Vanesa Padullés Igoillo, productora y presidenta de Coninagro Córdoba, escribió una carta con la preocupación sobre la situación actual del país y el campo
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El sábado, Vanesa Padullés Igoillo, productora y presidenta de Coninagro Córdoba, publicó una carta en donde alertaba sobre la situación desesperante del país y el campo. El domingo por la noche habló en el programa de José Del Rio, Comunidad de Negocios en LN+ y detalló por qué la incertidumbre de las malas cosechas se potencia con las malas decisiones y la poca previsibilidad que ofrece el Gobierno.
Consultada por Del Rio sobre qué la motivó a sacar esa carta, Igoillo respondió que se le ocurrió cuando el Indec publicó los últimos datos sobre la pobreza que llegó al 39,2%. “El disparador fue conocer el índice de pobreza. Todo lo que venimos padeciendo, sumado a la sequía atroz que nos empaña todos los sueños, encima con esa apropiación de la renta que hizo el Gobierno, ¿dónde está el Estado presente si tenemos este índice de pobreza?”.
En ese sentido, se le preguntó sobre la vida de un productor: “Nosotros somos una empresa familiar que a diario tenemos que tomar decisiones y convivimos con los ciclos naturales de los cultivos y la cría de la ganadería. Son ciclos a largo plazo, en donde tenemos que planificar y saber con estabilidad ciertos escenarios estables qué vamos a hacer porque no podemos estar con reglas de juego que cambian a mitad de camino”.
Además, habló sobre la histórica sequía y cómo impacta en la cadena de producción: “Hay generaciones que no la vieron o no la habíamos pasado. Esta sequía implica algo que uno se imagina que va a ir afectando a todas la poblaciones en el interior porque empieza con las producciones afectadas, la bajas de los rindes, los índices en la ganadería que ven afectada su productividad... Esto se traduce en menos viajes en camiones, menos inversiones en las poblaciones... la cadena se va a ver interrumpida y ni hablar del país con la falta de divisas”.
La carta completa:
La falta notoria de un rumbo de país, planificado y llevado a la acción, que nos conduzca hacia un futuro mejor con desarrollo, educación, sostenibilidad económico-ambiental e inclusión queda cada vez más al descubierto por indicadores que -tristemente- como el alto índice de pobreza de nuestra población, cuán lejos estamos de esa realidad.
Esa falta de visión sin rumbo cierto agrega con las decisiones reactivas del Gobierno -de parche tras parche en las políticas económicas- más incertidumbre, lo que no contribuye en la seguridad jurídica y económica de las decisiones que debemos tomar los productores agropecuarios como así otros integrantes de la cadena para seguir produciendo de cara a la próxima campaña y las altas inversiones que deben afrontar para ponerla en marcha, más tan castigados real y emocionalmente tras pasar este tremendo impacto climático de la sequía.
Todo esfuerzo de progreso se ve amedrentado por precios distorsionados sin referencias reales de mercado ante los diferentes tipos de cambios (manipulados, anunciados, demora en ponerlos en marcha, etc) que no están pensados para mejorar la situación real de la producción contemplando sus necesidades sino sólo con fines recaudatorios no tiene en cuenta los efectos colaterales que provoca ese manoseo en otras variables económicas y producciones.
La suba de costos por esos mismos tipos de cambio, escenarios de inestabilidad y la presión impositiva asfixiante que -ante una voracidad fiscal sin límite- lejos de propulsar las empresas rentables para ser sostenibles en el tiempo económica, social y ambientalmente, nos pone a todos al límite del abismo, tirando por allí también toda inversión y esfuerzo anterior de campañas realizadas con alto costo de difusión -como por ejemplo- para aumentar exportaciones o la importancia de la nutrición de suelos.
Presionados por la baja rentabilidad que nos generaron apropiándose por años de nuestra renta, no nos permitieron los ahorros suficientes para hacer frente a una contingencia climática como esta de la forma que hubiésemos sabido hacerlo, y hoy nos ponen en esta situación denigrante de mendigos de ayuda en financiamiento, donde la letra chica de anuncios grandilocuentes para titulares de diario hacen gran parte de lo prometido inalcanzable más las demoras en la implementación, a veces lo transforman en absurdos paliativos. Siempre nivelando para abajo, sometiendo a la población a su torpe y mal intencionada manipulación populista.
Le pido al Gobierno y a la oposición tomar nota de lo que acontece y lo que acontecerá tras esta sequía histórica. Tomarán real dimensión lo que significaba que el 25% del PBI Argentino lo aporte el campo y sus implicancias en la vida de los argentinos en general y de cada una de las poblaciones del interior donde recaen los beneficios directos e indirectos de su desarrollo económicos.
Esperanzados y resilientes como nosotros estamos al iniciar la nueva campaña pase lo que pase, con posibilidad que las semillas con buena genética implantadas se transformen en cuantiosos frutos a la cosecha, así los invitamos a ver el futuro, pero también con la misma responsabilidad, madurez y eficiencia con que la cuidamos al igual que nuestros suelos, deseamos que ustedes lo hagan de verdad con Argentina y todos sus ciudadanos.
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