La incipiente sequía que se observa en algunas regiones del sur de Brasil ya están generando algunos recortes en las producciones, tanto de soja como de maíz
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Las recientes subas verificadas en el mercado de Chicago plantean la duda sobre los motivos de dicha reacción. Para muchos, ello estaría vinculado con las estacionales mejoras que se dan sobre fines de año y no solo en los mercados de granos, sino también en las plazas financieras internacionales.
No obstante, con ello también se inaugura el mercado climático en nuestra región, que si no siguiera bajo el fenómeno Niña podría pasar desapercibido como variable de mercado (por lo menos por un tiempo). Y si bien la temperatura del agua a la altura del pacífico ecuatorial muestra signos de recuperación, todavía evidencia un pronóstico de Niña para los próximos meses.
La incipiente sequía que se observa en algunas regiones del sur de Brasil ya están generando algunos recortes en las producciones, tanto de soja como de maíz. En este sentido, no son pocos los que ya estiman recortes para la oleaginosa en el orden de los 2 millones de toneladas, mientras que en el forrajero las caídas podrían superar los 4 millones.
Al momento de redactarse la presente columna, el Departamento de Agricultura Rural del Estado de Paraná, en Brasil, (Deral por sus siglas en portugués) recortó su estimación de producción para dicho Estado en 2,5 millones de toneladas. Además, los pronósticos para los próximos 8-14 días no son demasiados halagüeños en cuanto a aportes de humedad.
Así las cosas, en estos momentos y en las actuales condiciones pareciera mucho más importante este último factor que cualquier otro. Máxime teniendo en cuenta que Sudamérica representa el 40 por ciento de las exportaciones mundiales de maíz, cerca del 60 por ciento del comercio mundial de soja y algo así como el 45 por ciento de las exportaciones globales de harina de soja. No caben dudas que hoy por hoy nuestra región es el polo productivo de mayor importancia internacional por lo que representa desde el punto de vista de las exportaciones.
El Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA, por sus siglas en inglés) planteó en sus recientes estimaciones de diciembre que si las producciones alrededor del globo resultaran récord para esta temporada 2021/2022, los stocks de los principales granos no lograrían recuperación alguna. Imagínese el lector por un instante si algo llegara a fallar. Más aún con la impronta que Sudamérica posee en el comercio mundial.
Por otro lado, ya comienzan a conocerse estimaciones sobre las posibles áreas a implantarse en Estados Unidos para la temporada 2022/2023 y los primeros datos muestran recortes en el área de maíz, como consecuencia de las subas que se vienen verificando en los costos de producción. Por tal razón, no resultan caprichosas las recomendaciones que muchas veces hemos efectuados desde esta columna sobre el tipo de coberturas a realizar.
Claramente, los tiempos resultan de suma importancia. Una cosa es una cobertura de precios una vez finalizado el periodo crítico de los cultivos y otra muy distinta cuando recién está comenzando. En este sentido, continuamos haciendo hincapié en aquellas coberturas de tipo flexible mientras dure la incertidumbre climática en nuestra región.
El autor es socio de Nóvitas
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