El fenómeno se registró porque no se llegaron a los promedios habituales; hay zonas con pérdidas totales en soja y las menores precipitaciones en más de 100 años para el ciclo agrícola
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Por el fenómeno La Niña, que se viene registrando por tercera campaña agrícola consecutiva con lluvias por debajo de lo normal, en los últimos tres años faltó el equivalente a un año de lluvias. El dato se conoce en un momento donde la última semana se informaron nuevos recortes en las producciones de soja y de maíz y, además, se descuenta que la continuidad de la ola de calor provocó otro derrumbe en la producción esperada de esos cultivos. En la zona núcleo del norte bonaerense hay lugares donde los registros de milímetros acumulados para el ciclo agrícola son los peores en 100 años.
La semana pasada, la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) bajó desde 34,5 millones de toneladas a 27 millones de toneladas su previsión de cosecha de soja. Sería, observando las estadísticas oficiales, la peor campaña desde 2000. Esa entidad redujo, además, de 42,50 a 35 millones de toneladas su cálculo sobre la producción de maíz. En tanto, la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, que prevé una pérdida de exportaciones por encima de los US$18.000 millones entre trigo, maíz y soja, podó la cosecha de la oleaginosa a 29 millones de toneladas, por debajo de los 43,3 millones de toneladas del año pasado.
“En los últimos tres años se perdió todo un año de lluvias”, dijo Leonardo De Benedictis, meteorólogo de AZ-Group y Canal Rural. El experto dio este ejemplo: “Si vos tenés un promedio de 700 milímetros por año, en tres años tendrías que haber sumado 2100, pero terminaste sumando 1400. Es decir, de los tres años perdiste uno entero de lluvias en un promedio”.
Según el especialista, este dato da idea de la magnitud de lo que ha sido esta sequía, que remarcó: “Llovió dos tercios de lo que tendría que haber sido en la sumatoria de estos últimos tres [años]”.
En rigor, productores y técnicos vienen alertando sobre un fuerte déficit de precipitaciones. Miguel García Fuentes, productor con campo en Monte Buey y que alquila en Canals, en el sudeste de Córdoba, indicó: “En mi caso particular el déficit de los tres años calendario en Monte Buey es de 760 mm y en Canals es de 390 mm”. El productor aclaró: “Es solo mi caso porque como son convectivas en el mismo lugar, puede faltar el doble o sumar cero y no faltar nada”.
Gustavo Ferraris, del INTA Pergamino, comentó en la red Twitter un dato impactante para la región, considerando las lluvias acumuladas de mayo a marzo para el período 2006/07.2022/23. Dijo: “Desde entonces, varias campañas llueve debajo de la media. Desde 2017, 5 de 6 campañas. Las más secas, 2020/21 y 2022/23. En esta última, sólo 262,5 mm desde mayo de 2022″. Agregó que preocupa la tendencia.
Luego añadió: “Un gran problema es que desde 2017/18 tenemos pocas lluvias en febrero. Eso es difícil de pronosticar, desarma la estrategia de retrasar la siembra y te deja sin posibilidades de compensación. La Niña clásica era una sequía de primavera, que cambiaba a partir de enero”.
Ferraris contabilizó cuándo en la región campañas agrícolas registraron lluvias menores a 600 mm. No se da una situación igual en más de un siglo. “De 1910/11 a la fecha, contamos 8. Dos fueron recientes, y la más grave, la actual”, expresó. El promedio desde esa fecha histórica da 882 mm, con lo cual lo que se lleva hasta ahora es histórico: “Lejos la peor campaña desde 1910″.
Detalló otros ciclos complicados: 2017/18: 701 mm; 2011/12: 752 mm; 2007/08: 631 mm; 1999/2000: 613 mm; 1996: 610 mm; 1988/89: 634 mm. En tanto, para ese período en 1910/11 llovió 472 mm y en 1916/17 404 mm.
Julio Lieutier, asesor CREA en el norte bonaerense, brindó otros datos que grafican el desastre productivo, tomando las lluvias en el ciclo agrícola, de mayo de un año a abril del siguiente. A modo de ejemplo, en Chivilcoy se registraron 1063 mm en el ciclo 2019/2020, luego 612 mm en 2020/21, 833 mm en 2021/22 y, finalmente, 259 mm en 2022/2023. Allí faltan unos 741 mm, por ejemplo, contra un promedio de 1024 que se viene midiendo en Junín.
En tanto, para Rojas esta fue la secuencia de milímetros: 1220 mm en 2019/2020, 438 en 2020/2021, 526 mm en 2021/2022 y solo 245 mm en 2022/2023. Ahí faltan 755 contra el promedio de Junín.
Desastre
“Es un desastre todo”, le dijo a este medio Juan Pablo Ioele, técnico del INTA Marcos Juárez mientras recorría lotes en la zona de Monte Buey, Córdoba. Contó que allí hay sojas de segunda [sembradas después del trigo] con pérdidas del 100% mientras se registran caídas de 40 al 80% en cultivos de primera siembra [octubre].
“Un año en el lejano oeste. En 15 días podemos perforar el piso de 400 mm en los últimos 12 meses. Esa cifra se corresponde con el valor promedio de lluvias en el límite de San Luis y Mendoza, 700 km al oeste”, graficó desde la cuenta @Meteo_Salto el ingeniero agrónomo Sergio Grosso, que suele brindar información sobre la zona de Salto, Buenos Aires.
Pese a las enormes pérdidas para los productores, el Estado igual cobrará por retenciones. Grosso lo detalló así para su región: “La producción agrícola bruta del partido de Salto en un año promedio es de 70.000 millones de pesos, de los cuales 15.000 millones se apropia el gobierno en concepto de retenciones. Este año la producción estimada no llega a 17.000 millones; sin ponerse colorado el gobierno viene por su tajada de 4600 millones”.
En este contexto, De Benedictis trazó el siguiente pronóstico: “Durante los próximos 7 días se prevé el pasaje de un sistema frontal que provocará condiciones de tiempo inestable, con el desarrollo de lluvias y tormentas de variada intensidad, que pondrá fin a las extremadamente elevadas temperaturas que se presentan desde el final de febrero”.
Agregó: “Estas precipitaciones no serán demasiado abundantes al observarlas de manera generalizada pero sí de manera puntual, ya que en sectores acotados se podrían dar algunos eventos importantes. Además se espera que rote el viento al sector sur a partir de mitad de la semana y esto provocará un progresivo descenso de los registros térmicos”.
Pese al regreso de las lluvias, las pérdidas en los cultivos ya son irreversibles, agravadas por la ola de calor. García Fuentes lo resumió de esta manera: “Este fin de semana se llevó unos cuantos millones [de toneladas] más de maíz y algo extra de soja”.
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