Mercedes Scandiani, experta en fitopatología, ofrece recomendaciones para mantener el lote limpio; el monitoreo se debe hacer desde estados vegetativos
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Un cultivo sano y con buenos rindes “empieza desde la semilla”, advierte Mercedes Scandiani, doctora en Ciencias Agrarias de la Universidad Nacional de Rosario e investigadora en proyectos colaborativos del Centro de Referencia de Micología y del Centro de Estudios Fotosintéticos y Bioquímicos. Con la mirada puesta en la mejora continua en cada campaña, esta fitopatóloga revela que para conocer las enfermedades hay que observar de cerca la semilla.
“Un análisis de la semilla –poder germinativo, vigor y sanidad– nos cuenta la historia de cómo el cultivo la pasó en el campo, porque nos habla de qué enfermedades la afectaron. Y aunque el productor no la haya notado en el lote, nosotros sí la vemos en el laboratorio”, remarca.
En líneas generales, 2021 presentó condiciones de sequía. Y en las zonas donde hubo mayor estrés hídrico prevalecieron las podredumbres de raíces causadas por la Macrophomina phaseolina. En cambio, donde hubo más humedad se observó mayor presencia de muerte súbita de la soja y Phytophthora, una enfermedad causada por patógenos que habitan en el suelo, que se dio principalmente en lugares donde hubo más lluvias.
Scandiani cree que la campaña que viene será parecida a la anterior: se va a desarrollar en un ambiente seco con semillas de buena calidad. “Si las condiciones son como las de 2021 suben las probabilidades de tener Macrophomina, pero si alguna región presenta más humedad habrá mayor presencia de síndrome de la muerte súbita, Pythium y Phytophthora”, aclara. En cuanto a las enfermedades foliares, considera que la mancha marrón, Septoria, Cercospora kikuchii (mancha púrpura) y Cescospora sojina (mancha ojo de rana) van a seguir teniendo presencia.
Por eso, advierte que hay que realizar un manejo inteligente de las enfermedades. “Algo importante es conocer el comportamiento genético de las variedades en relación con las principales enfermedades de cada zona”, detalla. La clave está en conocer las actuaciones de las semillas no solo en cuanto a la calidad fisiológica sino también a sanidad. Otro punto a tener presente es la historia del lote. “Cuando germina la semilla hay que empezar las recorridas a campo en los estados vegetativos tempranos, para seguir de cerca el desarrollo de las enfermedades foliares, y aplicar un buen fungicida. Tampoco se puede obviar la importancia de la rotación de cultivos para reducir el nivel de inóculo de los hongos que causan las enfermedades foliares”, apunta.
Siguiendo con los tips, señala que la reducción de la compactación del suelo tiene efectos muy beneficiosos para las plantas porque minimiza el estrés y disminuye las podredumbres de raíz. Por el contrario, un suelo muy compactado impide una buena infiltración y hay una reducción de microorganismos benéficos que habitan en el suelo.
Patógenos
La proliferación de patógenos resistentes a fungicidas es un gran desafío. Para Scandiani se trata de un problema serio “porque las mutaciones están a la orden del día y hay que detectarlas y estudiarlas; eso lleva un proceso largo, complejo y costoso. Por eso, hay que cuidar los modos de acción que aún tenemos para retrasar la aparición de resistencias”, advierte. En este punto, destaca los fungicidas multisitio como una herramienta para incluir a las tradicionales mezclas de estrobilurinas, triazoles y carboxamidas. “Se trata de productos que, si bien son antiguos, vienen evidenciando buenos resultados ante enfermedades resistentes”, explica.
Según esta experta, la mayor novedad pasa por los productos biológicos cuyo gran beneficio está en la sustentabilidad. Scandiani conoce de cerca los biofungicidas porque trabajó en el desarrollo del curasemillas Rizoderma, constituido por la cepa de Trichoderma harzianum, un hongo beneficioso para las plantas ampliamente utilizado como agente de control de diversos patógenos. “El uso de biológicos conlleva una forma diferente de trabajo, una filosofía distinta. Son insumos que ganan terreno en productores que tienen la mirada puesta en la sustentabilidad o apuestan por sistemas de cultivos orgánicos. Hoy se está trabajando intensamente con muchos tipos de microorganismos”, finaliza.
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