Según una estimación de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires dada a conocer en el Congreso Maizar, su contribución subirá un 14% versus el ciclo agrícola pasado
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La cadena del maíz en esta campaña que se está terminando de cosechar aportará a la economía argentina, como producto bruto, unos US$20.397 millones. Se trata de un salto del 14% versus el ciclo agrícola pasado.
En rigor, desde la campaña 2015/16, el cultivo tuvo un crecimiento exponencial del 145%. En la actualidad, representa el 3,6% del PBI del país. Estos datos los proporcionó Agustín Tejeda, economista jefe de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires en el marco del XVI Congreso Maizar 2022, que se realiza en el Goldencenter de la ciudad de Buenos Aires.
Para el experto, la evolución del aporte de la cadena maicera en las últimas campañas a la economía del país fue más que significativa. “En la campaña 2015/16 el aporte fue de US$8326 millones. Es una de las cadenas de mayor crecimiento, con una economía argentina prácticamente estancada”, destacó en su disertación. En el gobierno anterior se removieron las trabas al cultivo y explotó.
“Ese valor es de producto bruto, comparable al PBI de la Argentina, es la suma del valor que agrega cada eslabón de la cadena”, dijo en relación a los US$20.397 millones de 2021/2022. “La campaña anterior fue de US$17.828 millones″, recordó a LA NACION.
En este contexto, planteó cuáles serían los desafíos que enfrenta el cultivo para continuar su expansión. “Si analizamos hacia atrás, vemos que algunas señales de alarma comienzan a encenderse. Tenemos un gran crecimiento del área pero cantidades estancadas desde la campaña 2018/19 y los precios juegan un rol muy importante, que fue el gran aporte de este año. Para la campaña 2022/23, la fuente de incertidumbre son muchas: mercados y precios, el clima, los costos y el rol de la política en la economía argentina”, dijo el economista.
En detalle, Emilce Terré, de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR), habló de “un boom de maíz en la Argentina” en los últimos cinco años. “Parte de ese crecimiento se sustenta con un aumento en el área. En tanto, la productividad del rinde está relativamente más estable, con una caída en la campaña pasada por cuestiones climáticas. En comparación de los promedios (quinquenio) entre las campañas 2017/21 versus 2007/11, la producción de maíz más que se duplicó, un 120% más, sostenida por un crecimiento del área sembrada del 73% y una mejora en la productividad del 14%”, describió.
Con este panorama, la especialista señaló que uno de los desafíos que tiene el maíz es cómo crear las condiciones para que se continúe invirtiendo en nuevos desarrollos, tecnología e innovación y “potenciar esa productividad del cultivo”.
En esa línea, Terré indicó que, en relación a las fuentes de demanda del cultivo, la Argentina utiliza un 70% del cultivo para la exportación como grano, un 22% para forrajes y solo el 3% para bioetanol.
Por su parte, en Brasil solo un 38% se exporta como grano, el etanol es un 7%, aunque está en crecimiento, y un 53% representa la transformación de grano en carnes. En tanto, en Estados Unidos, el 16% es exportación de grano, un 37% en forrajes y un 36% para etanol. “Debemos potenciar la producción y agregar valor dentro de las fronteras del país”, afirmó.
Entre las limitaciones que existen para la expansión de la industria de etanol en la Argentina, la economista apuntó a la relación insumo/producto (fijado por Secretaría de Energía) que muestra una tendencia negativa a largo plazo y, por otro lado, la falta de incentivos estables en relación a las normas de corte obligatorio para el uso de bioenergías.
Por último, habló que para incrementar aun más ese crecimiento se debe aumentar el potencial de rendimientos en maíz, cerrando la brecha tecnológica con la implementación de nuevos desarrollos. También se debe mejorar cuestiones de infraestructura y fomentar la producción local de fertilizantes para el desarrollo de la cadena de valor de maíz y el bioetanol de maíz. Otra cuestión no menor es la “eliminación de barreras al comercio para potenciar la competitividad argentina”.
Luego, Carolina Bondolich, directora ejecutiva de la Fundación Agropecuaria para el Desarrollo de Argentina (FADA), relevó cuál es, en la actualidad, la participación del Estado en el cultivo de maíz, de acuerdo al Indice que lleva adelante la entidad.
“Es del 54,7%. Eso significa que, en promedio, a nivel nacional, el Estado se queda con $54,7 de cada $100. En cuanto a los datos de empleo, la cadena de maíz genera un total de 236.564, donde la producción primaria representa un 41%; el transporte y la logística, un 28%; la comercialización un 15% y, los insumos el 8%”, indicó.
En este contexto, ante un escenario internacional complejo, Paulina Lescano, analista de mercados granarios, explicó cuáles, a su entender, pueden ser los factores para que el precio del grano mantenga una tendencia alcista y qué efectos provocarían una retroceso en su valor.
“Los balances globales y de los Estados Unidos siguen ajustados y, por otro lado, en la zona del Mar Negro sigue afectando el flujo global, sumado a una nueva posibilidad climática de otra Niña”, destacó.
En tanto, uno de los principales efectos negativos que llevarían a un descenso es China, que podría reducir su nivel de importación de lo que lo viene haciendo en las dos últimas campañas. Otro obstáculo que encuentra la especialista es el avance de “la zafriña de Brasil, que sigue creciendo y donde ya las consultoras de ese país están pronosticando una producción de más de 87 millones de toneladas”. Asimismo, pueden impactar en una baja las medidas que se puedan tomar a nivel global “para controlar la inflación que puede terminar en una recesión y el fuerte incremento que ha tenido el índice dólar en un mes”.
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