En su informe de precampaña 2022/2023 la Bolsa de Cereales de Buenos Aires proyectó la intención de siembra en 7,5 millones de hectáreas, frente a los 7,7 millones del ciclo precedente
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Mientras la cosecha 2021/2022 da sus últimos pasos, la Bolsa de Cereales de Buenos Aires (BCBA) difundió hoy su informe de precampaña de maíz 2022/2023 y proyectó la intención de siembra en “7,5 millones de hectáreas, un dato que implicaría un incremento del 7% frente al promedio de los últimos cinco años, pero que resultaría un 2,6% menor que los 7,7 millones de hectáreas cubiertos en el ciclo actual”, dato este último al que los técnicos de la entidad llegaron tras “realizar clasificaciones supervisadas de toda el área agrícola argentina”. Cabe recordar que hasta el jueves pasado la entidad calculaba el área sembrada con el cereal en 7,3 millones de hectáreas.
Hoy, también, y en función de la revisión alcista de la superficie sembrada en la campaña actual y de un rinde promedio nacional de 69 quintales por hectárea, la entidad elevó de 49 a 52 millones de toneladas su cálculo sobre el volumen de la producción de maíz 2021/2022, una cifra que resulta un 5,5% inferior a los 55 millones de toneladas de ciclo 2020/2021, que tuvo un área cubierta de 7,1 millones de hectáreas y un rendimiento medio de 79 quintales por hectárea.
“El escenario general muestra una tendencia negativa, aunque heterogénea en términos de superficie a implantar, vinculada a: la variabilidad de los rindes recolectados durante el ciclo previo; un nivel de reservas muy ajustadas en el inicio de la ventana de siembra temprana del cereal; una relación insumo/producto más desfavorable en relación con campañas pasadas, y un aumento importante de los costos que disminuye los retornos en un ambiente de alta incertidumbre y que aumenta la competencia directa de cultivos con menores requerimientos de inversión, como la soja de primera, especialmente en el centro del área agrícola”, indicó la Bolsa.
Con una ventana de siembra extensa, que inicia en el presente mes y culmina los primeros días de febrero en el norte del país, en su trabajo la entidad reiteró que el escenario es negativo para el cereal de verano a nivel nacional, pero que, al mismo tiempo, resulta muy heterogéneo cuando se analiza a nivel regional. “En el centro del área agrícola se menciona la competencia por costos con el cultivo de soja y las reservas ajustadas de humedad como los principales motivos para disminuir el área destinada al cereal. En cambio, hacia el norte del país, los rindes registrados durante el ciclo 2021/2022 y la necesidad de mantener rotaciones equilibradas sostienen la intención de siembra. En el sur del área agrícola, la superficie que no pudo ser sembrada con cultivos de fina podría tener como destino la siembra de girasol o de maíz, relegando a la soja como tercera opción. La evolución del área destinada a maíz y la relación temprano/tardío estará supeditada principalmente a la evolución de las lluvias durante los próximos meses”, dijo la BCBA.
Bajo nivel de humedad
En materia climática, en el reporte de precampaña de maíz 2022/2023 la entidad señaló que por segundo otoño consecutivo las lluvias registradas en gran parte del área agrícola se mantuvieron por debajo de los promedios históricos, provocando una disminución de la humedad en los perfiles. “Estas condiciones favorecieron la cosecha de la campaña 2021/2022, pero dejan el inicio del ciclo 2022/2023 con niveles de humedad en el suelo alejados de los valores óptimos para la siembra del cereal. A pesar de esto, las últimas semanas se relevaron lluvias en el este del país que marcan un alivio temporal en el escenario, aunque son necesarios nuevos eventos para asegurar los planes de siembra tempranos. En el este del área agrícola nacional ya se comenzaron a relevar las primeras incorporaciones de lotes tempranos. Hoy los niveles de humedad en los perfiles muestran una heterogeneidad mayor en comparación con la campaña previa en gran parte de la región. Particularmente en el centro de Santa Fe y en el norte de Buenos Aires los niveles de humedad en los perfiles se encuentran muy ajustados, por lo que son necesarias lluvias importantes durante las próximas semanas para cambiar la situación”, indicó.
