Mientras la cadena avícola y las empresas que venden en el exterior respaldaron la medida tomada en el marco de la sequía porque descomprime el mercado, la Sociedad Rural Argentina (SRA) y la Federación de Acopiadores de Granos expresaron sus reparos
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Después de que el Gobierno prorrogara por 180 días exportaciones de maíz en el marco de la sequía que genera incertidumbre sobre la nueva campaña del cereal, en el agro se conocieron apoyos y, a la vez, críticas a la decisión tomada por la Secretaría de Agricultura. Para el sector avícola, que depende del cereal, se trató de “una decisión acertada”. En tanto, la Federación de Acopiadores de Granos y la Sociedad Rural Argentina (SRA) cuestionaron la medida que involucra para este caso a unas 4 millones de toneladas.
La preocupación por el impacto de la sequía, además del flujo de comercialización de los granos en medio del dólar soja II, motivó a que el Gobierno postergara por el plazo mencionado embarques del cereal de diciembre de 2022, enero y febrero de 2023 de mercadería del ciclo 2021/2022. Vale recordar que en noviembre pasado el Gobierno prorrogó por 360 días embarques de trigo.
“Según lo que veíamos conversando -entre exportadores y el Gobierno- veíamos problemas muy serios, porque no sabemos lo que va a alcanzar de maíz. Ha habido una reserva tomada para la próxima cosecha y viene un atraso tremendo para la siembra. Por otra parte, hay un saldo que siempre va de un año para el otro, entre una cosecha y la otra, por ejemplo la del 2021/22 que pasa para la 2022/23; eso normalmente alcanza para el tiempo del empalme que es a finales de febrero, principios de marzo, donde ya está la nueva cosecha. Es totalmente incierto en qué nivel va a ser la cosecha del año que viene”, explicó Roberto Domenech, presidente del Centro de Empresas Procesadoras Avícolas (Cepa).
De acuerdo con los datos que maneja la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, de la campaña 2022/2023, que recién se está sembrando, el área cubierta con el cereal asciende al 32,7% de una proyección de superficie para grano comercial de 7.300.000 hectáreas.
“En conjunto, nosotros lo vemos positivo. No se trata de una medida u otra, porque el poco maíz que haya lo vamos a estar disputando, según las necesidades de cada uno. Evidentemente, la exportación está sumamente preocupada porque se le va a ser difícil cumplir con lo comprometido que ya tiene. Es de ahí que se tomó la medida”, agregó. En el sector avícola sostienen que esto descomprime el horizonte y le da seguridad a las empresas que tienen compromisos tomados.
“Esta medida nos da previsibilidad. La oferta y demanda va a seguir existiendo porque está la necesidad de una reserva, no solo para el pollo; está la molienda húmeda, el feedlot, el cerdo, donde todos conformamos un volumen de 20 millones de toneladas . No se puede dejar a los animales sin comer y esto da la posibilidad de anticipación. Esto es bueno tanto para los exportadores como para los que transformamos maíces en proteína animal”, resumió.
Gustavo Idígoras, presidente de la Cámara de la Industria Aceitera y el Centro de Exportadores de Cereales (Ciara-CEC), señaló que la resolución de ajuste de reprogramación de las declaraciones juradas de ventas al exterior de maíz “es el resultado de la implementación del nuevo decreto 787 del dólar soja” que estará en vigor hasta el 30 de este mes.
“Teniendo en cuenta que la venta de los productores se focaliza ante un precio excepcional en soja y, por tanto, afecta la comercialización prevista para los meses de diciembre y enero al menos de maíz, el Gobierno lo que hizo con la resolución es hacer una reprogramación automática de los embarques previstos para estos meses, con lo cual, para nosotros es una medida necesaria en el contexto de un dólar soja II”, agregó el directivo.
“El flujo de ventas de maíz se ve limitado porque el productor decide vender soja en vez de maíz”, puntualizó Idígoras, quien aclaró que la decisión de la prórroga para las exportaciones del cereal es exclusivamente del Gobierno.
Más repercusiones
Fernando Rivara, presidente de la Federación de Acopiadores de Granos, analizó: “Estas ventas forwards [a plazo] son mucho menores a la que había con el trigo. O sea, la siembra de maíz ha sido muy complicada, muy difícil por la sequía, que estaba instalada. No veo una gran cantidad de ventas sobre todo tempranas a marzo, abril, mayo. Acá hay una intención del Gobierno de que no se le vaya al diablo el maíz”, explicó.
Sostuvo que en el medio hay otra intención del Gobierno por un alimento clave para los feedlots y pollos. “En pleno proceso electoral sería muy malo para el Gobierno un aumento de la carne por falta de granos. Además, esto solo es una ventaja para los exportadores, es distinto a lo del trigo, que es un fracaso rotundo de cosecha, con lo cual hay productores y acopiadores que han vendido trigo y no lo tienen. Eso era más complicado; el maíz es más sencillo”, puntualizó.
Nicolás Pino, presidente de la Sociedad Rural Argentina (SRA), pidió al Gobierno que deje que los mercados trabajen como tienen que trabajar. “Esto mismo que está pasando con el maíz pasó con el trigo, que rolearon o le dieron permiso a los exportadores para que lo que se iba a cargar en abril lo guardaran para diciembre. ¡No entienden la idiosincrasia del productor!”, señaló.
“La única manera que concebimos que tenemos que actuar es si no te puedo entregar el trigo que te prometí, te pago la diferencia. Nosotros no tenemos esa capacidad de decirle al acopio porque trabajamos todo el tiempo con ellos o a la gente con que tenemos un ida y vuelta comercial, decirle: ‘che aguantamos un poquito. Te voy a pagar cuando pueda. Los gobiernos no entienden la idiosincrasia que se tiene desde un sector como es el campo”, agregó.
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