero para las inversiones y encima se reimplantaron las retenciones", dijo sobre el 2018. "Vamos a tener buenas ventas si sabemos leer las necesidades de los productores", expresó. La empresa creció 5% en market share y hoy tiene una participación del 22% en el mercado total de semillas. Aspira a 25% en los próximos años.
En este sentido, tiene dos programas para captar el interés de los productores. Por un lado tiene Crescere, un instrumento por el cual el productor puede comprar insumos a cosecha y sin tasa. La condición es que de un año a otro el cliente aumente el porcentaje de compra de productos. Además, si el productor está dispuesto a entregar un contrato de canje de la mercadería le abonan un sobreprecio del 5 al 10% dependiendo los cultivos.
El instrumento representó el año pasado 30% de las ventas totales de la compañía y este año se acercará al 40% del total.
Por otra parte, la firma tiene el seguro Integra, una cobertura climática que hace un devolución de insumos en función de la ocurrencia de un fenómeno como la sequía. De hecho, la empresa viene de reintegrar a los productores $150 millones.
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