La Cámara Argentina de Biocombustibles solicitó una norma que “promueva la libre competencia”
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La cámara que agrupa a las principales empresas productoras y exportadoras de biodiésel pidió reformar el régimen para los biocombustibles. Así lo planteó la Cámara Argentina de Biocombustibles (Carbio).
La ley ómnibus que no avanzó en el Congreso contemplaba reformas en la actividad, como que los exportadores pudieran abastecer el mercado local. También abría la puerta a la importación y que pudiera jugar las petroleras. El sector exportador estaba a favor de una desregulación que también implicaba el fin de la política de cupos y precios.
En su comunicado, Carbio dijo: “Entendemos que en su capítulo sobre biocombustibles, el Proyecto de Ley de Bases y Puntos de Partida para la Libertad de los Argentinos que presentara el Ejecutivo y fuera aprobado en general por la mayoría en la HCD [Congreso], otorgaba un horizonte de crecimiento, además de desregular y promover las bases de una Argentina más competitiva”.
Según Carbio, el país “necesita terminar con un sistema antimercado de cupos y precios en biodiésel que es costosísimo para el consumidor y no existe en ninguna otra parte del mundo”.
Agregó: “Hay que lograr que el Congreso sancione una nueva ley que promueva la libre competencia y el crecimiento del biodiésel, en favor de la competitividad de nuestra economía y del medio ambiente”.
De acuerdo a la cámara, esto debería incluir “elevar el corte obligatorio al B15, para marzo del 2025 y continuar los posibles incrementos en convergencia con el mercado brasileño, atendiendo a la similitud tecnológica del parque automotor de ambos países y aprovechar las experiencias de uso que se puedan tener a nivel regional”.
También consideró que debe permitir “la participación de todas las empresas productoras de biodiésel en el corte obligatorio del mercado interno”. Consideró que la norma tiene que promover “un mercado de libre competencia, sin restricciones o segmentaciones en la menor medida posible “.
La cámara alertó: “Desde 2010 (año en que dio comienzo el corte obligatorio de biodiésel con gasoil en la Argentina), el consumo de biodiésel se duplicó en el mundo, pasando de 26 a más de 52 millones de toneladas anuales, mientras que en la Argentina se redujo más del 40%, producto de pésimas políticas intervencionistas del mercado”.
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