Hasta este año veníamos viendo los equipos de aplicación selectiva de herbicidas muy concentrados en la zona NOA de Argentina, y algunos pocos equipos dispersos por el centro del país.
Esto se debe más que nada a que el inconsciente colectivo nos afirma que esta tecnología sólo sirve "en el Chaco", porque los lotes son grandes, tienen barbechos largos y más problemas de malezas. Pero, ¿saben qué? Esto no es así, y por esta razón es que viene creciendo la cantidad de pulverizadoras equipadas con aplicaciones selectivas hasta en el sudeste y sudoeste bonaerense.
Los invito a desaprender, cuestionar estas afirmaciones tan arraigadas, y en vez de repetir lo que alguna vez escuchamos, sentarnos a analizar qué pasa en cada zona, y en cada caso particular. ¿Qué tenemos que empezar a mirar? ¿Cuáles son las malezas problema en cada caso, y cuáles son las emergentes, la rotación de cultivos que se realiza, qué barbechos se realizan con herbicidas post emergentes (productos, dosis, cuántas aplicaciones por campaña, etc.)?
También se debe calcular la superficie que se aplicaría en cada barbecho (para esto nos ayudan distintas herramientas, como el monitoreo, formas de medir cobertura verde como el de la soga con nudos, apps como Sacha, imágenes de drones, y otros) y ver de qué escala de superficie estamos hablando.
Una vez que tenemos todo esto calculamos el costo de los barbechos, el índice ambiental EIQ de cada aplicación y cuánto ahorraríamos. Con esto, más el ancho del botalón del pulverizador que queremos equipar con selectivas, podemos calcular en cuánto tiempo se paga el sistema de aplicación selectiva.
En el sudeste de Buenos Aires, donde ya hay un equipo comercial de pulverización selectiva (Weed It) y un equipo experimental (Eco Sniper) funcionando, se está aplicando en promedio el treinta y cuatro por ciento (34%) de la superficie de los lotes, logrando un ahorro de veintiseis dólares/hectárea/año (26US$/ha/año), una disminución del índice ambiental EIQ de más del cincuenta por ciento (50%), y un ahorro del sesenta por ciento (60%) en el uso de glifosato y 2,4d. Todo esto lleva a que la adopción de esta tecnología sea hoy.
En las situaciones analizadas los equipos se amortizan en un año y medio a cuatro años para superficies que van de 4000 a 2000 hectáreas de producción agrícola. El financiamiento es una pata importantísima a la hora de que se pueda producir mejor, cuidando más el medio ambiente.
La adopción de esta tecnología tiene que ser parte de volver a potenciar el uso de tecnologías de procesos, y no utilizarla para profundizar el uso de las de insumos. Esto trae nuevos desafíos para cada caso en particular como definir las dosis a utilizar, la superficie a aplicar con cada carga, si la usaremos con más "pasadas" por lote o complementada con el uso de herbicidas residuales, como sinergizarlas con el uso de cultivos de servicio y muchas más decisiones a tomar, para lo cual tendremos que juntarnos todos los actores, el productor, asesor,operario, especialistas y crear el camino a seguir.
Porque las aplicaciones selectivas no son una herramienta mágica, pero son imprescindibles para bajar los costos y el impacto ambiental del manejo de malezas en el corto plazo. Sumate a la "La Liga de las Selectivas", porque para manejar las malezas debemos hacerlo maleza a maleza, y esto solamente lo podremos lograr juntos y con más agronomía.
El autor es asesor técnico en Agroestudio y Viento Sur
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