Según un informe de la Fundación Agropecuaria para el Desarrollo de Argentina (FADA), a nivel general 74,6 pesos de cada $100 generados por una hectárea agrícola se van a los tributos
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De cada $100 que genera una hectárea agrícola, $74,6 se los queda el Estado en impuestos en sus distintos niveles. Se trata de 13 puntos más que un año atrás. El dato fue reflejado por la Fundación Agropecuaria para el Desarrollo de Argentina (FADA), que además reveló que en campos alquilados los tributos se llevan más del 100% de la renta.
Entre los principales motivos del alza del índice que encontró la fundación está la sequía y los menores precios internacionales. “Este efecto se da en un año donde la producción en campo alquilado ha generado pérdidas en gran parte de las regiones productivas”, advirtió David Miazzo, economista jefe de FADA. En detalle, “mientras que el promedio ponderado de cultivos a nivel nacional es de 74,6%; la participación del Estado en soja es del 83,5%, en el maíz el 69,7%, en el trigo el 57,9% y en el girasol del 63,7%”.
Según la entidad, el tipo de estructura tributaria argentina, ante una problemática como “la sequía, en lugar de reducir el peso de los impuestos, lo aumenta”.
“Esto es consecuencia de que el impuesto con mayor participación es el derecho de exportación que, al actuar sobre el precio bruto, no reconoce caídas en la rentabilidad. Así, a medida que empeora la sequía, aumenta la participación de los impuestos sobre la renta”, analizó Fiorella Savarino, investigadora de FADA.
Otro elemento clave para entender la situación es el atraso cambiario. Si se compara con junio de 2022, “el incremento nominal del tipo de cambio oficial fue del 110%, pasando de $120,16 por dólar a $252,99; en términos de tipo de cambio real, descontando los efectos de la inflación, en este periodo cayó un 1,7%”.
“Medido a precios de junio de 2023, el tipo de cambio de junio de 2022 era el equivalente actual de $257, el de junio de 2021 era el equivalente actual de $326″, detallaron.
En este contexto, Nicolle Pisani Claro, economista de FADA, explicó que “esto significa que el tipo de cambio se ha atrasado respecto a la inflación, incrementando los costos de producción al medirlos en dólares, un escenario malo para cualquier actividad exportadora”.
Otra cuestión de importancia es el efecto del cepo importador que encarece el precio interno de los productos importados: “El cepo tiene impacto directo sobre insumos claves para labores y fletes como neumáticos, repuestos y el precio de los camiones y maquinarias. Es de esperar que en 2023 el cepo importador se profundice, ante el menor ingreso de divisas a causa de la sequía”.
Costos de insumos y fletes
Para Miazzo, la baja de costos en dólares de gran parte de los fitosanitarios y fertilizantes y el atraso en las tarifas de fletes y labores respecto a la inflación amortiguaron en parte el impacto de la presión tributaria.
“Por un lado, los costos de insumos, medido en dólares, han comenzado a mostrar descensos importantes luego de las subas de 2021 y 2022. La urea presentó una baja interanual del 30%, aunque mostró una suba trimestral del 7,5%. El fosfato diamónico (PDA) tuvo un descenso interanual del 37%, aunque mostró una suba trimestral del 9,4%.
En cambio, los principales fitosanitarios han mostrado bajas. Estas bajas de los insumos ayudan a descomprimir los costos y, por lo tanto, el incremento del índice de participación del Estado en la renta agrícola. Por otro lado, el segundo factor fue el atraso de las tarifas de fletes y labores respecto a la inflación, motorizado por la baja producción debido a la sequía que tiene como consecuencia una baja demanda y, por ende, una baja en el precio de estos servicios”, completó Miazzo.
En cuanto a los impuestos nacionales no coparticipables, estos representan tres de cada cuatro pesos del total de impuestos que afronta una hectárea agrícola en la Argentina. “Es dinero que se produce a lo largo y ancho de la Argentina y queda en manos de Nación”, dijeron. La composición central de estos impuestos son los derechos de exportación a los que se le suma el impuesto a los créditos y débitos bancarios.
En tanto, los impuestos nacionales coparticipables representan el 18,5% de los impuestos medidos. Aquí tenemos principalmente el impuesto a las ganancias (neto del impuesto a los créditos y débitos) y los saldos técnicos de IVA. Con los quebrantos generalizados que genera la sequía, se acumularán saldos millonarios de saldos técnicos de IVA. “En los modelos desarrollados por FADA para este informe, en el promedio nacional, los cuatro cultivos medidos generan saldos técnicos”, comentó Pisani Claro.
Situación en las provincias
Mientras el índice FADA nacional es de 74,6%, Córdoba registra un 78,5%, Buenos Aires 69,1%, Santa Fe 67,9%, La Pampa 74,8%, Entre Ríos 79,4% y San Luis 77,7%. Resalta que, en el caso de soja, 5 de las 6 provincias tienen un índice superior a 80%.
En todas las provincias analizadas se paga impuesto inmobiliario rural e impuesto a los sellos para la compraventa de granos. En Buenos Aires, Entre Ríos, La Pampa y San Luis se pagan Ingresos Brutos. La alícuota es del 1% en los casos de Buenos Aires y San Luis; el 0,75% en Entre Ríos y; el 0,5% en La Pampa. En Córdoba y Santa Fe la actividad está exenta.
“Cabe aclarar que el pacto fiscal entre Nación y Provincias contenía el compromiso de las provincias de llevar ingresos brutos gradualmente al 0%, pero esta baja fue suspendida con la suspensión del Pacto Fiscal”, advirtieron.
Buenos Aires y Santa Fe tienen tasas municipales, mientras que La Pampa tiene las guías cerealeras. Córdoba, San Luis y Entre Ríos no tienen imposiciones a nivel local. San Luis y La Pampa tienen impuestos al estilo de aduanas internas.
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