La liberación del mercado de comercialización de trigo generó un fuerte aumento de la siembra de este cereal, acompañado por un aumento en la dosis promedio de fertilizante utilizada. Las estadísticas de Fertilizar AC muestran que estamos retornando a los niveles de aplicaciones de 200 kilos de fertilizante por hectárea, ya utilizados en las campañas 2010-2011. Es necesario recalcar que estas dosis son insuficientes para las actuales condiciones de producción básicamente por dos motivos. Por un lado, el desgaste acumulado de los suelos, por otro los progresos de la genética que elevan el potencial de rendimiento y la demanda de nutrientes.
Las nuevas variedades de trigo han revolucionado el potencial de rendimientos, especialmente en el norte de la Región Pampeana. En la red de ensayos que hemos generado con estas variedades, es frecuente superar los 8.000 kg/ha cuando utilizamos altas dosis de fertilizante. El desafío en estas variedades es lograr contenidos de proteína y gluten que los habiliten como trigos de molienda directa, ya que con un manejo "convencional" presentan muy buenos rendimientos pero con bajos niveles de calidad.
Vamos a profundizar el tema estudiando un ensayo realizado en la localidad de Roldan en la Campaña 2016/17, que fue parte de una amplia red desarrollada en las últimas dos campañas. En el citado ensayo se sembró un ciclo largo en condiciones de campo, con una base de fertilizante de 20 kg/ha de P y 14 k/ha de azufre, que se corresponden con 100 kg/ha de MAP y 78 kg/ha de yeso, respectivamente. A esta base se le fueron agregando dosis de N crecientes, partiendo de los 38 kg/ha con los que contaba el suelo, de forma tal de llevar el nivel de oferta primero a 150 kg/ha y luego a 300 kg de N/ha. Podemos considerar al suelo como típico de la región.
Como podemos ver en la Figura 1, el aumento de rendimiento fue prácticamente lineal hasta los 300 kg/ha de N. El tratamiento sin agregado de N logra 4300 kg/ha de rendimiento, con un muy bajo nivel de proteína (9,3%). En cambio, la dosis de máxima equivalente a 570 kg/ha de urea o 819 kg/ha de UAN, generó un salto de rendimiento y calidad, logrando 7900 kg/ha con 11,3% de proteína.
Recién a las dosis máximas del ensayo logramos optimizar rendimiento y calidad, pero cabe aclarar que estas dosis son muy superiores a las actualmente utilizadas en nuestro país.
Fertilizar A.C. realizó un análisis económico a precios actuales. En estos datos se muestra como los productores de punta pueden mejorar su rendimiento y calidad, pasando el ajuste de 150 a 200 kg/ha de N, aplicando una dosis equivalente a 108 kg/ha de urea. La dosis suplementaria aumenta los costos en aproximadamente 45 u$s/ha, pero el incremento de rendimiento y calidad supera ampliamente esa cifra, por lo que el retorno del fertilizante alcanza casi el 100%.
Siempre recomendamos partir de un análisis de suelo y utilizando umbrales de N suelo + fertilizante o modelos de simulación, generar un diagnóstico de la situación. Por último, recomendamos trabajar las dosis altas de N con aplicaciones divididas de forma tal de minimizar el riesgo ambiental y económico.
En cuanto a los otros nutrientes, si bien no fueron profundizados en esta nota, es necesario asegurar que el fósforo, azufre y zinc estén en niveles de disponibilidad adecuados.
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