Concejales del PJ de Gualeguaychú, Entre Ríos, buscan avanzar con la restricción en la ciudad en la cual fue intendente Juan José Bahillo, hoy titular de la cartera agrícola a nivel nacional
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GUALEGUAYCHÚ.- Concejales del PJ, que cuentan con la mayoría en el Legislativo local, buscan avanzar aquí en una iniciativa para prohibir el trigo transgénico tolerante a sequía desarrollado por la firma Bioceres a partir de una investigación inicial de Raquel Chan, experta del Conicet y la Universidad Nacional del Litoral. Esta ciudad, vale recordar, es la cuna política del actual secretario de Agricultura de la Nación, Juan José Bahillo, ya que fue dos veces intendente.
No se trata de la primera restricción vinculada con el agro que se intenta impulsar aquí en la gestión de Martín Piaggio, el intendente que integra el armado político de Juan Grabois dentro del esquema oficialista. En rigor, en abril de 2018 fue aprobada la ordenanza municipal Nº 12216/18 que estableció la prohibición del uso, aplicación, expendio, almacenamiento, transporte, comercialización y venta del producto llamado “glifosato” y las formulaciones que lo contengan. Dicha normativa alcanzó solo al ejido y no tiene alcance -ni siquiera- departamental, es decir allí donde se desempeña la producción.
En efecto, esa ordenanza resultó ser una iniciativa acotada dentro del propio ejido urbano e implementada por emprendedores contemplados en programas o en algún tipo de financiamiento gubernamental o incluso en algunos casos en particular por algún productor o tenedor de tierra que no vive de la agricultura como actividad principal.
En este contexto, la semana pasada integrantes de los diferentes bloques recibieron en el Concejo Deliberante local a Jorge Rulli, fundador del Grupo de Reflexión Rural; Guillermo Folguera, doctor en Ciencias Biológicas de la UBA, filósofo e investigador del Conicet, y Rubén Kneeteman, responsable del Plan de Alimentación Sana Segura y Soberana (Passs). Durante el encuentro se presentaron los argumentos por los cuales el peronismo, como se mencionó con mayoría, quiere avanzar en la prohibición del trigo transgénico HB4.
“En agosto de 2021 me contacté con integrantes de Naturaleza de Derechos, organización conformada por muchas otras que trabajan en pos de una alimentación sana, segura y soberana en nuestro país y otros de Latinoamérica. Ellos nos advirtieron del avance en la aprobación de la harina de trigo transgénico en Brasil, principal comprador de harina de trigo de la Argentina, cosa que ocurrió en noviembre del año pasado. Transmití esa información a mis compañeros de bloque y comenzamos a buscar documentación científica sobre el tema”, explicó a LA NACION Susana Villamonte, doctora en odontología, concejal del PJ e impulsora de la iniciativa alrededor de la cual el Concejo Deliberante de Gualeguaychú viene realizando encuentros con ambientalistas y miembros del Conicet.
“En mayo de este año, Naturaleza de Derechos nos envió un modelo de ordenanza para la prohibición del cultivo de trigo transgénico porque el Ministerio de Agricultura estaba pensando en autorizar la semilla HB4 para el cultivo de trigo [algo que ya se hizo] y el uso del herbicida glufosinato de amonio, que se relaciona estrechamente con este cultivo. Se nos presentaba un panorama similar al que nos llevó a sancionar la ordenanza de prohibición del glifosato en el ejido Gualeguaychú”, explicó Villamonte.
“Los transgénicos son organismos vegetales o animales modificados genéticamente con algún fin, en el caso del HB4 para lograr una semilla resistente a la sequía y tolerante al glufosinato de amonio. Esto es solo un aspecto de lo que en realidad es consecuencia del cambio climático que se viene gestando hace décadas en el planeta y, entre otras cosas, también ha generado largos periodos de sequía. Si trabajáramos seriamente en controlar los efectos del cambio climático no necesitaríamos semillas transgénicas ni herbicidas”, apuntó. Señaló que la postura del bloque del PJ es “el no al trigo transgénico HB4 y al glufosinato de amonio”.
