Con buenos valores para el cereal, aunque con costos en alza, ya definen la tecnología que aplicarán en un contexto marcado por diversos desafíos
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MAR DEL PLATA-. Pasado el mediodía, el último viernes el productor Pablo Goñi disfrutaba de las últimas charlas del Congreso A Todo Trigo 2022. Después de dos ciclos sin presencialidad, este año se volvió a convocar y en el Hotel Sheraton de esta ciudad fueron cerca de 2000 los asistentes al evento.
Llegó el miércoles por la tarde desde Benito Juárez, al sur bonaerense, una zona mixta donde se siembra trigo y cebada, para intercambiar ideas y empaparse de la nuevas tecnologías para el sector.
“Venimos de un año bueno, después de varios de sequía pudimos pegar dos cosechas: una fina bastante interesante y estamos culminando ya la soja de primera y también el girasol óptimo y estamos en los comienzos de la cosecha de la soja de segunda. Y con perfiles bien cargados, estamos viendo acá en A Todo Trigo para ver cómo sigue todo”, contó a LA NACION Goñi, que también es presidente de la Asociación de Productores de Benito Juárez.
Hoy los precios internacionales de los granos, que son muy buenos, chocan contra los valores incrementados de los insumos, como fertilizantes y agroquímicos, que genera “un escenario de gran incertidumbre”.
“El productor siempre se bajonea pero no deja de sembrar. Se va a organizar y va a seguir sembrando. A pesar de tener una brecha cambiaria, una terrible presión impositiva, que no tenemos financiamiento, de mercados intervenidos por el Gobierno y, donde la relación insumo-producto no es la mejor, hay ánimo para hacerlo”, remarcó.
En este contexto, Goñi dijo que se va a sembrar más cebada, por muchos factores como ser el precio a futuro, por el rinde y, sobre todo, que se retira antes del lote para dejar libre para la soja: “En la zona va a ser más grande el área de cebada que de trigo”.
La visión de las empresas
Para Agustín Sosa, jefe comercial de semillas de la Asociación de Cooperativas Argentinas (ACA), los productores están con alguna incertidumbre básicamente por dos cuestiones: por un lado, la relación insumo-producto (por el costo de los fertilizantes) y, por el otro, el clima.
“Vemos esa incertidumbre; va a ir variando y el punto de inflexión va a ser el uso de tecnología. Es muy posible que los productores bajen sobre todo fertilizantes que es lo que más incide. Hay muchos productores que se están asegurando la disponibilidad porque ven que puede haber complicaciones en la importación más adelante. Por ahora venimos bien pero no sabemos si se puede complicar”, detalló.
En cuanto al clima, dijo que se está saliendo de un año La Niña y que, si bien hay agua en el perfil del suelo, no así en la parte superficial, “por lo que muchos van a esperar las lluvias que se deberían dar en los próximos días para definir si salen a sembrar o no”.
Por otra parte, indicó que también preocupa, aunque es de siempre, las medidas políticas que pueden surgir de un momento a otro: “Si bien el Gobierno dice que no va a tocar las retenciones, siempre está la amenaza latente que lleva preocupación al sector”.
La visión de Margarita González, gerenta de Farming Solutions para Yara Argentina, que coincidió con la de su colega Sosa, es de mucha incertidumbre aunque rescató el ánimo positivo de los productores, sobre todo en las últimas semanas, donde se acomodaron un poco los precios internacionales de los fertilizantes.
“Esto de alguna manera comienza a cambiar y, de un horizonte pesimista en cuanto a área y a tecnología, estamos en el mes donde se define todo y aparentemente va a ser una buena campaña. La decisión que tomás hoy tiene un impacto tremendo en el margen que se va a producir y efectivizar de acá a seis meses”, explicó.
Por último, Jorge Bassi, gerente de marketing de Bunge, hizo su análisis y señaló que el productor tiene el desafío de captar la oportunidad de los valores de las commodities pero que “es un juego complejo de muy altas inversiones por hectárea y donde la contraparte es el riesgo”.
“Es una oportunidad inmensa para los productores, con los precios del trigo pero también es un juego difícil y desafiante en el que se ha incrementado mucho el costo por hectárea y el nivel de las inversiones. El productor ve un buen precio pero realmente no sabe qué puede captar de ese precio. Tiene que ir vendiendo parte de su cosecha de diciembre para ir captando parte de ese valor pero es verdad que no sabe bien cuál va a ser el valor total de la cosecha. Y en el medio, están los insumos que se han encarecido, especialmente los fertilizantes”, señaló.
Para Bassi, la pregunta es qué dosis usará el productor con estos precios de los fertilizantes.
En este contexto, el punto es si se buscará “seguir en una zona rentable”, aunque por la situación actual quizá “dejando algo de rendimiento”.
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