Martín Hreñuk, dueño de la marca Rosamonte, es descendiente de inmigrantes de Ucrania que se radicaron en Apóstoles, Misiones, donde apostaron por la producción
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“Nuestros abuelos y nuestros padres nos enseñaron a rezar en ucraniano y lo hacemos todos los días para que esto termine”, dijo a LA NACION Martín Hreñuk, empresario dueño de Rosamonte, una de las marcas de yerba mate más vendidas del país.
Los bisabuelos de Hreñuk fueron parte de los inmigrantes ucranianos que fundaron Apóstoles hacia 1887, cuando llegaron a esta parte de Misiones, en el límite con Corrientes, huyendo de las guerras. Llegaron junto a familias polacas, todas marchándose de las guerras de Europa.
“El pueblo ucraniano es un pueblo muy sufrido. Ucrania es un país que es una potencia agrícola, siempre estuvo amenazada. Pero también es un pueblo pujante, emprendedor, con una gran cultura del trabajo que nos inculcaron nuestros padres y abuelos”, señaló.
“Martin es uno de los tres hijos de Ramón “Nene” Hreñuk, fallecido hace tres años, que junto a su hermano Luis Ángel fundó la yerbatera Hreñuk SA que se convirtió en una de las empresas más exitosas de Misiones y una de las yerbateras más reconocidas del país.
Una persona de gran sencillez, comprometido con su comunidad, hincha de Boca, amante de los deportes a los que apoyó decididamente sobre todo cuando se trataba de representantes de Misiones.
Incluso fue cónsul honorario de Ucrania: “Papá fue el primer cónsul honorario en la zona, nos inculcó mucho todo lo que tenga que ver con Ucrania y fue siempre un impulsor de la colectividad”.
Apóstoles es uno de los epicentros de la colectividad ucraniana en la Argentina. En cada rincón hay algo que hace recordar a Ucrania. Se ve sobre todo en las iglesias, los nombres de las calles o los colegios.
Por ejemplo, la parroquia Santísima Trinidad, Iglesia Católica ucraniana de rito Bizantino, cuyo interior y fachada revelan esos rasgos distintos. Está sobre la calle Schevchenko, homónimo del exfutbolista que brilló en el Milan y dirigió la selección de Ucrania en el Mundial de Rusia 2018. Al lado está el colegio San Josafat (San José), donde se enseña el ucraniano, y a unos metros se encuentra el Museo y Centro Cultural Ucraniano, en una casita celeste típica de una película del canal Europa Europa.
Historia de inmigrantes
“Hoy estoy como presidente de Hreñuk SA, mi padre falleció hace tres años. Estamos al frente de la empresa familiar, siempre más conocida por la marca Rosamonte”, contó.
La historia de Rosamonte la comenzaron Demetrio y Catalina, abuelos paternos de Martín e hijos de ucranianos que llegaron con los primeros contingentes a Apóstoles. Desde 1936, como muchos otros inmigrantes o hijos de inmigrantes ucranianos, plantaban y cosechaban yerba mate, por entonces el llamado “oro verde”.
En 1966, impulsado por su espíritu emprendedor y esas ganas de progresar innatas en todos los inmigrantes, adquirieron el primer molino yerbatero.
Luego fue “Nene”, junto a su hermano Luis Ángel, quienes le dieron un impulso grande hasta convertirla en una de las marcas de consumo masivo más reconocidas del país, expandiéndose al té, la piscicultura, la ganadería y la industria frigorífica.
“Siempre estuvimos muy cercanos a la colectividad ucraniana. Acá en Misiones todavía conservamos las tradiciones que nos trajeron nuestros abuelos y bisabuelos. Estamos un poco angustiados, preocupados, siempre pensando que el camino de la paz es algo que tenemos que seguir buscando”, señaló sobre estos días de gran tensión en la tierra natal de sus bisabuelos.
Hreñuk explicó que en Apóstoles, tanto él como otros descendientes de ucranianos vienen siguiendo la tensión no desde hace días cuando comenzó la invasión, sino desde 2014 (anexión de Crimea) cuando realmente empezó el conflicto.
“Sinceramente creíamos que no íbamos a llegar a lo que está pasando hoy. Nos duele mucho. Por ahí faltó un poco de negociación”, explicó.
“Nuestras iglesias son con rito que quedó de aquella época. Una de las costumbres es la bendición de los alimentos. En la secundaria estudiábamos ucraniano, y sabemos rezar y lo hacemos en ese idioma, para que esto termine”, añadió.
Según el empresario, Ucrania siempre fue un pueblo muy castigado con su cercanía a Rusia. “Siempre mis abuelos me contaban sobre las costumbres que se tienen allá, por el tema de la guerra, la previsión de guardar alimentos y otras cuestiones”, detalló.
En este contexto, dijo que Ucrania es un país muy rico en lo que es la agricultura. “En Europa son los números uno″, afirmó.
“Uno de los grandes legados que nos dejaron nuestros antepasados es el tema del trabajo, siempre lo que fue Rosamonte, los europeos que vinieron en aquellas épocas corridos por las guerras dejaron la cultura del trabajo y el esfuerzo y la idea es seguir con eso”, aseveró.
Al finalizar el diálogo con LA NACION, Hreñuk volvió a pedir el deseo de toda la comunidad ucraniana en Apóstoles para que “esto termine en paz”.
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