En pocos kilómetros de distancia se ven rendimientos de maíz desde 0 hasta 6000/7000 kilos por hectárea y sojas desde 0 hasta 3000 kilos
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En una campaña donde ninguna estrategia surtió efecto para enfrentar las crudas condiciones ambientales que nos tocó trascurrir, los primeros rendimientos obtenidos no son una sorpresa.
El abanico de rendimientos cosechados hasta ahora tiene una característica y es que el piso es cero. Los años Niña no solo tienen la característica de las escasas de precipitaciones sino también una gran heterogeneidad de la distribución de esos pocos milímetros.
De esta manera, tenemos en escasos kilómetros de distancia diferentes escenarios productivos que están dando como resultado rendimientos de maíz desde 0 hasta 6000/7000 kg/ha y sojas desde 0 kg/ha hasta 3000 kg/ha en pocos lotes.
El impacto es muy grande, principalmente por la alta proporción de malos rindes en función de los pocos aceptables. Tenemos situaciones de productores que solo van a recolectar el 35-40% de la superficie sembrada y encima los rindes en esos lotes son muy bajos con el aditivo que son campos alquilados.
Los mejores resultados se encuentran donde tuvieron la suerte que pase la nube por arriba y en el resto no hubo estrategias ni ambientes que hayan podido revertir la situación de la falta de lluvias.
Hasta las estrategias más conservadoras no pudieron defender el rendimiento en muchas zonas, donde ni el atraso de fecha de siembra en los maíces pudieron escapar al infierno que fue el verano.
Impacto
Existen en gran parte de la zona núcleo numerosos productores que ya venían golpeados. Que cosecharon casi nada de trigo por la seca/heladas y tenían puestas todas sus expectativas en sojas de segunda que se secaron por completo a mediados de febrero por la escasez de humedad y altas temperaturas que los acompañó toda la campaña. Lo miso pasó con los maíces/sojas implantados sobre cultivos de cobertura donde las casi nulas lluvias durante su ciclo no pudieron revertir el perfil seco con el que largaron.
Los rendimientos no sorprenden a nadie para mejor pero si para peor, ya que en muchas de las estimaciones de rendimiento no se tenían en cuenta el escaso peso de los granos y las mermas por calidad que son muchísimas. Con lo cual las penurias de esta campaña que no se termina nunca parecen no acabar, con rendimientos bajos de escasa calidad y con la amenaza de las lluvias que nunca estuvieron cuando las necesitábamos y parecen empecinarse en aparecer ahora para entorpecer la recolección de lo poco que hay.
El autor es técnico del INTA Marcos Juárez
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