En el sector buscan evitar cualquier nueva medida de intervención sobre la actividad
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En la agroindustria la coincidencia es que los buenos precios internacionales, que más allá de la soja también rozan al maíz y el trigo, son una oportunidad para la actividad. Mientras al interior del sector no se visualiza una preocupación puntual por el impacto sobre los productos finales, hay un esfuerzo por dejar en claro que es baja la incidencia de las materias primas sobre los valores al público, además de buscar despejar cualquier intervención del Gobierno o incremento de las retenciones.
En el caso de la soja, más del 95% se exporta y no tiene incidencia sobre los productos internos. El trigo y el maíz, en cambio, tienen una importante transformación local. Sin embargo, en el caso del maíz, según la Fundación Agropecuaria para el Desarrollo de la Argentina (FADA) este tiene una incidencia del 11% sobre el valor de un kilo de carne. El trigo, en tanto, se lleva un 13% del precio final del pan.
“Nunca faltó maíz en la Argentina. El problema no es el precio internacional, sino que muchos productos generados con maíz tienen un precio congelado”, apuntó Alberto Morelli, presidente de la Asociación de Maíz y Sorgo Argentino (Maizar).
Para el dirigente de Maizar, “aumentar las retenciones no cambia el precio de los alimentos, pero afecta la rentabilidad del productor”.
En las últimas horas circularon diversos rumores sobre qué actitud podría llegar a tomar el Gobierno. Una de esas versiones indicaba que el gobernador de Buenos Aires, Axel Kicillof, habría sugerido al presidente Alberto Fernández, subir 5% las retenciones a la soja (hoy tributa un 33% el grano) para crear un fondo alimentario y subsidiar el consumo de harinas y pollo. Esto fue negado de manera terminante cerca del gobernador. “Nosotros no tenemos nada que ver con las retenciones. Es un tema en el que Axel no está participando, de ninguna manera ni con ningún interlocutor”, dijeron. En tanto, en el Ministerio de Desarrollo Productivo negaron medidas por la suba de los precios de los granos.
Para David Miazzo, economista de FADA, cualquier incremento de las retenciones al sector tendría un mínimo impacto para bajar precios de los alimentos. “El maíz representa el 11% del precio final de la carne. Si se decide subir 10 puntos a los derechos de exportación al maíz, se mejoraría el precio de la carne sólo un 1,1%, cuando la inflación mensual está cerca del 4%. Es decir, con una medida como esta se logra ahorrar, por única vez, sólo una semana de inflación”, indicó.
“Algo similar sucede con el trigo y el pan. El trigo representa el 13% del precio del pan. Subir los derechos de exportación al trigo podría generar un impacto en el precio del pan de sólo el 1,3%, o sea poco más de una semana de inflación”, agregó.
Industria
En este contexto, desde la industria molinera están atentos a los precios controlados por el Gobierno que no siguen la dinámica de los valores a los cuales se abastecen de materia prima.
Al respecto, Diego Cifarelli, presidente de la Federación Argentina de la Industria Molinera (FAIM), señaló que el abastecimiento de la harina sigue sostenido. “No falta harina en ningún lado en ninguna parte del país. Obviamente la industria sigue muy complicada con la harina fraccionada de góndola porque el trigo sigue escalando el precio y ya hoy tenemos un pase desde que empezó Precios Máximos de más del 60% y nosotros solo tuvimos el 9%. Esto lo hace impracticable pero aun así se sigue abasteciendo”, dijo.
En cuanto a la harina de panadería, indicó que existe un normal abastecimiento: “Va teniendo pequeños cambios que van acordes al trigo pero se está vendiendo muy lejos de lo que debería venderse”.
Por su parte, Roberto Domenech, presidente del Centro de Empresas Procesadoras Avícolas (CEPA), se refirió no sólo al maíz sino a otros insumos en general. Dijo que, si bien “cuesta cerrar operaciones”, no hay faltante de ese producto clave.
“Los precios de los insumos, maíz, soja, electricidad, logística, subieron, también sueldos. Con mucho trabajo se consigue abastecimiento, no hay faltante, cuesta cerrar las operaciones pero se logran”, indicó.
En medio del contexto actual, Juan Manuel Garzón, del Ieral, de la Fundación Mediterránea, destacó lo que dicen en el sector: hay que ver la incidencia de las materias primas como tal dentro de los costos finales de los alimentos como carne, pan o la polenta, entre otros.
“La participación de las materias primas en lo que paga el consumidor en general es baja, no debe pasar el 20 a 25% en algunos casos y en algunos otros menos”, dijo.
Adrián Gutiérrez Cabello, docente de la Universidad Nacional de San Martín, profundizó en este análisis, destacando que si hay un traslado de precios internacionales es “relativamente bajo”.
“Si bien existe un traslado de los precios internaciones de los cereales a los alimentos, este es relativamente bajo dado el agregado de valor que surgen en las distintas etapas productivas. De este modo, por ejemplo y de acuerdo con las cantidades necesarias de maíz para generar un kilo de carne aviar, un incremento en el precio del maíz del 10% debiera significar una suba en el precio final del 2,9% teniendo como referencia el pollo fresco que es el menor precio y no así los productos trozados”, explicó.
“Para el caso de la carne de cerdo, la suba del 10% del precio del maíz representaría un crecimiento del precio promedio final de los distintos cortes del 1,5%. Y se tiene en cuenta la carne bovina, de acuerdo con el consumo de maíz para generar un kilogramo de carne según datos del Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca, ese crecimiento en el precio del maíz tendría que significar una suba del precio del 1,25%”, agregó.
Señaló que en el caso del pan un 10% de suba en el precio del trigo representaría un incremento en el precio final del 1,6%.
Para Horacio Salaverri, presidente de Carbap, el campo hará una contribución clave debido a la suba de los precios internacionales. “Nosotros sostenemos que por el aumento de los valores intencionales el Estado va a recibir alrededor de 3000 millones de dólares más por retenciones y 8000 millones en ingreso de divisas (extra) y nada de esto estaba previsto en el presupuesto. Consideramos que ante la situación de gastos extras por la pandemia el aporte del sector es muy importante”, dijo.
Con la colaboración de Mariana Reinke
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