Con los niveles de precios actuales, el rendimiento de equilibrio para cubrir los costos de producción es de 32 quintales por hectárea para la soja y de 61 quintales para el maíz
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Durante la semana, las altas temperaturas siguieron jugando en contra de los cultivos de grano grueso, lo que se suma a la sequía interminable y a las bajas temperaturas del 17 de febrero. Es un cóctel letal para los rendimientos, lo que generará, a su vez, fuertes quebrantos a los agricultores. Por ejemplo, los cálculos teóricos de la soja eran los siguientes: en la zona núcleo, sobre campo alquilado, con un precio de US$382 por tonelada para entrega en mayo, se estimaba un margen neto de US$262 por hectárea si se alcanzaban 40 quintales por hectárea.
El tiempo fue pasando y la realidad mostró otros escenarios: quien alcance a cosechar 28 quintales sufrirá una pérdida de US$152 por hectárea, ya que el rinde de equilibrio para cubrir los costos es de 32 quintales, según datos de la plataforma AGBI de esta semana.
Por otro lado, quien coseche solo 20 quintales perderá US$427 por hectárea luego de pagar los insumos, las labores y el alquiler. Llevado a condiciones prácticas, quien sembró 300 hectáreas de soja en campos de terceros y coseche solo 20 quintales por hectárea, sufrirá un quebranto de US$128.100, el equivalente a cuatro camionetas de doble tracción.
Maíz costoso
La perspectiva del maíz en la zona núcleo era de un margen neto de US$855 por hectárea si se alcanzaban 100 quintales por hectárea y se aseguraba un precio de US$260 por tonelada para entrega temprana. Sin embargo, la combinación de adversidades estivales determinará que el resultado se derrumbe a US$186 si se cosechan 70 quintales.
En los peores lotes –que rendirán, por ejemplo, 55 quintales– ocurrirá una pérdida de US$149 por hectárea, porque el rinde de indiferencia con estos supuestos es de 61 quintales por hectárea. Las proyecciones del maíz tardío son peores por el menor precio: US$230 por tonelada. Con 100 quintales prometía US$595 por hectárea. Si el rinde se redujera a 70 quintales, el margen neto caerá a US$4. Finalmente, con un rinde desplomado a 55 quintales, la pérdida llegaría a US$292 por hectárea, ya que el rinde de indiferencia es de 69 quintales por hectárea.
Corresponde destacar que el cultivo de maíz exigió altos costos de implantación, protección y de cosecha por la suba de los insumos durante 2022, para llegar a US$1375 por hectárea, versus los US$1115 de la soja. Estos montos podrían descender bastante en la campaña 2023/2024, principalmente por la reducción de las cotizaciones internacionales de los fertilizantes y de algunos herbicidas.
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