Lo exigen en contratos de compra que comenzaron a celebrar en los últimos días; una firma exportadora incluso extiende eventuales responsabilidades por “daños y perjuicios”
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En la industria molinera comenzaron a poner en los boletos de compra de trigo a los productores una cláusula de que el cereal que están adquiriendo está libre del material transgénico tolerante a sequía conocido como HB4. Incluso, exportadores empezaron a enviar comunicaciones en esa línea a sus clientes.
“Estoy observando y hablando con industriales y algunos de ellos me comentan que, seguramente, algunos molinos pondrán cláusulas de exento de trigo transgénico en la recepción del cereal de la nueva campaña”, señaló a LA NACION Diego Cifarelli, presidente de la Federación Argentina de la Industria Molinera (Faim).
En rigor, eso ya lo comenzaron a hacer ciertos molinos, poniendo entre las cláusulas de requisitos de adquisición de la mercadería, esto es para el recibo del cereal, que también sea “libre HB4″.
El HB4 es un cereal tolerante a sequía desarrollado por la firma Bioceres. Tiene aprobación condicional para la comercialización a la espera de un visto bueno de Brasil, el mayor comprador individual del cereal. Ese trigo está sembrado en el país en 55.000 hectáreas. La empresa tiene proyectado un modelo propio de negocio para este cereal, con productores participantes.
“No es generalizado pero varios lo ponen”, explicaron en la industria molinera sobre las cláusulas.
En tanto, según pudo confirmar LA NACION en Bunge, la compañía envió una comunicación con la cláusula que deberán tener los boletos de compra del cereal. Allí se precisa que el vendedor declara que el cereal no es transgénico y, además, “asume los daños y perjuicios” que causara una eventual “contaminación o rechazo”.
“Conforme lo establecido en la Resolución N° 41/2020 de la Secretaria de Alimentos, Bioeconomía y Desarrollo, que establece que no puede comercializarse el primer trigo genéticamente modificado en el país hasta tanto Brasil haya otorgado el permiso de importación del mismo – aspecto que no ha sucedido-, el vendedor declara que el trigo a entregar no es genéticamente modificado y que en caso contrario asume los daños y perjuicios, sin limitación alguna, que pudiera causar por contaminación o rechazo que sufra el comprador en cualquier instancia. A los fines de determinar el tipo de trigo entregado se extraerán dos muestras lacradas por camión, las que quedarán en depósito de nuestra empresa o puerto para su análisis en caso de ser necesario. La responsabilidad asumida incluye todo perjuicio directo o indirecto que deba soportar el comprador”, dice el escrito, al que accedió este medio.
Ante una consulta de este medio, en Bioceres respondieron: “Desde Bioceres vemos como muy positivo este paso de la exportación y vamos a trabajar con ellos y con el Gobierno para contemplar y minimizar cualquier tipo de riesgo. Creemos que un camino conjunto que contemple protocolos y testeos para detectar cualquier presencia advenediza de un trigo GMO tanto de Bioceres como de un tercero va en la dirección correcta”.
En tanto, en una comunicación a clientes, la exportadora Cargill advirtió que se reserva el derecho de “rechazar envíos” de trigo que no cuenten con el requisito de ser libre de transgénicos.
“Como es de conocimiento general, los principales destinos de esta mercadería exigen un trigo libre de GMO (no modificado genéticamente), y nuestros compradores así lo han venido reafirmando -incluso en forma pública, lo que ha sido reflejado en distintos medios de comunicación y en la prensa especializada- al expresar que no aceptarán condiciones distintas a las comercializadas hasta el momento. Entendemos que esta condición se mantendrá aún cuando el trigo GMO pudiera ser aprobado eventualmente para su comercialización, por lo que, en caso de querer negociar su venta, deberá hacerse bajo condiciones comerciales diferentes a las actuales”, indicó en otro tramo de la comunicación.
Carta
La resolución 41 es la que aprobó el trigo HB4 pero que, a la vez, consigna que la firma “deberá abstenerse de comercializar variedades” de esa tecnología hasta tanto obtenga el permiso de importación de Brasil.
Recientemente, los exportadores de granos enviaron una carta a diversas entidades ligadas con la cadena comercial para señalar que cualquier presencia de grano de trigo transgénico en la mercadería, no autorizado aún para su comercialización, será considerado “rechazo”.
En una carta firmada por Gustavo Idígoras, presidente de la Cámara de la Industria Aceitera y el Centro de Exportadores de Cereales (Ciara-CEC), la entidad solicitó por ejemplo al Centro de Corredores y a la Bolsa de Comercio de Rosario, entre otros actores, que “emita una comunicación donde recuerde que no se encuentra autorizada la comercialización y que toda presencia en la cadena comercial implicará rechazo de mercadería así como posibles acciones hacia el vendedor”.
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