Así se desprende de un análisis realizado por la Bolsa de Cereales de Buenos Aires que consideró lo que se puede importar en función de los dólares habilitados por el Banco Central (BCRA)
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Un 57% de las necesidades de importación de fertilizantes que tiene el sector agropecuario argentino podrían quedar sin cumplirse hacia fin de año, por un tope al que estaría por llegarse en el mes actual. Según un documento realizado por la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, este número surge de un escenario de base, es decir, cantidades promedio 2020 y 2021, y precios promedio de enero a junio de este año. Su principal causa sería la restricción a las importaciones dispuesta por el Banco Central (BCRA).
Vale recordar que, además del contexto internacional con una alta volatilidad en los mercados, la Argentina se encuentra ante una escasez de divisas que llevó al BCRA a fijar en marzo pasado cupos al acceso al mercado de cambios para importaciones, con este parámetro: “En 2022 se podría importar por un monto equivalente al menor del valor de las importaciones FOB de 2021 más un 5%, o de las importaciones del año 2020 más un 70%, prorrateado por mes, con la posibilidad de adelantarse hasta un 20% del cupo anual, que se estima en US$1889 millones”.
Si bien en los primeros meses del año este cupo “no se tradujo en un limitante real, debido a la fuerte estacionalidad que presentan las importaciones de fertilizantes para el sistema productivo de la Argentina, se puede ver que los mayores volúmenes se esperan, en años normales, entre junio y noviembre”.
Dada la importancia de los fertilizantes importados en el consumo total de la Argentina, las necesidades de importación crecieron significativamente: “Tomando cantidades promedio de los años 2020 y 2021, y considerando los precios observados hasta junio de 2022, se proyectan importaciones para el resto de los meses del año por encima de los máximos históricos”.
En detalle, en el último año los precios de los fertilizantes exhibieron un marcado incremento, incluso en relación con el precio de los granos. “Para el caso del maíz, en julio se necesitaba en la Argentina entre un 30% y un 39% más de grano para comprar la misma cantidad de fertilizantes que el año pasado, lo que impacta negativamente sobre la decisión del productor”, asegura.
Para la entidad, “es evidente que las restricciones a las importaciones de insumos clave para el sector agroindustrial podrían convertirse en una gran limitante para la producción, pudiendo, incluso, ocasionar mayores restricciones futuras de divisas en caso de que la producción se vea reducida por una menor fertilización”.
En este contexto, analiza tres escenarios alternativos. En el primer escenario se plantea, siguiendo el hecho de que “los requerimientos de fertilización (por hectárea) son menores para el caso de la soja que para el maíz”. De acuerdo con las cifras del Relevamiento de Tecnología Agrícola Aplicada (ReTAA) de la campaña 2020/21, “el maíz utilizó 71 kilos de nitrógeno por hectárea sembrada, y 14 kilos de fósforo, mientras que las cifras para soja fueron de cero y 6, respectivamente”.
Sin embargo, aunque en el “caso hipotético que en la campaña 2022/2023 se siembren 3 millones menos de hectáreas de maíz, que pasarían a destinarse al cultivo de soja, se requerirían importaciones de fertilizantes por US$3742 millones, unos US$656 millones menos que en el escenario base, superando el tope del BCRA en un 98%, destacando además que este cambio en el mix de producción implicaría un menor ingreso de divisas por exportación de granos, de US$1350 millones, un perjuicio neto para la balanza de pagos”.
El segundo escenario alternativo que plantea el organismo supone precios para el resto del año iguales a los niveles de junio de 2021. En rigor, en los últimos días, los precios de fertilizantes experimentaron un retroceso, “tendencia que podría continuar”. Pese a ello, “igualmente se superarían ampliamente los montos impuestos por el BCRA”.
“De ese modo, al tomar el promedio de lo transcurrido de 2022 se podría estar sobreestimando los valores de las importaciones de la segunda mitad del año. Nuevamente, si bien esto implica una baja en valor respecto al primer escenario, se superan ampliamente los montos impuestos por el BCRA”, dice.
“De hecho, para que las importaciones alcancen el límite habilitado por el BCRA, sin compensar vía cantidades, los precios de los fertilizantes a importar deberían caer, en promedio, un 58% adicional con respecto a los precios observados en junio 2021″, agrega.
El último de los escenarios posible para la Bolsa de Cereales “implicaría un ajuste en las cantidades aplicadas de fertilizantes por hectárea, dada la más desfavorable relación insumo-producto”.
“En la práctica, se esperaría una combinación de estos efectos, con caída de precios y cantidades, que podrían llevar los requerimientos de importación a valores algo menores a los aquí presentados, aunque todavía bien por encima de los límites permitidos”, afirma.
A modo de reflexión, la institución cierra su informe diciendo que no se pueden obviar las consecuencias que implicaría la escasez de fertilizantes para el mediano plazo respecto de los efectos sobre la sostenibilidad, tanto productiva como ambiental. “La Argentina tiene un enorme potencial para crecer en rendimientos por hectárea de manera sustentable, a través del cierre de las brechas tecnológicas en donde la fertilización es un componente esencial”, finaliza.
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