Las tres megaoperaciones que están en danza en el mercado mundial de agroquímicos y semillas, esto es, Bayer-Monsanto, ChemChina-Syngenta y Dow-Dow, van a generar muchos interrogantes dudas y temores no sólo de parte de los productores, sino también de los distribuidores, asociaciones profesionales, técnicas y académicas, así como de las autoridades regulatorias de los países donde operan.
Las autoridades regulatorias tendrán que definir si estas megaempresas representan un peligro para la libre competencia, para la fijación de precios, oferta de productos, etcétera. Los distribuidores se preguntarán si habrá cambios en las redes y si esto se va a traducir en menos puntos de ventas. Los productores estarán pendientes de los precios y de la reducción en el número de oferentes.
En tanto, las asociaciones verán con resquemor la posible simplificación de la paleta de productos, semillas o de los eventos transgénicos.
Por otra parte, los otros jugadores de la competencia pueden interpretar la aparición de estos nuevos participantes como una gran oportunidad porque cuanto más grandes son les puede resultar más difícil mantener su participación de mercado o como una gran amenaza que viene a aplastarlos con su poderoso musculo financiero.
En todo caso y, sin duda, estas megaempresas serán diferentes a lo que eran o a lo que representaban. Es solo cuestión de tiempo hasta que los nuevos planes se cristalicen en restructuraciones internas de las áreas de administración, producción, ventas y marketing así como en el contacto con los distribuidores, productores, técnicos y otros participantes del mercado. Nada será igual.
Queda en manos de los gobiernos de los distintos países donde operan la difícil tarea de hacer frente a estas dudas, temores e interrogantes. La industria ha atravesado diversas olas de fusiones y consolidaciones en los últimos treinta años.
Lo inusual de la situación no es que enfrentamos una fusión o una adquisición sino que se dan en forma casi simultánea tres megaoperaciones cuyos efectos combinados son difíciles de medir tanto en el corto como en el largo plazo. La consolidación del mercado mundial llevaría a una dramática concentración que los organismos de control deberían analizar con cuidado. Las tres megaempresas pasarían a representar el 63 por ciento del mercado de agroquímicos.
El autor es CEO de Los Grobo