En Corrientes, en muchos campos se está observando mortandad de ganado, como le ocurrió a Agustín Aguerre, a quien en Mariano I. Loza un incendio alcanzó el 80% de su campo
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Agustín Aguerre cayó en llantos de rodillas al piso. No tenía más fuerzas. Llevaba 40 horas ininterrumpidas de lucha contra el fuego. Un foco que se había iniciado el martes pasado al mediodía en un campo vecino nunca cesó, ya había arrasado 14 campos de la zona. Uno de esos era el de su familia, ubicado en la localidad correntina de Mariano I Loza. Al productor lo rodeaban los cuerpos de sus ovejas, vacas y caballos que no habían podido escapar de las llamas: murieron calcinados.
La provincia de Corrientes atraviesa uno de los peores desastres productivos y ambientales de su historia. No alcanza el esfuerzo que se hace para salvar los animales y las forestaciones porque las llamas avanzan y arrasan con todo a su paso.
“Lo único que me alentó y me levantó es el impulso y apoyo de la gente. Había vecinos, gente del pueblo, bomberos. Un montón de personas que ni siquiera conocía que, a pesar de todo, estaban ahí ayudándome”, expresa el productor.
“Ya no sabemos para dónde ir, por dónde empezar, son demasiados focos. Apagás un incendio y se inicia otro. Tenés controlado un fuego, pero el viento cambia y perdés todo lo que hiciste durante un día o dos”, detalla.
La inversión de años de trabajo familiar quedó en ruinas. Perdió un 80% de la propiedad, son aproximadamente 1500 hectáreas, no quedaron alambrados, ni corrales. Allí crían vacas, ovejas y algunos caballos, muchos de los cuales murieron. “Nosotros vivimos de la producción del campo, es lo que heredamos. Ahora hay que arriesgar los ahorros de toda una vida, el traspaso de tierra de generación en generación. Veremos si conseguimos algún crédito o algo para poder conservar un rodeo que es nuestro medio de vida”, dice.
Todavía no pudo hacer un relevamiento de los animales que sobrevivieron. “No nos quedó prácticamente nada, tendremos que salir a vender lo poco que nos quedó de hacienda porque todos están con el mismo problema, ya no hay casi campos para alquilar”, detalla
En la misma línea, agrega: “No tuvimos tiempo de juntarlos porque seguimos apagando fuego con los vecinos. Acá no se puede ser egoísta de centrarse en la propia hacienda que está distribuida por todos lados. La hacienda está sobreviviendo en algunos lugares sin quemar, rebuscándose con algo para comer”.
“Es muy duro vender lo que tantos años guardaste. Nos quedaremos con algo y al resto lo venderemos”, agrega.
Cuenta que con los vecinos se colabora con lo que se puede. “Entre todos nos ayudamos, vamos de campo en campo. Ayer salvamos cinco casas gracias a eso y que vinieron aviones hidrantes y bomberos”, indica.
Distingue que a la zona llegaron dotaciones de bomberos de provincias vecinas. “No dan abasto, desde hace 45 días que estamos apagando fuegos. Con la desesperación y el cansancio de la gente no se puede más. Recemos y roguemos que llueva para que, por lo menos, cesen los incendios y después veremos qué hacemos con la hacienda”, pide.
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