Técnicos y productores registraron una fuerte afectación tras las elevadas temperaturas de la semana pasada
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Luego de la intensa ola de calor que se registró la semana pasada, y pese a algunas lluvias posteriores que se registraron, en varias regiones productores y técnicos comentaron que quedaron “quemados” muchos cultivos de maíz y soja. No hay una estadística aún de cuántas hectáreas quedaron en esa situación, pero serían cientos. En este escenario, para las próximas dos semanas, Eduardo Sierra, agroclimatólogo, alertó que son escasas las precipitaciones que se registrarían sobre la zona agrícola núcleo, hoy la más golpeada en el país en materia de agricultura.
La semana pasada, la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) estimó en 34,5 millones de toneladas la cosecha de soja a nivel país, el segundo peor registro desde 2008/2009. En esa campaña se habían recolectado 31,8 millones de toneladas. En tanto, esta semana la Bolsa de Cereales de Buenos Aires calculó que la pérdida entre los distintos cultivos significarán menores exportaciones por más de US$14.000 millones.
En la zona de Monte Buey y otros lugares del sudeste cordobés, para Juan Pablo Ioele, asesor y técnico del INTA, las elevadas temperaturas de los últimos días fue “la estocada final”. Señaló: “Transitando la etapa final de la tercera Niña consecutiva y, a su vez, la de peor intensidad, el sábado 11 y domingo 12 se respiraron en el sudeste de Córdoba sensaciones térmicas de 46°C, humedades relativas próximas a los 20°H y viento norte”.
Así, para el experto, en medio del escaso crecimiento de los cultivos debido a estar siempre estresados, las temperaturas del suelo fueron siempre altas aumentando a su vez la evaporación.
“Numerosos lotes cuentan con deficitarios desarrollos radiculares que le permiten explorar solamente los primeros centímetros de suelo. Todas estas condiciones hicieron que algunos ambientes entraran en su punto de marchitez, que en función de la situación puede ser temporal o permanente (PMP)”, explicó. En rigor, si es permanente, esto ya significa que las plantas no se recuperarán por más que se registren precipitaciones.
Ioele remarcó ante LA NACION que “las condiciones extremas del fin de semana quemaron maíces tardíos”. Los maíces tardíos se hicieron sobre siembras de diciembre pasado.
“El lunes pasado parte de la región recibió entre 15 y 30 milímetros de lluvias que claramente diferenciaron a los dañados temporariamente de los que ya no tienen vuelta atrás y su daño es permanente. Este punto de marchitez permanente es alcanzado cuando la humedad disponible en el suelo es inferior a la que la planta requiere para subsistir. Además de la temperatura del suelo, del aire y la exploración radicular para alcanzar el punto de marchitez permanente tienen que ver la estructura y textura del suelo, salinidad, cobertura y obviamente humedad del perfil”, apuntó.
“En las recorridas posteriores a la lluvia ya empezamos a ver sojas todavía dadas vuelta, con los ápices perdiendo turgencia y color, y además con los estratos inferiores perdiendo todas sus hojas. También la suerte de numerosos lotes de maíz principalmente tardíos, una situación nunca antes vista en la zona”, expresó. Añadió: “Encontrar maíces tardíos en estado vegetativo quemarse en febrero es algo que la región no había experimentado nunca. La campaña venía muy complicada y estas últimas condiciones extremas terminaron por definir la suerte de muchos lotes y productores en esta porción de la zona núcleo”.
Lamentable!.. 😔 pic.twitter.com/xgbJI4cHNN
— Matias Longinotti (@Matias2623) February 15, 2023
En Buenos Aires
Dante Garciandía, integrante de la Asociación Rural de Carlos Tejedor, también describió una situación fuerte entre Curarú (partido de Carlos Tejedor) y Abel (partido de Pehuajó), justo en el limite. Allí, tras las temperaturas, hay cultivos que “se están quemando; tiran la hoja”.
“Desde el miércoles 8 hasta el domingo se sucedieron temperaturas altas extremas para la zona oeste de la provincia de Buenos Aires, con registros de 40°C. Sumado a la falta de precipitaciones de los últimos 45 días, con enero 66 mm y febrero nada, afectó significativamente a los cultivos agrícolas, siendo la soja de primera [siembras de octubre] afectada en una proporción de alrededor del 20%, pero en soja de segunda lotes afectados entre 60-70% donde la planta se morirá por completo en el 100% de muchos lotes si no suceden lluvias en los próximos 10 días”, dijo. Detalló que la misma situación se da para el maíz tardío. En Carlos Tejedor habían calculado que en la región este año la agricultura tendrá 250.000 toneladas menos lo que representará una pérdida de $15.000 millones.
Pronóstico
Respecto de las perspectivas de lluvias para las próximas dos semanas, el agroclimatólogo Eduardo Sierra explicó que el área en donde “no habrá lluvias demasiado importantes” abarca el área agrícola principal del Conosur. Esto es Uruguay, Río Grande do Sul, Corrientes, Entre Ríos, Santa Fe, Córdoba, La Pampa y el centro y norte de Buenos Aires.
“Va a llover en Paraguay, Bolivia, el NOA argentino, el este de Cuyo, el sur de la región pampeana. Sin embargo, en la zona núcleo va a llover muy poco”, dijo.
El informe que realizó arroja que hasta el 22 del actual habrá “moderado calor, acompañado por precipitaciones de variada intensidad, llegando con escasa efectividad al área agrícola principal de la Argentina y Uruguay, finalizando con un marcado descenso térmico”.
Las perspectivas agroclimáticas del 23 de febrero al 1° de marzo de 2023 muestran temperaturas por debajo de lo normal, seguidas por un moderado ascenso térmico que finalizarán con precipitaciones de variada intensidad, pero “con registros escasos sobre el área agrícola principal argentina”.
Con la colaboración de Pilar Vazquez
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