La posición marzo cerró hoy con un ajuste de US$416,61, un 3,4% por debajo de los 430,73 del viernes anterior; la oleaginosa y el maíz se cotizan en un nivel mínimo desde noviembre de 2020
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En lo que va de 2024 la soja no sabe lo que es cerrar una semana con saldo a favor de sus precios en la Bolsa de Chicago donde, tras caer hoy de 421,73 a 416,31 dólares por tonelada, completó la décima semana bajista consecutiva. El ajuste citado para la posición marzo implicó un descenso del 3,4% en la comparación con los 430,73 dólares vigentes el viernes anterior. De este modo, el valor de la oleaginosa quedó en el nivel más bajo desde los 406,02 dólares con que concluyó la rueda del 9 de noviembre de 2020.
La tendencia negativa del mercado de la soja se inició el 15 de noviembre último, incluso antes de esta racha bajista de diez semanas. Desde los 515,33 dólares vigentes entonces, el precio del grano grueso acumuló un quebranto del 19,2%. Apenas dos años atrás, la oleaginosa cerraba la rueda del 23 de febrero de 2022 con un ajuste de 615,46 dólares por tonelada.
Entre los fundamentos que acentuaron la depresión del mercado internacional de la soja durante la semana se destacó otra vez Brasil, con una cosecha que ya progresó sobre el 30% del área apta –se espera una producción de 149,40 millones de toneladas, según la Compañía Nacional de Abastecimiento– y que sigue concentrando la atención de los compradores chinos, que parecen haber levantado su campamento de la zona del Golfo de México, para desventura de los vendedores de Estados Unidos.
En relación con esto, hoy fue un golpe bajista fuerte para el mercado el informe semanal de exportaciones estadounidenses. En él, el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA, por sus siglas en inglés) relevó ventas de soja por 55.900 toneladas, “un mínimo en lo que va del ciclo comercial 2023/2024; un 84% por debajo de la semana anterior, y un 71% abajo del promedio de las cuatro semanas precedentes”, explicó el organismo. Este dato oficial también quedó lejos del rango estimado por los privados, que esperaban ventas por entre 300.000 y 800.000 toneladas.
La Argentina también fue parte de los fundamentos bajistas de la soja en la semana, dado que el ajuste hecho ayer por la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) en su estimación de cosecha 2023/2024, de 52 a 49,50 millones de toneladas, fue menor al esperado por los operadores luego del segmento de mal tiempo –falta de lluvias y ola de calor– que afectó los cultivos de mediados de enero al cierre de la primera semana del presente mes. La propia entidad reconoció que el recorte no fue mayor “gracias a las lluvias clave que cayeron entre el 7 y el 14 de febrero”.
Semanas atrás el mercado ya se expresaba en modo bajista por la chance de que entre Brasil y la Argentina sumaran una oferta de soja próxima a los 200 millones de toneladas, 20 millones por encima del volumen recolectado en el ciclo 2022/2023, cuando la producción local fue de solo 25 millones de toneladas y la del principal productor y exportador mundial, de 154,61 millones. Hoy esa posibilidad está más cerca de concretarse.
Este panorama desalentador para los precios de la soja no encuentra, de momento, argumentos capaces de alentar una reversión de la debilidad, más allá de las decisiones que los administradores de los grandes fondos de inversión que manejan el rumbo de Chicago puedan tomar, muchas veces más ligadas a los mercados financieros que a los fundamentos agrícolas. Ocurre que al volumen adicional que volcaría Sudamérica sobre el circuito comercial se agregaría en el ciclo 2024/2025 un crecimiento del área sembrada en Estados Unidos –las labores se inician en abril–, que fue proyectado por el USDA en su reciente Foro Anual de 33,83 a 35,41 millones de hectáreas. El organismo también pronosticó crecimientos para la producción, de 113,34 a 122,61 millones de toneladas, y para el stock final, de 8,57 a 11,84 millones.
Mismo destino de quebranto para el maíz
El maíz le disputa a la soja el protagonismo en este raid bajista de las cotizaciones. Tanto así que, tras caer hoy de 159,83 a 157,37 dólares por tonelada, y de acumular un quebranto semanal del 4% en la comparación con los 163,97 dólares del viernes anterior, su nivel de precios es el más bajo desde el 2 de noviembre de 2020, cuando las pizarras de Chicago reflejaron un valor de 156,49 dólares por tonelada.
Para el maíz el principal fundamento bajista es la cosecha récord que Estados Unidos terminó de levantar en noviembre último, con 389,69 millones de toneladas. El ingreso de ese grano en el circuito comercial mantiene bajo presión a un mercado que venía de una producción inédita en Brasil, con 131,89 millones de toneladas. Ambos hechos hicieron pasar inadvertida la caída de la producción del forrajero 2022/2023 en la Argentina hasta los 36 millones de toneladas como consecuencia de la sequía.
Ahora, cuando el mercado todavía intenta darle un buen destino a la oferta récord estadounidense que hizo crecer el cálculo de las existencias finales de ese país casi un 60%, de 34,55 a 55,17 millones de toneladas, aparecen como datos bajistas la expectativa por una buena cosecha en la Argentina, que compensaría –y en exceso– las eventuales pérdidas que podría tener Brasil, y un ritmo de despachos de granos desde Ucrania que en lo que va de 2024 sorprende por su celeridad a través del corredor trazado por ese país sobre el Mar Negro en agosto, luego de que Rusia se retiró en julio último del acuerdo de granos facilitado por la ONU y por Turquía. Cabe recordar que Ucrania es el cuatro mayor proveedor mundial de maíz y uno de los principales abastecedores de la demanda china. En su último informe mensual el USDA elevó de 21 a 23 millones de toneladas su estimación sobre las ventas externas ucranianas en la actual campaña.
Respecto de la producción argentina de maíz 2023/2024, al igual que en el caso de la soja, el mercado especulaba con un recorte mayor al hecho ayer por la BCR en su informe mensual de estimaciones agrícolas, donde ajustó su cálculo de 59 a 57 millones de toneladas como consecuencia del tiempo seco y caluroso que afectó los cultivos desde el 17 de enero y hasta el cierre de la primera semana de febrero.
Por último, el panorama agrícola 2024/2025 del maíz en Estados Unidos planteado por el USDA la semana pasada en su Foro Anual sumó combustible bajista al mercado, dado que pese a pronosticar una caída del área sembrada, de 38,28 a 36,83 millones de hectáreas, proyectó la cosecha en 382,03 millones de toneladas –tercer mayor marca histórica– y el stock final, en 64,32 millones. De concretarse, ese volumen de existencias finales sería el más elevado desde los 108,19 millones de la campaña 1987/1988 y el quinto más abundante en la serie estadística que el organismo inauguró en 1960.
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