El contexto geopolítico agitado y la incertidumbre por la coyuntura doméstica hacen más completa la toma de decisiones comerciales a los productores argentinos
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El productor argentino hoy debe tomar decisiones en un contexto absolutamente inverosímil. No sólo por la coyuntura doméstica, con inflación descontrolada y con elecciones en pocos días, sino también por el escenario internacional, con la geopolítica más condicionante que nunca tras el reciente ataque terrorista de Hamás a Israel.
Esta última noticia plantea un panorama absolutamente complejo, con opiniones muy diversas respecto de la reacción de Occidente. Por lo pronto es un “evento” más que se suma a la lucha por la hegemonía mundial entre EE.UU. y China; a la guerra en Ucrania; al desafío del Grupo BRICS al G7 para definir un nuevo orden mundial, y al cercano posicionamiento de la India como tercera potencia mundial.
Todas estas cuestiones deben ser ponderadas con mucha precaución por su innegable impacto sobre la evolución de las cotizaciones en la plaza granaria. Al boom de Brasil de los últimos años (primer productor de soja mundial y, ahora, primer exportador de maíz), se le suma el probable impacto en el mercado de fertilizantes del conflicto en Medio Oriente (potasio de Israel, Nitrógeno de Irán) y el flujo desde Rusia por el agravamiento de la situación en Ucrania. Así, los factores de mercado del ciclo 2023/2024 comienzan a ser aún más desafiantes que lo visto hasta ahora.
Con la soja en Chicago en un “razonable” tobogán, repasemos los datos más relevantes a monitorear de ahora en más por “orden de aparición”. La cosecha en EE.UU. es buena en maíz y no está mal en soja (aunque no será récord como necesitan). Luego, la gruesa en Brasil. La soja viene bien, aunque no sería lo que se esperaba (clima algo seco en zona norte/noroeste de Mato Grosso), al tiempo la safrinha de maíz se vería recortada también por cuestiones climáticas y por retraso en época ideal de siembra.
Luego, la Argentina. La cosecha de trigo se achica día tras día (caería debajo de los 15 millones de toneladas). Sur/sudeste muy bien, pero zona centro y norte muy mal, lo que permite mantener valores sostenidos a cosecha (históricamente altos) y buenas expectativas respecto del “efecto Mercosur”, inmediatamente después de la cosecha en diciembre (ventaja arancelaria en Brasil, una vez agotado el excedente extra-Mercosur).
En maíz, la falta de lluvias plantea una importante caída en las siembras tempranas respecto de las intenciones previas. Seguimos pensando que el empalme entre cosechas será traumático por el menor “carry over” del ciclo 2022/2023 (Massa vació las reservas con el “dólar maíz”). La plaza maicera será una caldera durante todo el verano.
Para la soja es dable esperar un aumento de área para la nueva campaña y un escenario de precios algo más complejo de descifrar. Los silos en EE.UU. se están llenando y lo mismo pasará entre enero y mayo en Sudamérica por la presión estacional de la cosecha. Así, Los valores forward vigentes hoy no debieran ser desestimados por quienes tienen que vender en plena recolección, Luego (junio/julio), comienza otro partido. Chicago deberá acusar que los stocks en EE.UU. se mostrarán extremadamente ajustados y las cotizaciones se moverán al compás del tradicional “mercado climático” de cada año.
El autor es presidente de Nóvitas SA
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