El universo de las nuevas tecnologías para el agro está formado por una infinidad de utilidades que van desde las aplicaciones para la toma de decisión, hasta la conformación de comunidades colaborativas donde se comparten diferentes tipos de informaciones. En medio de estos extremos, encontramos sensores de aplicación variable, drones de monitoreo y recolección de datos, imágenes satelitales, análisis de big data, sistemas de planificación de recursos (ERP), herramientas de trazabilidad, herramientas digitales de negociación, monitoreo climático y muchos otros. Pero sin duda, uno de los segmentos de AgTech que más atención captan por parte de los actores del agro y del público en general es el de la automatización de procesos, es decir, los robots del agro.
La robotización puede inicialmente dividirse en dos grandes segmentos, el industrial (robots industriales) que incluye sectores como el automotriz, metal, químico y electrónico entre otros, y el segmento de servicios (robots de servicios), dentro del cual se encuentra la categoría de servicios profesionales y en particular el agro.
El número de robots de servicios está en constante crecimiento y se estima que hacia 2021 existirán más de 1 millón de unidades funcionando, lo que representará un 400% de incremento respecto de los números actuales.
Actualmente, los robots del agro están representados en su mayor proporción por aquellos relacionados con la automatización de tambos, una actividad que en el mundo se encuentra en una clara tendencia de robotización. Sin embargo, muchas otras actividades son el principal objetivo de proyectos de automatización, y producto de esto, se estima que en los próximos dos años existirán más de 30.000 robots trabajando en distintas actividades agropecuarias.
Aunque no todas a nivel comercial, hoy podemos encontrar diversas maquinarias agrícolas autónomas como tractores y cosechadoras, robots que relevan y controlan malezas o que monitorean rendimiento y calidad de diversos cultivos, los cuales combinados con diversas herramientas digitales y valiéndose de inteligencia artificial, aprenden y toman decisiones respecto de sus propias acciones.
Sobre este último punto, será necesario un análisis más profundo, ya que la inteligencia artificial está diseñada para optimizar procesos y el uso de recursos en términos de eficiencia productiva en función de un objetivo determinado, pero la producción agropecuaria sustentable demanda una mirada de largo plazo, en la cual las decisiones tecnológicas actuales definen no solo el nivel de productividad del presente, sino también del futuro, e inclusive la propia subsistencia de una explotación agropecuaria.
En este sentido, probablemente continúe siendo necesario un grado importante de intervención humana que aporte el ingrediente emocional en la toma de decisiones pensando en la sustentabilidad de los sistemas agropecuarios. Por esto, el mapa robótico del futuro del agro probablemente esté compuesto, por lo menos en parte, por cobots (robots que interactúan física y/o intelectualmente con humanos) de modo de garantizar una toma de decisión empática y sustentable.
El nuevo ecosistema tecnológico del agro está en plena construcción y seguramente continuaremos viendo en el futuro cercano la llegada de nuevos actores y nuevas tecnologías, que continuarán desafiándonos a encontrar nuestro nuevo espacio y nuestro nuevo rol para contribuir a este gran desafío del agro sustentable.
El autor es gerente senior de Investigación y Desarrollo de BASF
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