Sectores del centro y oeste bonaerense y La Pampa recibieron precipitaciones en un momento crucial para el trigo y con foco en seguir las siembras de soja y de maíz
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Las lluvias de las últimas horas llegaron a regiones que no habían sido lo suficientemente alcanzadas por las precipitaciones en octubre pasado, como en sectores del centro y oeste bonaerense y La Pampa, según un reporte de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) difundido hoy. Donde los trigos necesitaban precipitaciones ayudarán a evitar pérdidas de rinde. Y facilitarán la implantación de la soja y otros cultivos.
Según la BCR, las precipitaciones aportaron bienestar a gran parte del norte de Buenos Aires. Con epicentro en la localidad de Lincoln, que acumuló 70 mm, otras zonas como General Pinto (52 mm), Chacabuco (53 mm) y Junín (47 mm) también experimentaron lluvias significativas, explicaron. Por otro lado, parte del sur de Córdoba y el extremo sur de Santa Fe recibieron cantidades más modestas, con 22 mm en Rufino y 42 mm en María Teresa.
“Las lluvias han favorecido a una región que había quedado con totales por debajo de los 100 mm en octubre, cuando el resto de la región quedó por encima de los 150 mm”, explicó Cristian Russo, jefe de Estimaciones Agrícolas de la BCR. Russo recordó que las precipitaciones del último mes cerraron con una media de 146 mm en las 36 estaciones de la red GEA/BCR.
Lo ocurrido cumplió en parte con las expectativas previas. Las lluvias llegaron a Buenos Aires, aunque no alcanzaron al centro-norte de Santa Fe, una zona aún golpeada por la escasez de precipitaciones. “Esperábamos que las lluvias llegaran hasta la localidad de Ceres, en el centro-norte santafecino, donde la situación sigue siendo muy crítica, pero apenas avanzaron sobre el territorio”, comentó.
En diálogo con LA NACION, Alejandro Acerbo, productor agropecuario y asesor en la zona del noroeste de Buenos Aires, en las localidades de Junín, Chacabuco y General Arenales, explicó que estas lluvias, que en la región alcanzaron los 50 milímetros, resultaron clave porque, después de tres años de sequía, venían sin napas. “El maíz temprano ya está completamente sembrado, la mayoría en las etapas V4 y V5, lo que significa que está en una fase en la que la demanda de agua comienza a aumentar. Como las napas han bajado tanto que ya no aportan a la producción, dependemos totalmente de las lluvias para poder tener disponibilidad de agua en los suelos”, expresó. Agregó: “Seguimos necesitando lluvias. Cada vez más el maíz va a ir absorbiendo esta agua en el perfil”.
Una situación similar se vive en Lincoln, uno de los partidos bonaerenses más beneficiados por las lluvias. Luis Ignacio Mateos, productor y asesor de la zona, explicó que en Roberts, ya se superaron los 60 milímetros en las últimas 24 horas. Sumando las lluvias de la semana pasada, ya acumularon más de 120 milímetros. “Esta lluvia es muy buena para los cultivos que ya están implantados, porque después de tres años de sequía, los perfiles no están cargados y las napas están muy profundas así que dependemos de las lluvias”, comentó. Por ello, Mateos enfatizó la necesidad de que continúen las precipitaciones, siendo ideal que cayeran entre 30 y 40 milímetros cada una o dos semanas.
En esa zona los maíces de siembra temprana [septiembre] se hicieron con la escasa humedad disponible en el suelo, lo que representó un riesgo al depender de la llegada de las lluvias. “Por suerte, llovió y los cultivos pudieron recuperarse”, agregó. Las últimas precipitaciones también favorecieron la siembra de girasol, que ya está casi finalizada, e impulsaron las siembras de soja. Sin embargo, llegaron tarde para el trigo, lo que podría haber causado algunas pérdidas en el rendimiento.
Dante Garciandía, de Carlos Tejedor, en el noroeste bonaerense, apuntó que allí anoche llovió 23 mm. Es una región donde los márgenes para el trigo se presentan como “muy finos”, según explicó. Según indicó, las precipitaciones ocurridas en abril (de hasta 300 mm en la zona), antes del comienzo de la campaña del cereal, mejoraron las expectativas y siembra de trigo y cebada. Ahora, en cambio, el estado de los cultivos venía “regular” y con rindes proyectados muy por debajo del deseado.
En tanto, la BCR señaló “la relevancia de las lluvias en el oeste y sur de Buenos Aires y en La Pampa”. Apuntó: “Estas precipitaciones serían muy buenas para el trigo en esas zonas, donde octubre ha sido mucho menos generoso que con el centro del país”.
Respecto de La Pampa, lo positivo es que viene lloviendo. Federico Cobreros, presidente de la Sociedad Rural del Departamento Quemú Quemú, contabilizó 15 mm. Destacó que estas precipitaciones contribuyen a recuperar los perfiles del suelo. En este contexto, mencionó que los cultivos de girasol y los pocos lotes de maíz de primera sembrados están en buen estado, aunque su desarrollo aún es incipiente. “El girasol se sembró bastante tarde, a la espera de lluvias, y de hecho, algunos productores aún están finalizando sus labores”, comentó. Además, indicó que, gracias a los buenos precios que tiene este año, muchos productores decidieron sembrar más de lo que inicialmente planearon, reduciendo así la superficie destinada a la soja.
Otras regiones
La Bolsa rosarina, por su parte, se refirió a regiones que, en esta ocasión, no fueron alcanzadas por las precipitaciones. “Las lluvias prácticamente no llegaron al sur de Córdoba y Santa Fe, donde se han registrado acumulados de solo 10 a 20 milímetros, muy restringidos en esas áreas”, añadió.
“La lluvia de esta madrugada fue espectacular. Aunque en algunos lugares llovió más y en otros menos, la precipitación fue más generalizada y abarcó una mayor parte del partido”, comentó Alejandro Vejrup, gerente de la Cooperativa Alfa, de Tres Arroyos. La semana pasada, el productor había advertido que las lluvias habían “esquivado rotundamente” a la región, lo que complicaba cada vez más la situación debido a pérdidas que ya eran irreversibles en trigo.
En este contexto, agregó: “El panorama mejora un poco. Es favorable tanto para los cultivos de gruesa ya sembrados como para la producción de pasto”.
Sin embargo, no todas las áreas se beneficiaron por igual. “En el sudoeste del partido, los registros fueron bajos, con solo 10, 12 o 15 mm. Es una lástima, porque, aunque ayuda, no es suficiente para revertir la escasez hídrica en esos suelos y llega tarde para los cultivos de fina”, explicó Vejrup.
Anticipó rendimientos muy dispares: “Algunos productores cosecharán 6000 kilos de trigo, otros 5500 kilos, y algunos apenas 1000″. Subrayó que, “lamentablemente, habrá casos extremos en el mismo partido, ya que en pocos kilómetros las situaciones son muy diversas. En algunos casos, los daños ya son irreversibles”.
En la zona la siembra de soja había comenzado a detenerse por la falta de humedad, pero ahora estas precipitaciones ayudarán a retomarla.
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