La Municipalidad de Gualeguaychú sostuvo que “la lucha es larga y todos los días aparecen nuevos desafíos. En octubre del 2020 se aprobó el uso de la harina de trigo transgénico HB4 en nuestro país. La semilla, en tanto, fue aprobada el 12 de mayo de este año, a través de la Resolución 27/2022 de Agricultura”. Esa cartera, que pasó de Ministerio a Secretaría, ahora está a cargo de Bahillo, exministro de Producción, Turismo y Desarrollo Económico de Entre Ríos y ex intendente de Gualeguaychú.
Reacción
En este contexto, la investigadora del Conicet y de la Universidad Nacional del Litoral, Raquel Chan, y su equipo, que trabajaron en el descubrimiento de la tolerancia a sequía a partir de un gen de resistencia en girasol, aún no han sido convocados a disertar ante los concejales.
“Prohibir el trigo HB4 solo busca obtener un título más para una tribuna fanatizada como ocurrió con la prohibición del glifosato, ya que mucho se habló pero nadie controla nada”, expresó a LA NACION el titular de Federación Agraria Argentina (FAA) Entre Ríos, Matías Martiarena. Indicó que antes que prohibir hay que ver lo que ocurre con la basura, los desagües cloacales, el agua de consumo.
“A las claras está que nuestro propio río Gualeguaychú tiene más carga orgánica de la normal y otras cosas que no son responsabilidad de los productores. Solo se busca una ordenanza para la estadística y para manipular la opinión social”, precisó.
El presidente de la Sociedad Rural de Gualeguaychú, Sergio Dalcol, reflexionó: “Se trata de dos cuestiones: la prohibición del glufosinato de amonio y de la variante del trigo a la que hacen referencia. La realidad es que la prohibición de este herbicida en nuestra zona no tiene mucho sentido porque para hacer control de malezas específicas hay otros agroquímicos que son de uso habitual. Respecto a la prohibición del trigo HB4, en un planteo agrícola sostenido en el tiempo, la única manera de hacerlo es con siembra directa y eso implica el uso de glifosato. Al prohibir el uso de este químico, cualquier cosa que prohíban no tiene sentido, aclarando que el glifosato va en el barbecho, es decir, en la preparación de la cama de siembra, antes”.
“Si le tienen miedo al transgénico entonces deberían exigir que en todos los comercios de Gualeguaychú se vendan harinas que no provengan de este trigo, porque en Argentina, como este evento está permitido, los molinos cuando compran no preguntan el origen y muelen todos los trigos juntos, el transgénico como el común y eso termina en lo que consumimos. Por lo tanto, ¿qué sentido tiene prohibir el cultivo? Ya que invitaron a miembros del Conicet, ¿por qué no invitan a la investigadora que dio origen a este evento que se lleva a cabo en diferentes países del mundo [entre otros mercados, además de la Argentina y Brasil el cereal tiene aprobaciones en Australia, Nueva Zelanda, Colombia, Nigeria y ya cuenta con una aprobación en Estados Unidos]?”
Vale recordar que Bioceres, más allá de las aprobaciones, está trabajando en un esquema de circuito cerrado donde no se comercializa la producción obtenida. Hay molinos que trabajan para ella, pero en el mercado no hay un sistema abierto donde se mezcle desde la industria el cereal convencional con el transgénico. En rigor, hay molinos que les piden a los productores que en la compra del cereal les indiquen que no es transgénico.
Ante una consulta de este medio, fuentes del mercado semillero señalaron que un municipio no tiene potestad para prohibir una semilla autorizada a nivel nacional. Esto más allá de que hay comunas que introdujeron en cambio restricciones para el uso de herbicidas.
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