Es frecuente que cuanto mayor es la competencia entre bancos, las empresas aprovechan las mejores condiciones para endeudarse, pero cuando la confianza se resquebraja y las líneas desaparecen, las empresas, sobre todo las pymes, reavivan el dilema de cómo diversificar su fondeo cuando el mercado empuja a la banca y a los mercados de capitales a atrincherarse.
Cuando a fines de 2009 explotaba la burbuja inmobiliaria en Estados Unidos y a JP Morgan Chase se le desinflaba ese negocio, aprovechó la tendencia alcista de las commodities y en ocho años incrementó los préstamos en los agronegocios un 76%.
Sin embargo, los magros resultados por la caída de precios, el factor climático y una menor demanda por la disputa con China generaron en el 2018, según el First Midwest Bank, un aumento en la mora del 287%.
Con este panorama, entre diciembre de 2015 y marzo del 2019, JP Morgan Chase y otros bancos comerciales redujeron sus líneas de crédito un 17,5%. De no ser por la red de bancos del Farm Credit System compensando con nuevos préstamos la salida de estos bancos, la morosidad hubiese sido mayor.
El desafío de la Argentina
Al vencimiento de sus préstamos, las empresas renegocian sus préstamos en condiciones muy diferentes según cada banco, y que podría complicarse aún más si los mercados financieros globales se debilitan o la Argentina no sale rápido de este pantano.
Si bien es incipiente, la progresiva irrupción de las fintech y techfins como nuevas plataformas de financiamiento digital asociadas a big data, blockchain o inteligencia artificial, que está desafiando a la banca global e irá evolucionando hacia diferentes formatos, es una luz al final del túnel.
En ese variado universo, donde conviven todo tipo de plataformas y productos, es importante entender la estructura de capital y competitividad de su fondeo, para determinar si el modelo de negocios puede ser sostenible y escalable.
Aunque el mundo fintech & techfin trae un vacío de regulaciones y supervisión a nivel global, y la incógnita de cómo responderán ante cualquier crisis financiera, ya son una realidad que exigirá a las empresas a adaptarse a nuevas formas de financiamiento.
En China, y en solo cuatro años, MYBank, de Jack Ma dueño de Alibaba, otorgó US$290.000 millones a 16 millones de empresas pymes a través del celular.
En Estados Unidos, en solo cuatro años ProducePay financió a más de 750 horticultores por US$1000 millones. Y en la Argentina, en los últimos dos años y medio, Mercado Crédito otorgó 210 mil préstamos a 150 mil pymes por US$500 millones.
Por otro lado, con la tendencia de la banca global a crear nuevos vehículos de crédito para alivianar el peso de las regulaciones, sumado al exceso de liquidez, rendimientos negativos en bonos soberanos de bajo riesgo e inversores de impacto buscando colocar su dinero, hay alternativas de fondeo, pero selectivas y a cuentagotas por el riesgo argentino. Y para calificar, las empresas deben sortear requisitos más amplios que los de la banca tradicional.
El autor es socio de Grupo Agrarius (www.grupoagrarius.com)
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