El Senasa introdujo cambios que permitirán desde hoy que lleguen dosis desde el exterior, luego de las quejas de los productores por el precio en el mercado local
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A casi un mes de que el Gobierno anunciara la modificación de una normativa para que se pueda traer del exterior y aplicar en la Argentina una vacuna bivalente [dos cepas] contra la fiebre aftosa, finalmente el Senasa autorizó su importación para el ganado bovino, con cambios en las resoluciones anteriores. El país es libre de esta enfermedad con vacunación. La resolución 2024/460, que lleva la firma del presidente del Senasa, Pablo Cortese, y que tiene fecha del vieres, se publicó hoy en el Boletín Oficial.
Luego de un trabajo de los técnicos de la Dirección Nacional de Sanidad Animal y de la Dirección General de Laboratorios y Control Técnico, el organismo sanitario decidió ampliar los tipos de composición con diferentes serotipos de virus presentes en su formulación.
“Hasta el 28 de febrero de 2025 las cepas del virus de la fiebre aftosa a utilizar en la formulación de vacunas antiaftosa en la Argentina deben contener las cepas O1 Campos, A24 Cruzeiro, A Argentina 2001 y C3 Indaial, en diferentes formulaciones como vacunas tetravalentes, trivalentes o bivalentes, demostrada su eficacia y potencia correspondiente, incluyéndolas en todas las formulaciones que contengan cepas del serotipo O y A”, señala la nueva resolución.
“A partir del 1 de marzo de 2025 queda excluida la utilización de la cepa C3 Indaial en la formulación de vacunas antiaftosa, estableciendo así a las cepas O1 Campos, A24 Cruzeiro y A Argentina 2001 del virus de la fiebre aftosa como las únicas a utilizarse en la formulación de vacunas antiaftosa en la Argentina, en sus diferentes formulaciones como vacunas trivalentes o bivalentes, demostrada su eficacia y potencia correspondiente, incluyéndolas en todas las formulaciones que contengan cepas del serotipo O y A”, añade.
Entre sus considerandos dice que, si bien el serotipo A Argentina 2001, utilizado exclusivamente en la Argentina, fue incorporado por ser una cepa de amplio espectro y, por su capacidad de ser escalable industrialmente permitió, con una sola vacunación, controlar los brotes del año 2001 en el país, “esta etapa ya ha sido superada y que otros tipos de formulación de vacunas con composición bivalente o trivalente, que contienen los serotipos presentes en los últimos brotes sucedidos en la región, han demostrado ser efectivos en otros países de Sudamérica”.
“[Ante] el estatus sanitario alcanzado, tanto en la Argentina como en la región con respecto a la fiebre aftosa, así como la experiencia acumulada y las modificaciones epidemiológicas producidas, resulta propicio ampliar el tipo de formulación/presentación de la composición de los serotipos del virus de la fiebre aftosa presentes en la vacuna antiaftosa para uso local”, explica.
Además, señala que “la evaluación de riesgo realizada por el Centro Panamericano de Fiebre Aftosa (Panaftosa) en el año 2017 concluye que el riesgo de fiebre aftosa por virus serotipo C es insignificante en Sudamérica”.
En este contexto nuevo y para llevar tranquilidad a las entidades ruralistas, el organismo aclara que “la nueva formulación de las vacunas no implica discontinuar con los planes y las estrategias de vacunación contra la fiebre aftosa en la Argentina”. Los controles aplicados a todo tipo de vacunas antiaftosa continuarán.
Todo comenzó cuando, en plena campaña de aplicación de la dosis, los productores denunciaron el alto costo que se pagaba en la Argentina con respecto a lo que se cobraba en países vecinos. Eso generó que diputados presenten proyectos de ley para fomentar la importación. Incluso, en medio de la discusión, el economista, expresidente del Banco Central (BCRA) y asesor Federico Sturzenegger habló del costo del insumo en el país versus la región. Fue así que el Gobierno puso la lupa en el tema.
Hasta ahora eran solo dos los laboratorios argentinos autorizados a fabricar y comercializar para los más de 52 millones de cabezas de ganado que por año se vacunan en la Argentina, donde el ganado menor recibe doble dosis, en otoño y primavera.
Con ventas anuales cercanas a las 100 millones de dosis, el valor que se manejaba en el país es de alrededor de US$2 para este producto, mientras que, según un relevamiento de la Asociación Argentina de Brangus, los precios en el Mercosur van de los US$0,24 a los US$0,72. Año tras año, el mercado doméstico representa para las empresas un negocio de más de US$150 millones (aproximadamente unos US$2000 millones desde que comenzó el plan de vacunación, hace más de 20 años).
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