El impacto de la sequía equivale a más del 100% de lo necesario en gastos directos para implantar una campaña
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El informe recientemente publicado por la Bolsa de Cereales de Buenos Aires (BCBA) sobre el impacto de la sequía, describe con cifras los distintos escenarios posibles en el valor de la producción agrícola, en la caída de exportaciones proyectadas y en la recaudación fiscal.
Las estimaciones de merma de ingresos entre soja, maíz, girasol y trigo que arroja el trabajo van de escenarios de 12.200, 15.900 y hasta 19.600 millones de dólares, según se agraven o no las condiciones actuales. Las tres situaciones son tan posibles como dramáticas.
Pero olvidemos por un rato las pérdidas económicas de quienes arriesgaron su capital en sembrar, y preguntémonos qué significa esta enorme pérdida de capital, en comparación con las necesidades para poder volver a sembrar un año más, y continuar con el ciclo agrícola de una nueva campaña.
Tomando el escenario intermedio de 15.900 millones de dólares de caída del producto agrícola que calcula la BCBA, y dividiendo ese monto por los 31,4 millones de hectáreas sembradas de los cuatro cultivos más importantes, nos encontramos con una caída en los ingresos equivalente a US$506 por hectárea sembrada.
Si contrastamos esos US$506 por hectárea de baja del ingreso por hectárea con la cifra estimada en gasto directo al inicio de la campaña 2022 por el grupo “Lonja” para implantar los mismos cuatro grandes cultivos, vemos que para sembrar el total de la superficie, se necesitaron en promedio US$429 por hectárea a nivel nacional con los paquetes tecnológicos de cada región sin contar costo de alquiler ni gastos indirectos.
Cifra que ya marcaba un aumento de un 50% en relación con la campaña precedente, debido a los aumentos en precios de insumos que se dieron durante inicio 2022, mayormente debidos al impacto de la invasión rusa a Ucrania.
¿Qué significa eso? Significa que la pérdida por la sequía según lo estimado en su escenario intermedio por BCBA equivale a más del 100% del capital de trabajo necesario en gastos directos para sembrar una campaña similar a la presente.
Esa masa de dinero se está esfumando día a día al compás de la falta de lluvias. Y en pocos meses las necesidades de capital para encarar una nueva siembra se van a presentar indefectiblemente.
Lógicamente, se va a requerir una mayor financiación para poder volver al ruedo y tratar de recuperar lo perdido apostando a un año más. Pero primero habrá que cancelar (o refinanciar) lo ya adeudado para sembrar la presente campaña, lo cual no va a ser fácil para muchas empresas.
Escenario
¿Pero con qué situación se van a encontrar en breve los productores para encarar el año? Por un lado, afortunadamente, a nivel internacional, tanto los precios de fertilizantes y herbicidas están con una tendencia a la baja en relación a los picos del 2022. Pero esta situación, no se está reflejando totalmente en nuestro país, debido a que pasó a ser una pesadilla la autorización por parte de AFIP para la importación de insumos básicos a través de las SIRA. Y nada parece indicar que el gobierno esté interesado en cambiar esta situación.
No solo se trata de una cuestión de la financiación necesaria, sino del flujo de ingreso de importación de fertilizantes y agroquímicos. Esta combinación de triple pinza de fuerte caída de la cosecha, tasas de interés en alza y escasez de insumos, en momentos que justamente en el mundo estos productos empiezan a aparecer con mayor fluidez, puede llegar a ser la antesala de otra cosecha que ya esté en jaque antes de siquiera sembrar el primer potrero.
Todos los intentos de malabarismos varios de controles de precios, fideicomisos, cierre de exportaciones de granos (trigo y maíz), dólar soja en sus distintas versiones, tasas de interés a la suba, la brecha cambiaria del 100% y DEX, ya vienen erosionando la producción, como así los paquetes tecnológicos utilizados por los productores previos a la sequía.
Pareciera que se estuviese pensando en qué manera se puede agravar el problema trabando a quienes pueden generar divisas, en momentos en los cuales la Argentina no tienen tantas fuentes importantes de donde obtenerlas. No tener fluidez en importación y financiación de insumos es condenar el ingreso de divisas futuro. Y los tiempos biológicos y logísticos son los que son, y no permiten dilaciones.
El autor es productor agropecuario
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