Según el pronóstico de precipitaciones manejado por la Bolsa, durante el trimestre septiembre/octubre/noviembre las precipitaciones retornaran al este y a parte del oeste del área agrícola nacional. Esas lluvias mejorarían las reservas hídricas para la incorporación de lotes tempranos en Santa Fe, Buenos Aires y en Entre Ríos, además, apuntalarían los primeros estadios fenológicos del cereal. En el caso del oeste del área agrícola, las lluvias mejoran las condiciones para realizar los barbechos. “Por otro lado, para el trimestre diciembre/enero/febrero el pronóstico estacional señala que las lluvias retornaran a toda el área agrícola nacional. De darse este escenario, las reservas hídricas mantendrán buenos niveles en los momentos donde parte del cereal estaría transitando su período crítico. Hacia el norte del país se registrarían los mayores volúmenes acumulados de precipitaciones, apuntalando de esta manera las siembras de verano del cereal y las primeras etapas vegetativas”, auguró la entidad.
Escenario de precios
En materia de precios, mientras Ucrania reactiva paulatinamente sus exportaciones tras el acuerdo firmado en Estambul, la Bolsa destacó que el precio del maíz en Chicago sufrió una caída significativa del 30% en los últimos meses, aunque dicho descenso no fue suficiente para devolver los valores a las cifras percibidas en campañas anteriores. “En particular, la cotización del maíz en la primera posición de Chicago se ubicaría en US$238 por tonelada, frente a los US$158 del promedio de los últimos 6 años, es decir, un 50% por encima. Además, desde finales de julio los precios vienen acarreando una leve recuperación como consecuencia de un escenario climático adverso y de una menor producción señalada en los últimos datos reportados por el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA, por sus siglas en inglés). En su último informe de oferta y demanda, el organismo proyectó una caída del 3% en la producción mundial de maíz en comparación a la campaña anterior”, precisó.
En el marco local, la BCBA indicó que las tendencias fueron similares, aunque menos pronunciadas que lo reflejado en los mercados internacionales. Particularmente, el precio a cosecha del maíz presentó una caída del 13% respecto de los máximos de mayo, descenso compensado por una recuperación iniciada en la última semana de julio. “Pese a la caída, los precios del maíz siguen ubicándose por encima de los valores observados en campañas anteriores. El último precio a cosecha del maíz para abril de 2023 se encuentra 14% por encima al precio del mismo momento del año previo, mientras que, si lo comparamos contra el rango de los últimos 5 años, se ubicaría un 39% por arriba. Sin embargo, si consideramos los precios relativos frente a otros cultivos, el maíz viene perdiendo terreno frente a la soja. La actual relación soja/maíz se ubica 13% por encima desde los mínimos de mayo, reflejando una mejor performance en los precios de la oleaginosa durante los últimos meses”, informó.
La mayor inversión necesaria para los planteos de maíz es un punto relevante a evaluar en un contexto de costos de producción en valores históricamente elevados. En ese sentido, el trabajo de la Bolsa señaló que la relación insumo-producto para el maíz viene deteriorándose en relación con las campañas previas, reflejando un menor poder de compra por parte del productor. Esto es consecuencia no solo de las recientes caídas en los precios del maíz, sino también de los elevados costos de los insumos. “El precio de la urea en relación con agosto de 2021 se encuentra 53% por encima pese a la caída del 30% que promedió desde abril de este año. Una tendencia similar se encuentra para el fosfato, que se ubica 57% por encima a las cifras vigentes un año atrás. En consecuencia, las relaciones insumo-producto se deterioraron para el maíz y para el resto de los cultivos, puesto que se necesitaría un 34% y 40% más de grano para comprar la misma cantidad de fertilizantes y de combustibles respecto de la campaña 2021/2022″, remarcó.
Por último, atento a la coyuntura doméstica, la BCBA dijo que no hay que dejar afuera de la consideración dos elementos fundamentales relacionados con el riesgo de profundización de las restricciones a las importaciones tras la escasez de dólares, que podrían impactar en modo negativo en la oferta local disponible de factores necesarios para la producción, elevando aún más los costos para los productores y afectando los rendimientos, y, en segundo lugar, el desarrollo de políticas monetarias más restrictivas, como los recientes aumentos de tasas de interés, que contraen las inversiones en todas las actividades económicas, ya que encarecen los créditos. A esto hay que sumarle el riesgo de cambio en las políticas agropecuarias y mayores restricciones a las exportaciones.
“En resumen, los aumentos en el precio de los insumos y el deterioro de la relación insumo/producto, en un contexto de elevada incertidumbre local e internacional, afectan la decisión de siembra de maíz para el nuevo ciclo productivo, haciendo más competitivas otras opciones de cultivo que requieren menor capital inicial”, señaló la Bolsa.
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