El gigante asiático se destaca como el gran importador global de granos forrajeros en el mundo pospandemia
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El mundo de la pospandemia nos enfrenta a tres importantes novedades a nivel de la demanda de productos agrícolas: China irrumpiendo como un gran comprador de granos forrajeros; China importando volúmenes récord de carne, y la industria de diésel renovable en Norteamérica impulsando las operaciones de aceites vegetales.
Del lado de la oferta, si bien el mundo no ha experimentado ninguna crisis extraordinaria desde julio de 2020 hasta ahora, la sumatoria de distintos problemas en los principales países productores ha acumulado pérdidas de magnitud. En el caso específico del maíz, las mermas de cosecha en China, Estados Unidos y Sudamérica, comparando las estimaciones iniciales con las finales, suman aproximadamente 50 millones de toneladas. En otras palabras, se ha perdido el equivalente a una cosecha argentina.
El impacto combinado de esta menor producción y la mayor demanda de China ha empujado los stocks finales a niveles críticos, que exigen un rebote de la producción lo antes posible. A los actuales niveles de precios, la respuesta de los productores no se hará esperar, pero el clima de los próximos meses es una variable que adquiere una importancia extraordinaria para determinar el volumen de las nuevas cosechas.
China viene recuperando su población de cerdos, a pesar de que aún subsisten algunos focos de peste porcina africana en el norte del país y de que todavía restan 2 o 3 años para volver a sus niveles de 2018. Esto se traduce en una sostenida demanda de forrajes, que alcanzó 250 millones de toneladas en 2020. De esto se deriva una demanda de importación de unos 100 millones de toneladas de porotos de soja, 30 millones de maíz y 10 millones entre cebada forrajera y sorgo. Adicionalmente, China lleva 10 millones de toneladas de trigo y otros 10 millones entre distintos tipos de carne.
En 2019 (año que utilizamos como referencia para evitar las distorsiones causadas por los vaivenes de la pandemia), la Argentina fue el séptimo exportador de alimentos a China, por un valor de 6500 millones de dólares, algo menos del 5% del total de las importaciones agrícolas del país asiático. Y esa cifra representó solo el 10% del total de las exportaciones de nuestro país.
En el mismo año, China importó alimentos por un total de 145.000 millones de dólares. Y, quizás para sorpresa de algunos, considerando que también es un gran productor agropecuario, exportó al mundo 65.000 millones de dólares.
Los principales proveedores del mercado chino que están por delante del monto de ventas de la Argentina son Brasil, Estados Unidos, Australia, Nueva Zelanda, Canadá y Tailandia. Si sumamos los diferentes países que componen la Unión Europea, esta avanzaría al segundo lugar, y desplazaría a la Argentina a la octava posición.
Dos productos ausentes
Escuchamos hablar mucho de la importancia del mercado chino para nuestro país, cosa que es cierta para algunos productos puntuales como la carne vacuna (que se destina en un 75% al país asiático) y el aceite de soja. Pero China no participa en la compra de los dos principales productos que exporta la Argentina: harina de soja y maíz.
China no nos compra harina de soja porque apoya a su industria de molienda local. Aparte, con argumentos fitosanitarios, nos deja afuera de sus importaciones de maíz, donde seguramente privilegia el abastecimiento desde Estados Unidos para compensar que, en materia de porotos de soja, Brasil se ha convertido en su socio principal.
Dado que el comercio mundial de maíz se proyecta en 180 millones de toneladas, de las cuales la Argentina exportará 36 millones (20% del total) y China importará unos 30 millones (17%), sería razonable esperar que China nos compre unos 5 a 6 millones este año. Si bien se está discutiendo un futuro programa de mayores importaciones de carne de cerdo (que agregaran valor a aproximadamente 1 millón de toneladas de maíz y 300.000 toneladas de harina de soja), hay espacio para mucho más y también para comenzar más rápido.
Esperemos entonces que nuestros negociadores logren que China comience a comprar nuestros principales productos cuanto antes. Brasil, con una población casi 5 veces mayor a la de la Argentina, exporta a China 5 veces más en materia de alimentos. Tenemos todo el potencial para crecer ya mismo.
Profesor de Mercados de Commodities en la Universidad Torcuato Di Tella
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