Se trata de la carinata; ya se siembran 32.000 hectáreas y hay proyecciones para llegar a un millón de hectáreas
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Sustentabilidad, mejoras agronómicas de los suelos y rentabilidad, una conjunción casi perfecta para los tiempos que corren. Con ese objetivo, hace 10 años una empresa decidió desarrollar en la Argentina la carinata (brassica carinata, su nombre científico), un cultivo de servicios de invierno. Hace cuatro años comenzó a comercializarlo y en esta campaña ya son 32.000 hectáreas sembradas con un nuevo híbrido. Se trata de la semillera Nussed que aspira en los próximos años llegar al millón de hectáreas sembradas con esta oleaginosa.
Pero, ¿dónde se inserta el negocio de la carinata?, fue la pregunta disparadora que hizo Sebastián Bravo, gerente del negocio de Carinata de Nuseed Argentina, al momento de comenzar su exposición en la conferencia organizada recientemente por la firma para la prensa.
“Lo que sucede es que tenemos cada vez más emisiones de dióxido de carbono, sobre todo cuando volamos se generan esas emisiones. También sabemos que la industria aeronáutica está en búsqueda de una solución sustentable para reemplazar combustibles fósiles por aquellos que disminuyan el impacto ambiental. Lo que también sabemos es que, el 3% de las emisiones mundiales de dióxido de carbono se debe a la industria aeronáutica. Entonces, hay una acción que la industria toma y fija como objetivo para el 2030 reducir el 50% las emisiones de la aeronáutica y; para el 2050 llevarlo a cero. Estamos en el 2022. Esto es muy cercano”, señaló.
Entonces, ¿dónde está ese desafío? “Está en encontrar materias primas que no dañen el ambiente, que no contaminan, que no deforesten, que tengan disponibilidad permanente y, sobre todo que no compitan por alimentos, esto es muy importante porque la población mundial sigue creciendo, debemos alimentarla y no debemos entrar en competencia”, explicó el directivo.
En este contexto, dijo que de la mano de innovación apareció un combustible líquido que se lo denomina SAF (por sus siglas en inglés Sustainable Aviation Fuel) que tiene la cualidad de reducir el impacto medioambiental: bajar hasta el 80% la emisión de dióxido de carbono.
“Actualmente la industria solo utiliza el 0,1% como combustible de avión de SAF, es decir que la demanda está instalada. Tenemos mucho por delante, hay mucho por crecer y generar este combustible de segunda generación para aviones. Está es la importancia de este cultivo a nivel global, desde la Argentina al mundo”, dijo.
“Tenemos realmente una solución: es un biocombustible de segunda generación alineado para la industria aeronáutica, que no compite por alimentos, es de uso industrial y tiene un gran impacto. La carinata es una respuesta concreta y real. En la Argentina, tenemos sembradas 32.000 hectáreas del híbrido que lanzamos este año. Venimos creciendo y duplicando el área desde que nos iniciamos en el 2019. Para el año que viene tenemos proyectadas unas 75.000 hectáreas y vamos caminando hacia el millón de hectáreas sembradas”, aseguró.
Según describió Jorge Moutous, gerente Regional de Nuseed, incorporar a la carinata a su portafolio de productos fue todo un desafío. “Es un cultivo que su gran valor está en toda la cadena, donde tenemos los socios adecuados para poder desarrollar el negocio. Comenzamos primero en Uruguay. Luego introducimos el cultivo en la Argentina que, aunque similar a la colza, no es lo mismo. Hoy lo estamos introduciendo en Brasil, Paraguay y Bolivia. Es un negocio que va de punta a punta, desde la semilla, el grano, el aceite, la harina y los biocombustibles sustentables para la aviación, donde la firma desarrolla los materiales para la siembra. Exportamos a Francia, ahí Saipol hace el biocombustible y el aceite y; BP (British Petroleum) es el que tiene hoy los derechos para la comercialización del aceite a nivel global. En la Argentina, estamos trabajando con Grobocopatel Hermanos que es el que acopia y hace los contratos con los productores”, detalló.
“Es todo muy novedoso pero creo que en la Argentina puede ser una gran iniciativa para el agro. Nuestro modelo de negocio brinda, además de una renta, mucha certeza al productor de cual puede ser el resultado, sobre que va a tener un precio a establecer en mercados libres y abiertos y la seguridad de que todo lo que produzca se lo compramos nosotros: el contrato incluye un precio del grano relacionado a un mercado internacional y algunas bonificaciones especiales por bonos de carbono”, añadió Moutous.
Para Bravo, la importancia de tener un mercado transparente es porque el productor puede seguir la evolución y puede tomar posición de venta en cualquier momento de su producción y “eso para un cultivo que se inicia es muy importante”.
“Es un cultivo con certificado RSB, es decir que, desde que vendemos la bolsa hasta que llegue al puerto y se comercializa tiene una trazabilidad completa donde se declaran las acciones que vamos haciendo sobre el cultivo para lograr esa certificación. Eso es condición para poder venderlo a la Comunidad Europea” añadió.
La exportación
Francia el país que importa la totalidad de la producción local. Allí, Saipol, una compañía líder en procesamiento de oleaginosas para mercados de aceites vegetales comestibles, harinas y combustibles renovables con bajo contenido de carbono, es quien compra todos los granos argentinos.
“Somos crusher de semillas blandas como colza y girasol. En estos seis años nos hemos concentrado a empresas de transporte y clientes que buscan combustible que dejen la menor huella posible. Para producir biocombustibles no hay tantas alternativas: la mayoría se producen a partir de otras materias primas como el aceite de cocina que viene de Asia y China. En cambio, este cultivo, además de tener beneficios agronómicos, no compite con los alimentos y produce aceite para biocombustibles: somos específicos. La carinata tiene una ventaja adicional para contribuir para reducir el efecto invernadero. Por eso que es más interesante sembrarla”, expresó Christophe Beaunoir, CEO de Saipol.
Otro de los exponentes fue Brent Javra de Nuseed global, quien destacó la calidad de la innovación que existe en el país: “Estamos invirtiendo desde hace 10 años en la Argentina y nos sorprendemos de su gran innovación. Nuestro lema es ‘el valor más allá de todo’ y en eso la agricultura nos puede dar mucho más de que lo que hubiéramos creído”.
Esta nota se publicó originalmente el 21 de octubre pasado
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